Alexandra.
Mi madre y papá me repasaron con los ojos luego de verme salir de la habitación.
-¿Tengo monos en la cara o qué?
-Hija... ¿te sientes bien?
Asentí, a lo que mamá entrecerró sus ojos.
-¿Cómo crees que debería de estar mamá?
-Llorando a mares y amenazando con lanzarte al mar.
Rodé mis ojos.
-El tiempo de duelo ya pasó mamá, así que tengo que tomar el toro por los cuernos y seguir hacia adelante.
-Hija... pero tu tiempo de duelo solo duro dos horas.
-Madre, ¿preferirias verme recluida en una habitación, con todas las ventanas cerradas, comiendo helado de chocolate, bizcochos, panecillos, una docena de donas, y viendo películas románticas para ahogarme en ellas? Y seguir llorando como magdalena.
Mamá negó.
-No es como te imaginaba, pero bueno... allá tú.
-Alexandra, estoy aquí para proponerte...
-Papá busca a otra persona para meterle la empresa por los ojos, porque conmigo no lograrás absolutamente nada.
-Pero...
-Pero nada.
Papá se dejó caer en el sofá derrotado.
-Alex.
Coloque mis ojos en mi hermana, quién venía casi corriendo.
-¡Itzel, ven acá...!
Entrecerré mis ojos hacia Itzel y ella se encargó de desviar sus ojos.
Aquí hay gato encerrado. O mejor aún, gato escurridizo.
-¿Qué sucede cuñadito?
Kirk Salvatierra camino hasta estar al frente de mí.
-Tu hermana no quiere asumir el papel de mi esposa, me esta negando lo que por derecho me toca y no permite que la toque.
-¡Te quiero a cien metros de mí...!
Kirk entrecerró sus ojos.
-Mejor muerto que estar lejos de tí, Itzel Kemers. -mi cuñado inquirió esas palabras mientras miraba fijamente a mi hermana.
Si las miradas, cogieran Itzel ya estaría muy bien cogida.
-Kirk, ¿te gustaría ayúdame a llevar la empresa?
Esto es insólito.
Mi padre no pierde la oportunidad de querer meterle por los ojos la empresa a alguien.
-Lo siento señor, pero yo todavía no lo he perdonado por lo que le hizo a su propia hija. Así que a mí ni me mire.
Este hombre soltó la flecha y dió justo en la diana.
Sin duda alguna cuando sea grande me encantaría ser como él.
-Yo tengo a la persona perfecta para asumir ese cargo. -papá enarcó su ceja.
-Qué quieres a cambio.
-Nada, más bien el que saldrá ganado de todo esto eres tú. Porque si aceptas a esa persona, quedas perdonado.
Isaac Kemers abrió los ojos como platos.
-¿De verdad?
-Sí pero estaras sujeto a mis condiciones.
-¿Quién es?
-Yo.
Esa voz.
Giré sobre mis pies apra confirmar que mi mente no me esté jugando una broma pesada.
-Louis. -susurre al ver al hombre en la entrada de la sala con una tímida sonrisa en sus labios.
-¡¿Qué hace él aqui?!
-¿Lo tomas o lo dejas, querido? Piénsalo muy bien porque no volverás a tener esta oferta en un largo pero largo tiempo.
Papá se colocó sobre sus pies, formó sus manos puños t con todo el dolor de su corazón habló.
-Acepto.
Mamá sonrió.
-Muy bien, Kemers, muy bien...
Mi padre se apresuró a caminar hacia la puerta, y una vez estando frente frente a Louis le brindó una mirada fulminante.
Sin duda alguna esos dos sacarán chispas. Y no serán comestibles.
Mamá le siguió los pasos a papá y una vez estando al lado de él, tomó la mano de mi padre y tiro de ella.
-Que te quede bien claro que no vamos a compartir el lecho...
-Itzel... no me hagas eso.
-Tú te lo buscaste Kirk...
-Lo hice para que cumplieras tu sueño.
-Bien pude cumplir mi sueño, contigo a mi lado. Pero no... tú decidiste por mí, así que ahora paga con creces las consecuencias de tus actos.
Mi hermana después de verbalizar estas palabras empezó a caminar con bastante rapidez.
-Kael, no sera un impedimento para que te tomé esta noche, Itzel.
-En tus sueños.
Mire la escena y no dude en negar.
-Ese ratón se muere por ese queso.
-¿Qué haces aquí, Louis?
-Tu madre fue la que me propuso ser la mano derecha de tu padre, en su empresa.
-Y como te convenía tú aceptaste, sin rechistar.
Louis camino hacia mí.
-Necesitaba verte, Alex.
Otro ratón que se quiere el queso, pero lastimosamente este queso tiene dueño aunque sea un perfecto mentiroso.
-La última vez que nos vimos te plantee mi posición Louis.
-Necesitaba verte para hablar contigo, no porque tenga intereses amorosos contigo, Alex.
Entrecerré mis ojos.
-Si no me quieres hablar de intereses amorosos. ¿Entonces de que quieres hablarme?
-Me case.
Esa confesión me hizo abrir la boca.
-Me case con un odiosa chica, para que mi tío no la matara, Alex.
-¿Cuál es el problema en todo esto?
-La chica sabe que soy escorpión dorado.
-Estas jodido.
Caminé hasta el sofá y tomé asiento.
-Esa chica es un verdadero grano en el trasero, ganas no me faltan de darle un plomazo en la cabeza.
Louis se llevo una de sus manos al rostro.
-No creo que ella sea tan problemática.
Antes de que él pudiera contestar, el teléfono sonó.
-Te apuesto a que llaman para decirme que esa mocosa hizo algún desmadre.
Louis saco el teléfono de su traje, contesto la llamada y coloco el voz.
-Señor, la señora se escapo de casa.
-Activen el protocolo.
Louis colgó la llamada y posteriormente se llevó una de sus manos a la sien.
-Por mi madre santa, te juro que la voy a matar.
-¿Has tratado de hacer que ella cambie la persecución que tiene de tí?
-No me interesa que ella cambie la forma de verme, Alex.
-Entonces tienes que hacer silencio cada vez que ella le den deseos de escapar de tí
Louis suspiro.
Y antes de que pudiera hablar, mis tres hijos entraron a la sala.
-Mami.
-Má.
-¿Lograste tener hijos?
#889 en Novela romántica
#267 en Novela contemporánea
venganza arte celos humor, romance bebe inesperado y pasion, venganza amor
Editado: 03.10.2024