Sydney
Durante el camino en ascensor, Wyatt y yo habíamos tenido una pequeña conversación tensa sobre Lucas, no quería dejarme sola si él estaba cerca. No podía discutirle eso, yo tampoco estaba de acuerdo con que Lucas se quedara, no porque creyera que representa una figura peligrosa, pero ser un manipulador con su hija y un vago lo volvía un tipo de hombre inestable. Aun así, Carly lo permitía por su hija y debía respetar esa decisión por más inquieta que me hiciera sentir últimamente.
Sin embargo, logré convencer a Wyatt de que continuara hasta su piso, que yo iría de inmediato.
No evité fruncir el ceño con desagrado cuando fue Lucas quien abrió la puerta del apartamento de Carly.
—Qué sorpresa—saludó con su típica sonrisa burlona mientras me miraba—. Bueno, no es tanta la sorpresa, ya sabía que vendrías.
Ignoré lo que dijo y saqué la bolsa con la medicina para Carly.
—Le traje estas pastillas a Carly.
Me dispuse a entrar, pero Lucas se interpuso.
—Carly no quiere recibir visitas esta noche, cariño. Se siente muy mal. Le he dicho que controle un poco más el alcohol, pero el hecho de que su madre llega mañana a la ciudad parece tenerla tensa.
Fruncí el ceño.
—Carly nunca ha tenido problemas con el alcohol.
Lucas se encogió de hombros.
—Siempre hay una primera vez—dijo, extendiendo su mano en mi dirección.
Aunque Lucas parecía estar normal, tuve la leve sensación de que algo no estaba bien, algo me decía que alguna cosa ocultaba, pero no podía hacer nada, no quería comenzar una pelea tan tarde en la noche, podría meter en problemas a Carly y a Wyatt siendo que yo no vivía ahí.
Así que finalmente dejé la bolsa con las pastillas en su mano casi a regañadientes.
—Buenas noches, Sydney—se despidió Lucas, antes de cerrar la puerta.
Cerré mis puños con fuerza en ese momento, sintiéndome impotente y con todo el deseo de sacar la llave que Carly me dio para entrar y asegurarme de que mi amiga estaba bien, pero temía cometer un error e incomodar a Carly. Así que tomé el ascensor para ir al piso de Wyatt rápidamente, antes de cometer una imprudencia.
Wyatt estaba en la sala con su teléfono para cuando llegué. Se levantó y caminó hacia mí.
—Sydney—la suave voz de Wyatt llamarme me relajó un poco—. ¿Qué sucedió? ¿Te hizo algo?
—No, no me hizo nada, pero no me dejó entrar a verla.
—Sé que estás preocupada por Carly, pero es una mujer adulta, y es de las más duras que he conocido.
Miré a Wyatt en desacuerdo.
—Tú has visto a Lucas antes, ¿no te causa una sensación extraña?
—Ver a ese hombre me causa repulsión. Pero, sobre todo, un fuerte impulso por mantenerte lejos de él—aclaró, mirándome seriamente—. Por ahora, evita entrar ahí si ese hombre está ahí y si Carly no es consiente de sí misma o no se encuentra.
Asentí a regañadientes nuevamente mientras me devanaba los sesos en busca de una excusa por la que Lucas no me dejó pasar, una excusa que no me hiciera sentir más preocupada. Sin embargo, no le mencioné nada a Wyatt, así que, para dejar de pensar en Lucas, me pregunté si Allison cumpliría con llamar a Wyatt antes de navidad. De pronto, cuando recordé lo que me dijo sobre su novio misterioso, me pregunté qué tipo de hombre sería para que Wyatt no estuviera de acuerdo.
Wyatt resopló al volverse para ver las cajas de adornos navideños en la sala.
—Déjame pagarle a alguien para que adorne—dijo.
Me reí mientras caminaba hacia las cajas. Comencé a abrir una de ellas, la que guardaba las guirnaldas.
—Es un regalo para Peyton, se supone que debemos prepararlo nosotros mismos—le recordé mientras sacaba las cajas transparentes con las esferas rojas y azules—. Míralas, ¿no son hermosas?
Wyatt sonrió.
—Sí, no más que tú, pero sí lo son.
Supe que en seguida me sonrojé cuando sonreí sin poder evitarlo.
—¿Entonces me estás diciendo que no dormiremos esta noche? —mencionó Wyatt con preocupación—. Sydney, falta poco para que sean las 11 y mañana iremos por Peyton en la mañana.
En lugar de contestarle con una obvia respuesta, busqué en otra de las cajas algo que compré a escondidas de Wyatt. Cuando lo encontré, sonreí, sintiéndome divertida y atrevida cuando me levanté y me giré hacia él con el muérdago en una mano.
—Pensé que podríamos poner el muérdago en la cama después de adornar.
Wyatt sonrió finalmente. Luego estaba caminando hacia mí, y cuando llegó a mi altura me besó en los labios sin decir una palabra. Hice todo lo que pude para no soltar el muérdago y olvidarme del mundo cuando Wyatt comenzó a despejarme de mi cazadora y la bufanda, cuando comencé a hacer lo mismo con su abrigo.
—Navidad y Peyton—susurré en medio de nuestros besos. Volví a recobrar la compostura y dejé de intentar desnudarlo—. Wyatt, tenemos que adornar.
Wyatt me dejó y sonrió.
—Solo tomará menos de una hora.
—Eso es lo que tomará adornar tu casa. Así que no podemos ahora. Será después de terminar con esto, claro, si tienes energía para entonces.
Cuando Wyatt enarcó una ceja, le sonreí maliciosamente.
—¿Me estás retando cariño?
—¿Puede ser?
Wyatt envolvió mi cintura con la bufanda que me había quitado y me acercó a él.
—Trato hecho.
Me puse de puntillas y levanté mis brazos para envolverlos alrededor de su cuello.
—Trato hecho.
En ese momento el teléfono de Wyatt vibró en el interior de su chaqueta. Sacó su teléfono cuando nos apartamos.
—Es Allison—avisó con alivio cuando leyó en nombre del remitente. Contestó enseguida—. ¿Dónde rayos estás?
Estuvo a punto de irse, pero se volvió hacia mí.
—Iré a la oficina un momento.
Asentí y con una señal de manos le dije que podía irse. Cuando me quedé sola en la sala me volví de nuevo hacia las cajas y comencé a sacar todo con la misma emoción. Mientras acomodaba las ramas y lazos de las coronas que irían sobre las puertas, me sentí aliviada de que Allison llamara a Wyatt, por lo menos podíamos evitarnos la participación de la policía.
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Editado: 02.07.2022