Quiero que vuelvas a mi

Capítulo 38. Final

Sydney

 

Incluso después de que el momento post caos pasó, Wyatt seguía sin dirigirme la palabra o mirarme. Y mientras el sargento Mitchell, el hombre con el que habló Taylor antes, me hacía preguntas sobre lo que escuché de Lucas y viví mientras estuve retenida por él, vi a Wyatt recibir una llamada al final de su interrogatorio, así que salió del apartamento y supuse que no lo vería más. Si estaba molesto conmigo, tenía todo el derecho de estarlo, pero comenzaba a preocuparme que ni siquiera me había reñido.  

Luego de mi interrogatorio, hablé con Carly y me aseguré de que estuviera bien. Se disculpó conmigo en varias oportunidades, pero solo le recordé que con quien debía hablar claramente es con Molly sobre su padre y lo que él le hacía. Molly había llegado con Edward, él la había acompañado hasta el apartamento al ver todo el disturbio de los policías en el estacionamiento.

Me escabullí hasta la cocina para tomar un baso de agua, todo había acabado hacía más de 40 minutos, pero todavía llevaba los pelos de puntas.

—Nunca me pudiste contestar—intervino Taylor al entrar en la cocina. Ahora llevaba su camisa desabotonada y podía ver el chaleco antibala que llevaba puesto—. ¿Estás bien?

Dejé el baso sobre el mesón y pensé en algo rápido y conciso para contestarle en vez de decirle que tenía deseos de llorar y que temía que Wyatt una vez intentara alejarme por lo que pasó.

—No—dije finalmente—. Y Wyatt no quiere hablarme así que yo…

Las lágrimas fueron más rápidas que yo cuando quise continuar. Taylor rodeó el mesón y me abrazó.

—Lo hará de nuevo, me va a alejar—balbuceé entre mi llantina.

—Aunque eso es lo que más quisiera, sé que no lo va a hacer. No te preocupes.

Taylor me soltó, por lo que lo miré.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque lo sé, cosas de hombres—se encogió de hombros y me guiñó un ojo—. Deberías ir con él y recordarle que estoy atrás de ti, eso puede despertarlo de su estado de idiotez.  

Sonreí sin poder evitarlo.

—Eso haré—caminé hacia la puerta, pero antes de irme me volví hacia Taylor—. Gracias por venir, por cuidar de Wyatt y de mí.

—Yo no estaba cuidando de él.

Sonreí divertidamente.

—Eres mi héroe Taylor. Gracias.

Salí de la cocina procurando no detenerme para hablar con nadie mientras alcanzaba la puerta. Tan pronto como estuve en el pasillo, alguien me sujetó del antebrazo. Rápidamente me di cuenta de que era Wyatt, quien me llevó hasta el ascensor. Cuando estuvimos dentro, apretó el botón para subir, sin embargo, no llegamos hasta su piso, Wyatt detuvo el ascensor a medio camino.

—Deberían mantenerte lejos de los ascensores—mencioné, ante el silencio que había entre nosotros.

Finalmente, Wyatt me miró, y creí que iba a regañarme por mentirle e intentar resolverlo yo sola, pero me paralicé cuando vi lágrimas brotar de sus ojos.

  —¿Tienes alguna idea de lo que sentí? —preguntó entrecortadamente, como si tuviera el mismo nudo en la garganta que yo tenía en ese momento—. Cuando pensé, “me equivoqué, no debí insistir para que volviera conmigo, debí dejar que hicieras tu vida y…”

—Esto no tenía nada qué ver contigo, era sobre Carly.

—¿Y de donde ibas a sacar 2 millones, Sydney? —me increpó—. Estoy harto de lo que implica que estemos juntos.

—Estoy harta de que te culpes por situaciones que tú ni yo podemos controlar—corté, y él me miró atentamente—. Ya no puedes seguir haciéndote esto. No podemos culparnos de lo que decidan hacer el resto del mundo en contra de nosotros. Pero lo que sucedió no es tu culpa ni mía.

Estuvo a punto de hablar, pero me acerqué a él y tomé su rostro entre mis manos. Y con mis pulgares sequé sus lágrimas.  

—Por favor, no dejes que nos hagan esto. No soportaría que me dejaras una segunda vez.

Wyatt me miró con desconcierto.

—¿Dejarte?

Fruncí el ceño y dejé en libertad su rostro. Pero en seguida tomó mi barbilla con una mano y me hizo verle, fijamente a los ojos.

—No volveré a hacer eso Sydney, no mientras viva.

—¿Entonces por qué no me hablabas? ¿Por qué no me mirabas? Creí que…

—Necesitaba un momento—contestó, soltándome—. Pensé, “¿y si hubiera fallado ese tiro? ¿Si esa bala te hubiera dado a ti?” Sydney, sin ti, sería lo mismo estar muerto o vivo. Ya viví esto una vez, y no…

—Pero no sucedió—lo miré con suspicacia—. ¿De qué hablas con eso de que ya lo viviste?

—Eso no es lo importante ahora.

—¿Entonces qué es lo que importa ahora? Wyatt, no estás bien. Tú…

El teléfono de Wyatt comenzó a vibrar, era una llamada, así que contestó. Estuvo por lo menos un minuto escuchando.

—Voy para allá—contestó finalmente, antes de colgar—. Era Isabel. Decidió ir hasta su casa porque no fui al aeropuerto.

—Vayamos ahora.

—No, tú quédate y descansa, no debes estar bien todavía.

—¿Y tú? Haremos todo juntos, estoy bien. Además, quiero salir de este apartamento por rato.

Luego de considerarlo unos segundos Wyatt me miró.

—Bien, iremos juntos.

 

 

 

 

Wyatt

 

 

La reunión en video llamada con Eliot y Viola sobre nuevas perspectivas y opciones para la empresa después de haber eliminado a Weber, fue interrumpida por Jackson quien apareció en la pantalla de Viola para recordarnos que era navidad. Antes este día era como cualquier otro para nosotros tres, sin embargo, ahora parecía algo diferente, incluso para Eliot quien había viajado a Denver para estar con sus padres.

—Supongo que nos despedimos aquí porque Jackson no tiene respeto alguno por nuestro trabajo—comentó Eliot.

—Y ustedes no respetan la navidad—objetó Jackson—. ¿Dónde está Sydney? Ella me apoyaría.

Eliot rodó los ojos.

—No está en esta reunión porque no es parte de ella, igual que tú. Deberías seguir su ejemplo, Jackson. Ya me voy.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.