Razones para amarte

Siete .

—Lo comprendo, Kim, no tenía intención de molestarte.

—De acuerdo, comunícate con Frederick, él te dará explicaciones sobre el documento.

—Puedes hacerlo tú, Kim, puedes explicarme, no somos enemigos.

—Ya tengo muchas responsabilidades laborales, y honestamente, prefiero mantener la distancia, Frederick lo hará.

—No creo que sea posible dicha distancia, Kim, tenemos una hija, aún te amo, planeo recuperarte.

—Sí, en este preciso momento no estoy segura de que haya sido correcto decírtelo, haber regresado.

—¿Te arrepientes de que sea su padre?

—Honestamente, si Dan, hubiera deseado no ser tan ingenua, haberme protegido, o que al menos tú qué tenías la experiencia lo hubieras hecho. Amo a mi hija, pero….

—Vaya, creo que será complicado, supongo que no importará cuántas veces diga que lo siento, no cambiará nada.

—Un objeto dañado no recupera su estado original, incluso después de intentar repararlo con cuidado, quedarán rastros del daño, jamás podrás tener el mismo; sin embargo, ya perdoné nuestro pasado, no hace falta que te disculpes, solo deseo que lo entiendas.

—Quiero hacerlo, necesito saber que me perdonas, escucharlo.

—Olvídalo, Dan, ya todo está perdonado.

—No, no lo has hecho, mírame a los ojos Kim, mírame a los ojos y dime qué olvidaste lo imbécil que fui, niega que aún me amas.

Me miró y suspiró.

—Te olvidé, Dan, ¿en qué idioma lo digo? No somos esos tontos adolescentes, tal vez tengas razón. No lo he olvidado, hay sucesos que se superan, pero no se olvidan, aun así…

—¿No te importa que aún te sigo amando, Kim?

—No Dan, porque ahora estoy con alguien y creas o no, le quiero, lo respeto, Dios esto fue un error, no debí venir aquí.

—Kim, no quiero complicarlo, no quiero lastimarte, ¿pero qué hago con mi amor, con la ilusión de recuperarte? Me has devuelto la esperanza, ¿dime quién sería si no lucho por ti, por ella?

—No quiero que hagas tal cosa, es tarde, Dan, si de verdad sientes algo, sí de verd… —cerró los ojos unos instantes haciendo ademán de cansancio—. Por favor, necesito el empleo. Te pido que mantengas la distancia, que sea profesional, que sea por Melanie.

—Lo intento, Kim, llevo todos estos años intentando sacarte de aquí —señalé mi pecho al lado del corazón—. Tu ausencia no fue suficiente, ¿crees que pasará ahora, que regresaste, que sé que tenemos una hija?

—No lo creo Dan, es lo que espero, sabes, mi vida no ha sido tan fácil como la tuya, es mi primer empleo formal, es la primera vez que no soy la empleada doméstica de la que te avergonzaste, me retrasé en algunos campos de mi vida con el nacimiento de Melanie, con estos años que mis padres faltaron y no tuve apoyo, pero logré graduarme, fue difícil encontrar un empleo de medio tiempo, sin experiencia y siendo madre, es un logro significativo, no lo hagas de nuevo, por favor, no está vez, Dan no quiero arrepentirme de haberte dicho esa verdad, por una vez, te pido el favor de que por una vez pienses más que solo en ti, estoy con alguien, tú estás con alguien, respeta eso.

—¿Qué hago con lo que siento? No quiero ser egoísta, Kim, pero no puedo ocultar que te amo, que no te he olvidado, que no estoy preparado para verte ser una familia. Tú, ese tipo y nuestra hija, no lo estoy.

—Es egoísta, Dan, es un acto muy egoísta. Yo no estaba lista para ser madre, no estaba lista para lo que significó tu juego, pero lo afronté, gracias a ello estoy aquí, tienes una hija. Dan, por favor, no me quites esta oportunidad. Necesito el empleo, la experiencia. Melanie, está feliz de haberte conocido, no quiero lamentar mi decisión. Hazlo por ese amor que dices sentir, olvídate de una oportunidad conmigo, esto es por mi hija, pero tú, Dan, tú dejaste de ser alguien importante en el momento en que dejé de serlo para ti.

—El problema es que nunca dejaste de ser importante, Kim, te amo, siempre te he amado.

—Basta, Dan, por favor, basta.

—Está bien, Kim, está bien, lo lamento. Te prometo que en adelante solo será por nuestra hija, por asuntos laborales. No quería incomodarte, tenía que intentarlo.

—Agradezco tu comprensión, Dan, haré mi esfuerzo por trabajar juntos, si tú entiendes y respetas mi decisión.

—Así será, lo prometo. ¿Sigue en pies lo de recoger a Melanie?

—Si Dan, es por ella, está ilusionada, no la decepciones.

—No lo haré, créeme, esta vez no pretendo equivocarme, Kim, será difícil, pero creo que podemos ser amigos, me gustaría poder tener una justificación válida para que no doliera tanto esto, te perdí por nada.

—Fue lo mejor Dan, no íbamos a funcionar, nos vemos más tarde.

—Espera, solo una cosa más, además de mi error, de lo estúpido que fui, ¿por qué dices que no funcionaríamos?

Negó con la cabeza, sin decir nada. No insistí y decidí marcharme.

Resignado y desalentado, volví a la oficina. Tenía trabajo, asuntos que resolver.

Debía hablar con mi familia, con el abogado, librarme de Elena.

Fingí una sonrisa al pasar por el escritorio de Molly.

—¿Se encuentra bien, joven Dan?

—Nada que no se pueda solucionar, Molly, agradezco su preocupación.

Entré a la oficina, me sentía perdido, cansado, el estrés me llevó a arrasar con lo que había sobre mi escritorio.

Perdí los avances en los que había trabajado.

«Que has hecho con tu vida Dan Clark, que es lo que has hecho»

Me agobié sobre el escritorio, ignorando el llamado de Molly, preguntando si me encontraba bien.

Cerré los ojos, inhalé y exhalé lento, saqué la foto de mi hija.

«Perdí toda oportunidad con tu madre, pero aún tengo la oportunidad de hacer algo bien, de ser un padre, y lo haré, por ti hija, compondré mi vida y tú serás mi motivación»

Escuché una vez más la voz de Molly.

—Estoy bien Molly, fue un accidente sin importancia.

—¿Está seguro de estar bien, joven Dan?

—Por supuesto, Molly, gracias por preocuparse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.