Quiero que vuelvas a mi

Capítulo 36

Sydney

 

Hice todo lo contrario a la advertencia de Carly, y entré. Lo primero que vi fue a Carly, estaba sobre la cama, con una muñeca atada al cabecero. Corrí de inmediato hacia ella, pero de repente alguien apareció de costado y colocó su brazo alrededor de mi cuello, lo que me hizo quedar sin aire de inmediato.

—¡Suéltala, idiota! —gritó Carly.

Mientras luchaba por soltarme no tenía idea de quien era, pero cuando por un instante aquel olor rancio entró a mis fosas nasales, supe de quien se trataba.

—Entonces deberías decirle que deje de moverse tanto—le advirtió Lucas, haciendo más presión sobre mi cuello con su brazo—. Y que obedezca mis órdenes.

Carly me miró con dolor.

—Por favor, estoy bien, Sydney.  

Ya no tenía fuerzas para seguir moviéndome, así que dejé de hacerlo y finalmente Lucas aflojó su agarre sobre mi cuello, por lo que pude respirar bien. Tomé bocanadas de aire en lo que intentaba estabilizar mi respiración y analizar lo que estaba ocurriendo.

—Eso es—Lucas se rió sobre mi oído izquierdo, lo que me causó desagradables escalofríos—. Ahora nos entendemos. ¿Qué haces aquí? Pensé que tenías planes con tus amigas, ya que como era de esperarse, las cosas con ese riquillo no funcionaron. Nunca creí en ustedes, no eres tan bella como las mujeres que debe tener atrás de él.

Fruncí el ceño, yo no he terminado con Wyatt, ¿por qué Lucas decía eso? Miré hacia Carly en busca de una explicación, pero enseguida me dio una fugaz mirada de advertencia, no lo contradigas.  

Tomé otra bocanada de aire antes de hablar cuando recordé a Molly.

—¿Dónde está Molly?

Lucas sonrió.

—La dejé salir con su novio temprano en la mañana.

Eso me hizo sentir un poco aliviada.

—¿Por qué haces esto? —pregunté entonces? —. ¿Quieres que te arresten?

—Ya estuve en la cárcel cariño, fue poco, pero ahí no volveré—contestó Lucas—. Y tranquila, me he asegurado de no volver a la cárcel, ni a sus vidas.

—¡Entonces vete de una maldita vez! —le gritó Carly—. No te daré ni un centavo.

—Me iré, pero después de obtener el dinero para pagar algunas deudas y una vida tranquila.

—¡Eres un idiota Lucas! ¡No te daré la contraseña! ¡Primero muerta!

—Oh, yo pienso que ahora sí me dirás la contraseña de tu cuenta—de repente Lucas volvió a ahorcarme con su brazo. En seguida el poco aire que estaba comenzando a entrar, volvió a salir—. O mato a tu pequeña amiga. Lo siento Sydney, esto habría sido más fácil si hubieras estado con tu millonario exnovio. He estado esperando el momento para eso, pero ya no puedo esperar más.

Carly comenzó a retorcer el amarre de su muñeca en un intento por soltarse.

—¡Eres un maldito asqueroso! ¡Ya suéltala!

En medio de mi intento por respirar bien, tuve una pregunta.

—¿Por qué estar con Wyatt hubiera sido más fácil?

Lucas me soltó, pero enseguida me empujó y caí al piso con fuerza. Por suerte no me torcí nada. Enseguida me volví hacia él, me levanté rápidamente e intenté pegarle, pero me detuve en el acto cuando lo vi sacar un arma de la parte trasera de su pantalón y apuntarme con ella. Hasta entonces sentí verdadero terror.

—¿No es obvio? —Lucas sonrió siniestramente—. El señor Wyatt Powell tiene mucho dinero, ¿No es así?

Miré a Carly de reojo cuando comprendí por qué le dijo a Lucas que yo ya no salía con Wyatt, no quería involucrarme en esto. Necesitaba un momento de descuido para enviarle un mensaje a Wyatt y decirle que no iría al aeropuerto, ahora era yo quien no quería involucrarlo. Lucas lo quería por su dinero y si lo llamaba vendría hasta acá, si lo lastimaba o moría no podría soportarlo, tenía una niña que debía ver crecer.

Por otro lado, sabía perfectamente a quien debía llamar, pero, ¿cómo lo haría?  

—¿Por qué quieres el dinero? —pregunté para ganar tiempo.

Lucas me miró burlescamente.

—¿Por qué te lo diría?

Miré a Carly por un instante, en seguida ella negó con su cabeza, pero la ignoré.

—Porque puedo conseguir el dinero que quieras. No he terminado con Wyatt, Carly te mintió.

—Sydney, no—me increpó Carly.

Lucas bajó el arma y miró hacia Carly con una sonrisa perpleja.

—Perra. Me engañaste completamente—entonces me miró a mi—. Mis disculpas, es que cualquiera hubiera creído eso. Ahora, gracias por la noticia, pero eres una tonta—levantó el arma de nuevo y me apuntó—. No tengo que hablarte de mí, solo llámalo ahora mismo y dile que envíe dos millones a mi cuenta en Tailandia.  

Necesitaba tiempo en lo que Taylor actuaba de acuerdo a mi mensaje, y para pensar en una forma de hacer una llamada sin mi teléfono y que al mismo tiempo Lucas no sospechara que esa persona no era Wyatt.

—No—contesté con firmeza—. Si me dices por qué lo haces puedo hacer todo más fácil para ti.

Lucas enarcó una ceja con interés.

—Si llamo a Wyatt le haré saber lo que sucede—le advertí—. Puedes matarme a mí, a Carly, a quien quieras. Pero te aseguro que si no tendrás tiempo de salir de esta zona antes de que Wyatt levante la ciudad entera para detenerte. No tendrás oportunidad.  

—Entonces podrías hacerlo sin que sospeche—dedujo.

Asentí.

—Puedes irte tranquilamente, si le aseguro que es para mí no sospechará. Sabré cómo actuar. Tú elijes.

Lucas sonrió divertidamente. Entonces se volvió hacia Carly.

—Cielos, te felicitos por tus buenas amistades. Bien, esta es una historia un poco larga.

—Como verás, tengo tiempo—contesté.

—Bueno, como quieras—Lucas asintió y volvió a bajar su arma, por lo que pude relajarme por un momento.

Cuando comenzó a hablar sobre su tiempo en chicago y Tailandia, me desconecté de la conversación y comencé a pensar en un plan y a esperar un milagro, que Taylor de repente no estuviera tan ocupado como para prestarle atención a mi último mensaje, y que Wyatt me creyera, que se alejara del edificio.




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