Quiero una esposa virgen.

Capítulo 52: Juntos en familia.

—Hija, quiero hacerte una pregunta, espero me contestes con la verdad—le manifiesta a Laura el padre de Justin.

—Seguro, Señor Hart.

—¿Su matrimonio es real?

—Por supuesto, señor.

—¡Qué alivio! —exclama despreocupado.

—Justin y yo nos queremos, se lo juro.

—Te creo, muchacha, veo la verdad en tus ojos. Un momento, Laura, viéndote muy bien, me recuerdas mucho a Melissa Holmes, sino conociera tu historia, diría que eres la hija perdida—desprende una sutil carcajada.

—Varias personas me han dicho lo mismo—sonríe tímidamente, Laura.

—Es impresionante, el parecido físico entre ambas—la mira fijamente.

—Señor Hart, dele un voto de confianza a Justin. Obviemos el dinero por un instante, me gustaría que su relación fuese más amena, estoy segura que Justin, lo adora. Por favor—suplica Laura con dulzura.

—Me sorprendes, Laura, al principio tuve mis dudas sobre ti. Pero, eres una gran mujer, mi hijo se sacó la lotería contigo. Espero a mis nietos, pronto—Laura frunce el ceño y sonríe.

—Los hijos llegarán cuando Dios quiera, señor Hart.

—¿No te estarás cuidado, o si? —Laura lo mira con vergüenza por la pregunta—estamos en confianza, hija, ya eres de la familia.

—Por ahora, queremos fortalecer nuestro matrimonio.

—Entiendo, pero no tarden, querida.

—¿Por qué le urge tanto tener un nieto?

—Vamos, cariño, mírame ya estoy viejo, cuando Justin nació yo tenía casi 40 años. Nos costó mucho que Elizabeth se embarazara. Quiero al menos conocer a mis nietos, antes de partir de este mundo—se advierte Laura, de la presión que ejercen su familia en Justin, por ser hijo único, en especial su padre.

—No tenga prisa, todo sucederá en el tiempo perfecto.

—Eso espero, querida—la toma de la mano y ambos, hacen contacto visual afectuosamente.

Mientras tanto en la sala, Justin, está muy intranquilo, se movía, de un lugar a otro constantemente. Su madre trata de calmarlo:

—Ven aquí, hijo, siéntate a mi lado—Justin la obedece.

—De seguro mi padre, está atosigando a Laura con el tema del nieto.

—Perdona a tu padre, no lo hace con mala intención. Te sobreprotege demasiado.

—Valiente manera de proteger, arrebatándome mi dinero y paralizando mis planes. No lo excuses madre, mi padre jamás ha confiado en mí. No comprende que ya crecí.

—Entiéndelo, Justin, tu tampoco has sido muy comedido que digamos—lo mira con recelo.

—Ya los excesos quedaron atrás. Sin embargo, siempre he demostrado que soy un buen profesional, solo que mi padre se niega a verlo. Pienso que no me quiere, te confieso que me duele como me trata.

—¡Ay mi amor! —se conduele su madre y lo abraza.

Su padre, sale del despacho con Laura, pero ya había todo:

—Te equivocas, Justin, tu eres lo más valioso para mí hijo—Justin mira a su madre sorprendido y ella le hace una seña, para vaya hasta donde su padre.

Se para Justin frente de Andrew y ambos se miran, esta vez sin tantas asperezas, dejan sus diferencias de lado y se reconcilian con un cálido abrazo. Elizabeth conmovida llora de la emoción y a su vez no para de reír, Laura, por su parte llora sin parar, al ver tan tierna escena entre padre e hijo.

—Nunca vuelvas a decir que no te quiero, me oíste—lo reprende cariñosamente su padre.

—Hasta para dar cariño, te pones los guantes—comenta Justin en tono jocoso.

—Es tan maravilloso verlos así, riendo—se le une Elizabeth y también Laura a ese abrazo.

*****

Al rato, Laura se separa un poco de ellos, para platicar con Elizabeth, mientras que Justin hace lo mismo con su padre, no pierde tiempo y busca de convencerlo, para que le regrese lo que le corresponde.

¿Le devolverá Andrew su fortuna?

—Papá, quiero aprovechar la oportunidad, para implorarte que, por favor, me regreses lo que me pertenece—le suplica a su padre.

—Déjame pensarlo.

—¡Qué vas a pensar, papá! No dices que me quieres, demuéstralo.

—No me manipules, Justin.

—Ya decía yo. El amor por mí, siempre te dura muy poco.

—Basta, Justin, no me faltes el respeto, soy tu padre—Justin sale, lo deja allí varado y su padre lo persigue.

—Ven aquí, Justin, no hemos terminado, grosero—Elizabeth arquea la ceja sonriente y Laura, actúa de igual forma.

—Estos dos no tienen remedio—apunta la madre de Justin.

—Lo importante es que se quieren. Solo que piensan distinto.

—Eres muy comprensiva, Laura. Ojalá logres enderezar a mi hijo, es un hueso duro de roer. Querida, oí que se puso celoso y golpeó, a un empleado de Melissa.

—Sí, por unas fotos que, unos paparazis tomaron de nosotros a mis espaldas, pero te juro Elizabeth, que no estaba haciendo nada malo.

—Tranquila, hija, se cómo se mueve este medio y el amarillismo, es lo que vende. No te disculpes.

—Gracias por la confianza, Elizabeth.

—Mejor vamos afuera, a acompañar a estos dos, no vayan a terminar matando ese par—expresa Elizabeth con jocosidad.

*****

En su casa, Melissa, se vaya queda y pensativa. Esta maquinado como acercarse a sus hijas sin ser tan evidente. Se levanta y va a su caja fuerte, de allí extrae una pequeña cajita de cartón donde aún conserva una fotografía de sus hijas pequeñas. Mía, en esa foto, todavía es una bebé, mientras que Laura tendría alrededor de unos 6 años. Las lágrimas enseguida recorren su rostro.

Entra Alfred a su habitación, para llevarle su medicina.

—Esto es lo más valioso, que tengo conmigo. La guardo con mucho recelo—le muestra la fotografía de sus hijas, que ya Alfred ha visto infinidades de veces.

—¿Señora que hará?

—No lo sé, Alfred. Por lo pronto, quiero acercarme también a Mía, ansió conocerla.

—Usted tiene una fundación de ayudas humanitarias. Puede decirle a Laura, que la lleve para que participe en algún evento, así no levantaría sospecha, en su interés por las hermanas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.