Quiero un por siempre

3. Sydney

“¿Qué es la educación crítica? ¿Cómo se relaciona con la filosofía de la educación? ¿Cuál es su importancia en la educación contemporánea?”

Mientras leo la última pregunta de mi examen de filosofía de la educación, intento concentrarme en las respuestas correctas. Pero la incómoda percepción de que mi profesor, el Sr. Miller, me está observando de vez en cuando, me distrae. Es un hombre considerablemente joven y para muchas de mis compañeras es atractivo, además de tener una personalidad sociable y amigable, era de mis profesores favoritos, por lo menos hasta que comenzó a acosarme con sus miradas. Por suerte es lo único que ha hecho, pero no puedo evitar sentir un poco de incomodidad cada vez que levanto la vista y me encuentro con su mirada. No sé si es solo mi imaginación o si hay algo más detrás de sus miradas en mí.

Decido ignorarlo y seguir con mi examen. Sé que mi trabajo y mi futuro académico son lo más importante en este momento y no puedo permitir que nada me distraiga de mis objetivos, muchas personas me apoyan y creen en mí. Así que decido creer que el Sr. Miller no pondría su trabajo en riesgo por una alumna.

A pesar de mis inquietudes y la mente revuelta como la traigo desde la mañana, logro terminar el examen y lo entrego. Para mi suerte, el profesor me agradece con una sonrisa y continúa con su trabajo. Cuando la hora termina, me levanto de mi asiento y salgo de la sala de clases, tratando de no pensar demasiado en lo que acababa de suceder.

Tengo mucho en mi mente, especialmente en la cena de esta noche y la conversación que necesito tener con Wyatt sobre la fecha para nuestra boda. No quiero preocuparlo con mis inquietudes sobre el Sr. Miller, así que decido mantenerlo para mí misma y esperar que desaparezca pronto esa sensación extraña.

—Es tan guapo, pero sus exámenes son de temer—comentó una compañera, Emily. Me había amigado con ella desde que comencé la universidad, está en la misma especialización que yo—. Debe tener algo retorcido dentro.

Sonreí.

—O es que quiere formar estudiantes bien preparados.

—Lo dices porque de seguro sacaste la nota máxima.

—Acabo de entregar el examen, aun no sabemos.

—Di lo que quieras, el señor Miller te tiene algo contigo.

Desde lo que pasó con Taylor he intentado ser un poco más cuidadosa con los hombres a mi alrededor. Siempre he sido ignorante de ellos, y tampoco tuve muchos amigos del sexo masculino, así que eso suele cegarme y ser una tonta cuando de ellos se trata si tienen algún interés en mí. Es por eso que creo que estoy paranoica con respecto al señor Miller, o eso quería creer.

—¿No tiene algo con todas? —argumenté—. Es muy coqueto con todas las chicas.

Emily lo reflexionó mientras caminábamos hacia la parada de autobús.

—Tienes razón. Pero tiene sentido, está muy bueno—ella me miró y se dio cuenta de que nunca reacciono ante el señor Miller—. Claro. Si tienes un novio tan perfecto y millonario como el tuyo, ¿qué importa un profesor?

Me reí.

—No necesito otro novio, Emily.

—Todas necesitamos un poco de tu suerte, hermana mía.

Las dos nos reímos, pero si ella supiera un poco todo lo que he pasado para llegar hasta donde estoy, creo que lo consideraría. Me despedí de Emily cuando conseguí detener un taxi. Le pedí al chofer que me llevara al restaurante Edén para comenzar mi turno y explicar que tendría que salir un poco temprano. Puedo cubrir las horas extras para un día feriado.

 

***

 

 

Al llegar al restaurante Edén, me encuentro con Elisa. Me alegra verla, siempre es divertido y relajante hablar con ella, la chica acaba de conseguir un novio que la trae muy enamorada y estoy feliz por ella. En el vestidor de chicas charlamos un poco sobre lo que ha pasado en el restaurante desde mi último turno. Me cuenta que Evelyn ha decidido dejar el trabajo. Me sentí aliviada de que se haya ido, a nadie le gustaba trabajar con ella.

Elisa también me cuenta que el turno de la noche va a ser muy ajetreado, lo que me pone un poco nerviosa, pero estoy lista para el desafío. Me gusta trabajar en el restaurante Edén, es un ambiente agradable y mis compañeros de trabajo son en su mayoría amables y trabajadores, el ambiente es tranquilo y hace mucho tiempo que los chismes sobre Wyatt y yo ya terminaron.

Lo que me hizo pensar en aquella periodista que no hacía otra cosa que acosarnos en redes sociales, Sarah Murphy, ella había desaparecido, ni siquiera Elisa y sus habilidades de temer con el Stalker pudieron llegar a ella.

—¿Quién está preparada para otra noche aburrida de trabajo? —dice Emma al entrar en el vestidor.

Nada más de verme, se lanza hacia a mí para abrazarme, luego hace lo mismo con Elisa.

—Les juro que si yo fuera Sydney hubiera dejado de trabajar—se quejó Emma, sacando su uniforme de su casillero.

Rodé los ojos con una sonrisa. Ella amaba a su novio.

—Pero amas a tu novio—Elisa la miró con una ceja enarcada.

—Por supuesto que sí—contestó Emma eufórica como siempre—. Me enteré de que Evelyn renunció, ¡por fin!

Elisa sonrió.

—Sí, nadie tendrá que volver a soportarla. Ya es hora de concentrar las buenas energías en lo que importa. ¿Cómo les va con sus vidas amorosas?

Emma pensó.

—Últimamente hablo mucho con la mamá de Liam. Le agradé mucho en las vacaciones de navidad. Su familia quedó encantada conmigo. Es la primera relación buena que tengo con una suegra.

Emma enarcó sus cejas.

—¿Y cuantas suegras has tenido?

—Créeme, no quieres saberlo.

—Estás subestimando a Elisa y su ansiedad por saberlo todo—bromeé.

Elisa se echó a reír.

—Sydney me conoce.

—Bien, he tenido 8 suegras.

Elisa y yo nos miramos sorprendidas.

—¿Las conociste a todas? —inquirió Elisa.




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