Sydney
Me desperté a mitad de la noche y desde ese momento mi cerebro comenzó a hacer todo lo que pudo para evitar que pudiera seguir durmiendo. Gracias a mi conversación con Wyatt sobre la universidad, me llenaron todas esas imágenes de lo que podría ser mi primer día de clases. También pensé en la ayuda que Wyatt me estaba ofreciendo, sobre pagar la mitad de mis estudios. Quisiera poder aceptar ciegamente la ayuda económica de cualquier persona sin pensar que va a terminar como con mis tíos, sobre todo di viene de Wyatt, pero aquello me suponía un esfuerzo que nadie a mi alrededor podría entender.
Mientras miraba hacia el techo, pensé que hace un año atrás no me habría imaginado jamás que estaría acostada en la misma cama de un hombre como Wyatt, que estaría tan enamorada de él, que me quedaría en su casa todas las noches, que interrumpiríamos la preparación de nuestra cena por un arrebato de lujuria que no seríamos capaces de controlar, ni, aunque quisiéramos.
Me giré hacia Wyatt, que estaba dormido a mi lado. Por lo general, su cabello permanecía correctamente peinado ya que usaba gel, pero ahora estaba desordenado, lo que causaba un efecto diferente en él, parecía más joven, despreocupado, durmiendo tan profundamente como adolescente. Lo observé durante lo que me pareció una eternidad, hasta que de repente comenzó a moverse también, creí que se había despertado, pero no abrió los ojos en ningún momento cuando gruñó en voz alta y mencionó a Rachel, retorciéndose y haciendo muecas de dolor en su rostro.
Por un instante permanecí en shock, no sabía que hacer mientras Wyatt seguía retorciéndose sobre la cama. Entonces gimió mi nombre y sus manos se movieron sobre la cama, como si estuviera buscando algo o alguien. Me acerqué rápidamente y cuando su mano se encontró con mi cintura, Wyatt se giró por completo hacia mí y me jaló hacia él para envolverme entre sus brazos de forma protectora. Tan cerca de su pecho, podía escuchar los latidos acelerados de su corazón, así que, decidiendo salir de mi retardo mental, le di un beso en el pecho y lo abracé también.
Me pregunté desde hace cuando estaría padeciendo de pesadillas, y de qué se tratarían si mencionaba primero a Rachel y después a mí. Por lo que me pregunté si en realidad, Wyatt sí estuvo enamorado de la madre de Peyton y no quería aceptarlo, o le dolía demasiado su muerte como para decirlo en voz alta. Por lo general los hombres hacían eso, se guardaban los sentimientos para sí mismo, ahogándose en ellos.
Abracé a Wyatt durante el resto de la noche, ya que no dejó de murmurar y moverse inquietamente, pero en ningún momento me soltó, así que yo tampoco me aparté de él.
Desperté por el sonido de la ducha, supuse que era Wyatt ya que no estaba en la cama; levanté mi cabeza y revisé la hora en el reloj digital que estaba sobre la mesita de noche del lado de la cama que dormía él. Tomé la camisa de Wyatt que usé la noche anterior y me la puse. Entonces entré al baño y comencé a cepillarme los dientes, justo cuando Wyatt salió de la ducha.
—Buenos días.
Lo miré con una sutil inquisición a través del espejo que estaba sobre el lavamanos. Solo tenía una toalla azul marino cubriéndole de la cintura para abajo, y su cabello mojado cayendo en puntas hacia abajo mientras goteaba agua. Su sonrisa y mirada acaramelada eran un contraste enorme del Wyatt asustado de la noche anterior, me pregunté si recordaba lo que soñó.
—Buenos días—contesté cuando terminé de cepillarme, sonriéndole—. ¿Dormiste bien?
Lo seguí mirando cuando se acercó y me rodeó desde atrás con sus brazos, un par de gotas cálidas cayeron de su cabello sobre mi hombro cuando me besó en la sien.
—Estoy de maravilla desde que te quedas aquí.
Me sonrió a través del espejo y yo volví a corresponderle. Sabía que, aunque estuviera consiente de lo que sucedió anoche, no me lo diría. Wyatt ocultaba tan esmeradamente lo que había en su cabeza con respecto a su pasado que no me sorprendería que haya aprendido a actuar como si nada pasara dentro y fuera de sí mismo.
Quería preguntarle directamente, pero la última vez habíamos discutido por ello.
—Esta noche me quedaré con Emma—le avisé—. Así que esta noche no será tan maravillosa, supongo.
Sonreí divertidamente cuando él se rió, e hice a un lado el tema de sus pesadillas.
—Ciertamente no. Estar sin ti una noche no será fácil.
—Será más de una noche—aclaré, volviéndome hacia él—. Tengo que hacer algunas cosas.
Enarcó una ceja.
—¿De noche?
Pestañeé coquetamente.
—Puede ser. Además, recuerda que debo tratar el tema de la hija de Carly. Y tú debes hablar con Viola para el almuerzo del sábado. Arreglar las cosas con Taylor, ¿recuerdas? Ah, pero en la mañana de ese día iremos de compras navideñas como parte del regalo de Peyton.
Wyatt asintió y resopló ligeramente.
—Lo recuerdo. Pareces mi esposa dándome órdenes. ¿Por qué seguimos así? Debería pedirte matrimonio de una vez.
Me reí, levantando mis manos para colocarlas sobre su pecho.
—No te estoy dando órdenes, solo estoy usando mis dones ocultos de secretaria para recordarte lo que hay en nuestra agenda.
Me tomó de la cintura y me alzó para sentarme sobre el mesón del lavamanos.
—Si es así entonces deberías estudiar doble carrera—me dedicó una sonrisa codiciosa que hizo juego con sus entretenidos ojos color miel—. Si esta es la última vez que te veré hasta el sábado, debo aprovecharlo.
—Tengo que darme una ducha, y no hemos desayunado, por lo que quizá llegues tarde al trabajo.
Wyatt hizo caso o miso a lo que dije, y me besó suavemente en los labios. Me levantó la camisa hasta la mitad del estómago, pero lo detuve y lo miré severamente.
—Wyatt. Por favor.
Se echó para atrás y levantó las manos.
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Editado: 02.07.2022