Los días fueron transcurriendo con normalidad, y disfruté de mis amigas, hasta que llegó el momento en que Rita tuvo que marcharse de regreso al campo. Realizamos una última salida, solo las tres, pero en lugar de un club, fuimos a cenar a un restaurante de comida rápida, al cine y pasamos un par de horas en el parque, recordando viejos tiempos.
Evité mencionarle a Darcy lo ocurrido, sentía que no me correspondía hacerlo, e hice lo posible para que Rita no se sintiera incómoda o avergonzada conmigo, tratándola igual que siempre, lo que logró darle la confianza de que todo estaba bien entre nosotras. El mensaje que Elías me había enviado aquella noche lo respondí con el emoji de una carita riendo a carcajadas con lágrimas, y ese fue el final de todo, no volví a tocar el tema.
Sentía que era tiempo de avanzar.
Pasaron los días, semanas hasta que de la noche a la mañana habían pasado dos meses, sin ninguna novedad. Los encuentros con Caín siguieron, con la diferencia de que además de hacerlo debía escucharlo quejarse una y otra vez de su, según él, incompetente secretaria. Quien a mí me caía cada vez mejor, y por decírselo, terminé atada a una cama de hotel como castigo.
«Y decía que no éramos amigos para hablar de problemas personales… hipócrita»
Pero el karma había tocado a su puerta, de eso estaba segura, ya que al final resultó que la chica estaba embarazada (no era tan inocente como creí) y eso le impedía despedirla pese a la gran metida de pata que cometió al aceptar como socios a H&J, esos bastardos eran lo peor del gremio.
En fin, la tensión sexual que existía entre ellos, y no querían reconocer, era lo que más me resultaba excitante, y cuando se me presentó la oportunidad no dudé en ofrecerles un trío para aumentarla, y atizar las llamas.
Qué hermosa fantasía sexual me habría resultado ver cómo se comportaban en la cama, así como saber qué tan intensa y lujuriosa podría llegar a ser una mujer embarazada. Tenía esa curiosidad luego de que Darcy nos contara su experiencia.
Pero al final no cedieron, ambos se hacían del rogar, incluso entre ellos.
En casa nada nuevo ocurría; la abuela estaba bien, aunque pasaba mucho tiempo fuera, en los dichosos retiros espirituales. Mi adorado Leo seguía creciendo, y papá… siempre metido en sus asuntos. No volví a saber de la chica que se suponía cortejaba, lo que me dio a entender que, en definitiva, tenía razón; no planeaba llegar a nada serio con ella y solo la estaba utilizando.
Creí que el saber que no estaba en un error me haría sentir satisfecha, pero en realidad sentía pena por ella, ya que ese día se le vio muy ilusionada con Héctor Stain.
«Pobre ingenua»
«Malditos hombres»
Y hablando de ellos, debía mencionar a mi intrigante prometido, con quien no hubo ni la más mínima novedad. El beso fugaz de aquella noche fue la única muestra de interés sexual que presencié, y no lo repitió por creer que se había “sobrepasado”, pese a que le dije que no fue así. Solíamos salir a citas, pero ya todo era monótono, al punto en que poco a poco fui perdiendo la esperanza de que llegásemos a algo más, el tipo era imposible de seducir, así que en su lugar fuimos creando una especie de amistad.
Lo conocí un poco más, era bastante bromista en ocasiones, pero muy atento al momento de complacer mis caprichos. Sabía escuchar, aunque eran escasas las cosas que le contaba, y no me presionaba en nada. Era muy inteligente y responsable al momento de manejar sus negocios, así que no me sorprendía que hubiese logrado acumular una fortuna.
Y ese fue el Elías Odell que conocí en el transcurso de once meses.
—Creo que será una gran oportunidad, nos veo creando una residencial de alta alcurnia en ese lugar. El lote está barato, aun así, será una inversión muy costosa construir las viviendas, pero estoy seguro de que valdrá la pena.
Fruncí ligeramente el ceño, y le presté total atención a la conversación que papá mantenía con Elías, mientras nos encontrábamos en su casa para desayunar como “familia”, dado a que en un par de meses seria oficialmente su esposa. Incluso la abuela estaba presente.
—Te aseguro que será todo un éxito, y llevará a BC Stain Company a otro nivel.
—No estoy de acuerdo —me atreví a hablar, ganándome una mirada carente de humor por parte de mi progenitor. —. Ese sector no es una buena opción, papá, por muchas razones.
En resumen, mi padre estaba convencido de que podría construir una residencial de elite en una enorme propiedad ubicada entre dos barrios sumamente peligrosos, dominados por las maras. No por nada se la ofrecían un precio tan accesible.
—Rebeca… —dijo con advertencia.
—Papá, invertirás mucho dinero construyendo casas de lujos, y al final nadie de la alta alcurnia querrá mudarse a ese lugar. Será dinero desperdiciado. En su lugar, puedes construir viviendas rurales a precios accesible para personas que han nacido y crecido en esos lugares. Esa es una mejor opción; puedes concederles la oportunidad de pagar a plazos, lo cual hará que haya más movimiento comercial, ya que el cliente podrá adquirirlas sin descapitalizarse en corto plazo. Muchos se animarían a comprar, te lo aseguro.
Una carcajada llena de sarcasmo brotó de sus labios, mientras negaba con la cabeza.
—Soy yo quien sabe —su sonrisa se desvaneció, y endureció su expresión mientras se inclinaba ligeramente hacia mí. —. Llevo años en este negocio.
—Mas, sin embargo, te equivocas. —respondí en un acto de osadía.
—Rebeca, ¿qué demonios pasa contigo? —golpeó la mesa, en un ataque de ira, provocando que tanto la abuela como yo nos sobresaltáramos. —. ¡Cierra la maldita boca!
—¡Señor Stain! —la voz de Elías, con un tono de reprehensión, resonó en aquel espacio. —. Le rogaré no volver a levantar la voz en mi hogar, mucho menos gritarle de esa manera a mi prometida y futura dueña de esta casa.
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Editado: 18.11.2024