¡ Quiero una heredera! [#4 de la saga Heredero]

Capítulo 9: Triste recuerdo.

Alexandra.

—Yo… Quiero una heredera.”

Luego de escuchar estas palabras me quede totalmente anclada en el piso sin saber que decir.

Él… él quiere una heredera. Una niña.

Agache mi cabeza y coloque mis manos en mi vientre.

Una niña.

Ese también es mi mayor sueño, pero no puedo cumplirlo.

No puedo porque perdí la posibilidad de gestar.

Quiero que tengamos una niña, Alexandra. Deseo que tú seas la madre de mis hijos.

Esas palabras lograron destrozarme por completo el corazón.

Cerré los ojos con fuerza, e inmediatamente una imagen de una niña parecida a nosotros inundo a mente.

Sacudí mi cabeza y abrí mis ojos.

No puedo seguir torturándome con los mismo.

No puedo…

—No voy a darte una hija, Alexander, y mucho menos seré la madre de tus hijos. -Alexander hizo una mueca. —Asi que si es por eso que me tienes recluida en tu casa, te recomiendo que me dejes marchar en este preciso instante.

—No voy a dejar que te marches…

—Deja que me valla, búscate otra mujer y ten los hijos que te de la maldita gana.

—No hare eso porque la mujer que deseo que sea la madre de mis hijos eres tú. Tú y nadie más.

Forme mis manos puños, y sin poder enviarlo una lágrima descendió por mis mejillas.

¿Y si te digo que las posibilidades de salir embarazada son prácticamente nulas?

—Alexander…

—No te dejare marchar de esta casa, de mi lado. Y mucho menos buscaré a otra mujer para tener mi heredera.

—¿QUÉ PARTE DE QUE NO TE DARE HIJOS NO ENTIENDES…? -grite estas palabras con fuerza. —No… te… voy… a… dar… hijos…

Antes de que Alexander pidiera verbalizar alguna palabra más me dispuse a salir del lugar.

Porque la idea de no poder ser madre me mata…

Cuando estuve lo suficientemente alejada de el despacho de Alexander, detuve mi andar y tras sentir mis piernas flaquear lloré con más fuerza.

Caí de rodillas en el piso, y msi dos cachorros empezaron a ladrar con desesperación.

Pero lastimosamente no podía dejar de llorar.

Han pasado seis años de ese día, seis años de puro dolor.

El trágico recuerdo de ese día surco mi mente causando una nueva herida.

Acaricié mi pequeño vientre de tres meses con amor.

Mi hijo y su padre son lo mejor que me ha podido pasar.

—Nuestro pequeño es lo mejor que pudimos haber hecho, Alex. -Louis inquirió estas palabras y logró capturar mi atención.

Coloque mis ojos en mi amado esposo.

—Gracias por decir amarme a pesar de todo, gracias por escogerme.

Él me brindo una pequeña sonrisa, y extendió uno de sus brazos para tocar mi vientre.

—Siempre te escogería Alex, siempre…

Le devolví la sonrisa, pero un segundo después esa sonrisa se borró de mis labios porque el dolor tomó posesión de mi cuerpo, cuando vi a Louis perder el control del auto.

No.
No.

No podemos terminar así, no podemos.

El vehículo en el que íbamos dió varias vueltas.

Y los gritos de terror no dudaron en salir de boca. Abrace mi vientre tratando de protegerlo.

Busque la forma de proteger a mi bebé, pero no pude hacerlo.

Cuando abrí mis ojos, me encontré con la mirada fría de mi padre.

—¿Dónde esta Louis, papá?

—Esta muerto.

Escuchar esas palabras lograron destrozarme el corazón.

—¡No…! Él no puede estar muerto, ¡no…!

—Alexandra, hija.

—Dime que es mentira papá, dime que él no murió. -mi padre luego de escuchar esas palabras giro sobre sus pies, y coloco sus ojos en la ventana de la habitación.

—Él murió Alex, acéptalo de una vez por todas…

Negué en repetidas ocasiones.

¿Qué hare sin él?
¿Qué haremos sin él?

Me apresure a tocar mi vientre pero este se sentía bastante diferente.

Temiendo lo peor cuestioné a mi padre.

—¿Y mi bebé…? ¿Papá, como esta mi bebé?

Papá sin mirarme a los ojos verbalizo unas palabras que lograron hacerme pedazos.

—Sufriste un aborto espontáneo, Alexandra.

Aborto espontáneo.
Aborto espontáneo.
Aborto espontáneo.

Esas palabras se repartieron en mi cabeza infinidades de veces.

Y mientras más se repetían más me dolía.

Mi bebé, el retoño de nuestro amor.

Él no puede estar muerto.

—Alexandra…

—La muerte de ellos es tu culpa, por tú culpa ellos me dejaron sola…

—Alex…

—No te quiero ver. -susurre con gran dolor. —Porque tú eres el responsable de que ellos se murieran. ¡Vete…!

—Hija…

—Dejame sola…

Papá giro sobre sus pies y sin omitir alguna palabra más salió de la habitación dejandome completamente a solas.

Derrame un par de lagrimas y poco después acaricié mi vientre.

—Perdoname por no protegerte como debía. Perdóname mi amor. Perdón Louis, ¡perdón.…!

Después de ese día nada fue igual.

Me aleje por completo de mi padre, a tal punto que solo le hablaba de vez en cuando. Este era un especie de castigo porque por él fue que tuvimos que fugarnos esas noche, solo porque mi padre consideraba Louis un bueno para nada, que no merecía mi amor. Por la culpa de mi padre perdí a mi bebé y a mi esposo.

Pero lo peor llegaría dos meses después del accidente.

—Alexandra como sabras el trágico accidente que sufriste hace dos meses, no solo cobro la vida de tu hijo, si no que también tuvimos que realizarte una Ooforectomía para extirpar uno de tus ovarios porque tenías un tumor ovárico no canceroso de 7 cm. -abri mis ojos como platos y las palabras no salieron de mis labios. —Y además de esto tu otro ovarios esta afectando por quistes. Si gustas podemos empezar inmediatamente a tratar tu problema.




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