Ramses y sus secretos

FIORELLA

Fiorella ha ido a la capilla Saint Jaimes para orar por Ramsés.

Se detiene frente a la puerta de roble y se resiste a entrar y mirando el cristo crucificado cuestiona:

"Porque te empeñas en quitarme todo lo que amo”

¿Que de bueno me ha tocado en esta vida?.

¡Conocerlo a el!, ha sido lo bueno, la mejor recompensa, la restitución justa

Su vida nada ha sido fácil, color de rosa, no hay un cuento de hadas, ni príncipes, solo su Rey malvado por el que clama que sobreviva así el nunca será para ella, solo necesita saber que vivirá.

El con sus demonios, ella con sus fantasmas, ambos necesitando que alguien los salve de su dolor, que restaure sus corazones y limpie sus almas.

Pero sabe que el no puede salvarla a ella, ni ella a el.

No es el hombre que salva, es Dios. ¡Salvalo!

Toma asiento en la ultima banca y en ese momento viene a su memoria un recuerdo fugaz de la infancia en el orfanato, cuando llegó aquel hombre rico con su hijo un chico que había sido adoptado antes que ella llegara al orfanato.

El tenía 12 años ella 6 y le pareció el niño más lindo que había visto, pero de mirada atormentada, ella lo comprendía, sabía que había un dolor arraigado en su corazón, porque era su mismo reflejo. Eran dos vidas marcadas por la desgracia que se reconocieron en su dolor.

Por ser el aniversario de la muerte de sus padres estaba triste y se escondió en su habitación compartida y llegó Paolo, otro chico del orfanato mas grande  y la consolaba cuando llegó aquel chico de mirada oscura de un jalón aparto a Paolo de ella, logrando que el trastabillara y cayera al suelo advirtiéndole "nunca vuelvas a tocarla".

Cuando Paolo salió,  el inesperadamente le abrazo y le prometió.

— Nunca nadie te tocara.

Promesa que no pudo ser cumplida.

Nadie te tocara, el recuerdo de esas palabras permanecieron en su mente años después cuando la promesa fue rota y el no estuvo allí para defenderla.

A los 11 lo volvió a ver, lo reconoció, verlo en ese barrio de delincuentes y lo siguió a aquella casa abandonada y visitada por drogadictos.

"Pioja"- fue el apodo que le dio, ella no la reconoció como ese chico quele habia prometido un dia protegerla.

A veces la memoria olvida, guarda recuerdos en un lugar recóndito, pero las almas si se reconocen, se atraen, se buscan, así es cuando están destinadas.

Ella tampoco lo reconoció años después cuando se presento en su estudio fotográfico para solicitar unas pasantías y se quedó trabajando para el y ahora todo recuerdo volvió y entendió que el siempre estuvo.
¡Ramsés!, era el en tres etapas diferentes de su vida.

¿Crees en el destino? En que no importa cuanto lejos la vida te lleve y aparte de esa persona, si están destinados, volverán a encontrarse una y otra vez hasta que su historia termine en un final feliz.

Si creía en esto el no debía morir.

Su destino no podía ser encontrarse, para verlo irse para siempre.

Empezó a orar para luchar contra la muerte nefasta que pretendía arrebatárselo.

Reclamaría una oportunidad

Pediría a Dios un milagro de amor.

Salvalo-pide Fiorella postrada de rodillas - aunque nunca podamos estar juntos, solo quiero que viva es lo único que quiero.


Estaba vivo y luchando era lo único que alentaba su corazón.

 

 

 




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