—Hay grandes mercados gastronómicos en Reino Unido que representan la cultura y la historia y los mercados de Brixton Village no son la excepción —expuso Rudy frente a las cámaras—. Creados por el actor Carl Brisson en los años treinta, este mercado está lleno de exquisitos ingredientes jamaiquinos, como el aromático y delicioso chile panameño, que le agrega un perfume imborrable a cualquier plato y se queda grabado en tu paladar y en tu corazón. El reto de hoy se llama “Trueque gastronómico”.
—Suena a otro dolor de cabeza —masculló Harvey.
Los chefs estaban formados en fila, mirando hacia el frente, donde yacía una mesa blanca con varios ingredientes sobre ella. Algunas personas se habían reunido alrededor, curiosas o bien conocedoras de lo que ocurría, pues el programa estaba comenzando a tomar fama.
—Nuestros chefs podrán escoger solo cuatro ingredientes que se encuentren en la mesa, preparar algo con ello e intercambiarlos por otros ingredientes en el mercado —explicó Rudy—. El chef que logre recaudar más dinero equivalente a los ingredientes recolectados, ganará la prueba. Una vez que toquen un ingrediente, ya no podrán elegir otro. ¡Tienen una hora y media para preparar un plato, intercambiarlo y recolectar los productos del mercado!
El sonido del silbato los hizo correr hacia la mesa. Rebeca observó cada uno de los ingredientes. Orlando, Lucien y Anouk no lo pensaron dos veces antes de tomar lo que necesitaban. Diestramente, tomaron los ingredientes y volvieron a las cocinas perfectamente montadas por la producción en uno de los bodegones del mercado. Rebeca había visto lo que Orlando tomó.
Azúcar, mantequilla, sal marina y ajonjolí.
De inmediato, supo que haría toffees de caramelo salado.
No tenía idea de qué hacer, pero de lo que sí estaba segura, era que lo que ella tenía que preparar algo mejor que eso y lograr recolectar más ingredientes que ellos. Contrario a lo que estaba notando en el resto de sus compañeros (que apuntaban a preparaciones meticulosas para conseguir productos más costosos) su idea era preparar un producto rápido que le permitiera recolectar más ingredientes a menor precio, pero lo que hiciera, debía garantizar un trueque.
“¿Qué es lo que a la mayoría de la gente le encanta?”, reflexionó.
Sin pensarlo, tomó el café de la mesa. También tomó miel, canela y maracuyá.
Rebeca corrió hacia su estación con los ingredientes, bajo la mirada incrédula de algunos de sus compañeros.
—Qué original —masculló Anouk, burlona.
La morena decidió ignorarla y concentrarse en su preparación.
Mientras tanto, Rudy pasó por las mesas para enseñarle a los televidentes lo que cada uno estaba haciendo. La primera mesa a la que se acercó, fue a la de Fiona.
—Avena, miel, azúcar y chile en polvo. ¿Qué piensas hacer con eso, Fiona?
—Una granola dulce y picante.
—¿No crees que es demasiad arriesgado?
—El mercado en su mayoría tiene influencia caribeña. Creo que la elección de los ingredientes está a mi favor. Tengo pensado cambiarlo por frutas secas, leche y yogurt. Son productos que subirán rápido el presupuesto.
—Interesante —comentó Rudy. Pasó por la mesa de Anouk mientras ella ya se encontraba mezclando en una olla con todas sus fuerzas—. Veo que también escogiste chile como uno de tus ingredientes —expuso Rudy, contemplando su mesa—. Además, tienes tamarindo, azúcar y pectina. Por lo que veo, es una especie de, ¿mermelada?
—Estoy preparando gomitas de fruta con chile. La dulzura de la pulpa del tamarindo, mezclado con su acidez y el toque picante del chile, suena irresistible para cualquiera.
—¡Tienes razón, mi boca se hace agua! —exclamó Rudy, divertido—. ¡Qué ingeniosa, chef Anouk!
Ella sonrió, orgullosa y altanera. Justo a su lado, se encontraba Orlando. La chef no dejaba de mirarlo y sonreírle mientras hacía su preparación, intentando llamar su atención.
—Creo que el chef Gamal y yo tuvimos una idea parecida —comentó ella, sonriéndole a la cámara—. Parecemos estar sincronizados.
—Ya lo creo —comentó conde, amable, pero sin siquiera dirigirle la mirada. Anouk rió coquetamente.
Rebeca blanqueó los ojos al escucharla.
Después de infusionar el café con agua caliente por varios minutos, agregó las especias y la miel durante el hervor y luego agregó la maracuyá junto con el con hielo. Sonrió satisfecha al terminar.
¡Era la primera en hacerlo!
Orlando la miró de reojo y, disimuladamente, aceleró el paso.
—¿Qué está preparando, chef Gamal? —inquirió Rudy, aproximándose a él.
—Más bien, que estaba preparando —repuso el conde, sonriendo encantador. Orlando sujetó la olla y la vertió sobre una bandeja, dejando caer el caramelo lentamente. Una vez que lo esparció por toda la bandeja le agrego ajonjolí blanco—. Hice unos toffees con ajonjolí a base de sal marina, caramelo y mantequilla.
—¡Caramelo salado, delicioso! ¿Puedo saber por qué escogió esta preparación?
—Es una de mis preparaciones favoritas. Aunque es dulce y deliciosa cuando lo saboreas por primera vez, la sal que tiene, y que se siente al final del saboreo, emociona al paladar. Además, nadie puede resistirse al color del caramelo —dijo, mirando disimuladamente a Rebeca. Ella bufó y continuó sirviendo los cafés, casi al mismo tiempo en el que Orlando comenzó a empaquetar los toffees con una sonrisa que intentó ocultar.
Ambos comenzaron a empaquetar cada vez más rápido a medida que cruzaban miradas. Rebeca fue la primera en terminar de empacar y salió disparada. Orlando fue tras ella.
—¡Los chefs Gamal y Catalano son los primeros en iniciar oficialmente el reto con productos completamente diferentes! —exclamó Rudy.
—¡Buenos días! ¿Le gustaría intercambiar especias por un café frío con maracuyá? —le preguntó Rebeca a una de las encargadas de uno de los puestos.
—Oh, sí, se ve delicioso —La mujer le tendió una pequeña bolsa de especias y recibió el café. Rebeca sonrió, victoriosa.