Reacción Inesperada

∞ Capítulo 2

Abril necesitaba aclarar sus pensamientos antes de que Lucas llegará a su casa. Si, a su casa. Habían tenido que quedar fuera de clases para adelantar el trabajo y como ella se sentía mejor en su espacio, decidió que lo mejor sería su propia casa. Sus papás aún no llegaban de sus trabajos y si bien no sabía cuánto se tardarían ella ya había dado aviso de que vendría un compañero por unas tareas

Se miró al espejo y cubrió las pecas que adornaban su nariz y parte de sus mejillas. De niña muchos se burlaban de ese defecto que ella tenía, por lo que desde que pudo utilizar maquillaje las ocultó. Sabía que Lucas era uno de los que se reía a escondidas, Valen se lo confesó un día de verano cuando salían de la piscina. Detestaba a ese chico, porque era todo lo que estaba prohibido, pero también por ser un cobarde que se burlaba en silencio, con su novia, que resultaba ser su amiga.

Miró la hora en su móvil y vio que quedaban cinco minutos para que su tortura comenzará. Bajó al primer piso y se sentó a mirar su teléfono mientras esperaba a Lucas. Recorría el inicio de Instagram, se detuvo cuando vio una publicación de Valen, su amiga. Había publicado una fotografía de ellas dos juntas. Sintió mucho enojo cuando se percató de que Valen se estaba burlando de ella, aquel pequeño texto en el pie de la fotografía la dejaba al descubierto.

«Sus pecas están de más »

¿Qué le pasaba? ¿Por qué hacia eso? Iba a llamarla, decirle un montón de cosas, pero no pudo hacerlo porque el timbre sonó. Bufó, se sintió triste por aquello, era como si su amiga intentará recordarle que no era perfecta.

—Llegas diez minutos tarde.

Le dijo en cuanto abrió la puerta, estaba enojada con él también, porque ver esa fotografía la llevo a recordar ese día. Dónde Valen le comentó que sus pecas eran motivo de burla.

—Lo siento por eso, no encontraba las llaves de mi moto.

Elevó las llaves y las movió frente a los ojos de Abril.

—Como sea… Pasa, necesito que esto termine pronto.

Se giró y caminó hasta el living, dónde ya tenía todo listo para ya armar el trabajo.

—¿Te sientes bien? Estás roja.

Lucas sonreía como siempre lo hacía, esa sonrisa de chico malo típica de actor de película, de alguien seguro se si mismo.

—No es problema tuyo.

El se encogió de hombros y la siguió al living, donde la mesa estaba cubierta de papeles, resaltadores y una notebook abierta con el documento del trabajo a medio escribir. Se dejó caer en el sillón como si estuviera en su casa, estirando los brazos detrás de la cabeza.

—¿Siempre estudias con esta intensidad? Parece que vas a descifrar el código nuclear —bromeó, mirando los apuntes con una ceja levantada.

Abril no respondió. Se sentó frente a él, cruzó las piernas y comenzó a teclear con fuerza, como si cada palabra escrita fuera una forma de canalizar su enojo. Lucas la observó en silencio durante unos segundos, luego se inclinó hacia adelante.

—¿Te peleaste con Valen?

Abril se congeló. No lo miró, pero sus dedos dejaron de moverse.

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque vi la historia. Y porque estás actuando como si quisieras arrancarme la cabeza con una grapadora.

Ella giró lentamente la cara hacia él, con una sonrisa que no llegaba a los ojos.

—¿Y tú qué sabes de grapadoras? Seguro nunca usaste una en tu vida. Tu novia lo hace todo por ti, ¿no?

Lucas parpadeó, sorprendido por el golpe directo. Luego se rio, esa risa baja y arrogante que a Abril le daban ganas de meter en una licuadora.

—Ya no es mi novia.

Abril lo miró fijamente.

—Claro…

Susurró sin decirle nada más.

—Valen y yo terminamos cuando el verano finalizó. Pensé que lo sabías.

Claro que ella lo sabía, pero decía aquello porque necesitaba recordar que su amiga, era la ex novia del chico que la estaba descolocando m

—¿Y por qué habría de saberlo? ¿Acaso soy parte del boletín oficial de rupturas?

Lucas se encogió de hombros otra vez, pero esta vez su sonrisa se desdibujó un poco.

—Solo pensé que… no sé, que te lo habría dicho. Es tu amiga, ¿no?

Abril apretó los labios. El “es tu amiga” le dolió más de lo que esperaba.

—Sí. Lo es.

Hubo un silencio incómodo. Lucas se levantó y caminó hacia la cocina sin pedir permiso. Abril lo siguió con la mirada, molesta por su familiaridad, pero también curiosa. Lo vio abrir la heladera y sacar una botella de agua.

—¿Sabías que Valen me dijo que tú te burlabas de mis pecas?

Lucas se detuvo. Cerró la heladera con lentitud y se giró hacia ella.

—¿Eso te dijo?

Abril no podía creer que el se hiciera el desentendido.

—Sí. En verano. Después de la piscina. Me lo dijo como si fuera una anécdota graciosa. Como si yo fuera parte del chiste.

Lucas se apoyó contra la mesada, con la botella en la mano. Su expresión cambió. Ya no era el chico seguro de sí mismo, sino alguien que parecía estar buscando las palabras correctas en un idioma que no dominaba.

—Nunca me burlé de tus pecas. Nunca. Lo juro.

Abril lo miró, desconfiada.

—Entonces ¿por qué me ha dicho eso?

—Porque ella lo hacía. Y yo… —Lucas bajó la mirada, avergonzado—. Yo no la frené. Me reía por compromiso. Porque si no lo hacía, se enojaba. Era como estar en una sitcom donde ella era el guionista y yo solo decía los chistes que me tocaban.

Abril se quedó en silencio. No esperaba esa respuesta. No esperaba que Lucas, el chico malo, el arrogante, el que parecía tener todo bajo control, admitiera algo así.

—Igual fue cobarde —dijo, sin suavizar el golpe.

—Sí. Lo sé. Y me arrepiento.

Volvió al living y se sentó otra vez, esta vez más serio. Abril lo observó desde la cocina, sin moverse. Luego caminó hacia él y se sentó a su lado, más cerca de lo que había planeado.

—¿Por qué terminaron?

Lucas la miró, sorprendido por la pregunta.

—Porque me di cuenta de que estaba con alguien que no me gustaba tanto como pensaba. Y porque… —hizo una pausa, como si estuviera decidiendo si decirlo o no. —Porque empecé a pensar en otra persona.




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