Decisiones Y Advertencias.
Aylin respiró hondo mientras servía el café a un cliente. Habían pasado días desde aquella noche en el bosque, pero el dolor no desaparecía. Seguía sintiendo ese vacío en el pecho, esa opresión cada vez que pensaba en Ethan.
"No puedes ser mi compañera."
Las palabras seguían resonando en su mente como una sentencia. Había intentado convencerse de que no importaba, que solo había sido una locura pasajera, pero su cuerpo no la dejaba olvidar.
—Aylin, ¿estás bien? —preguntó Sofía, apoyándose en la barra con los brazos cruzados.
—Sí… solo estoy un poco cansada —respondió, forzando una sonrisa.
Sofía la miró con sospecha, pero antes de que pudiera insistir, la puerta de la cafetería se abrió de golpe. Un escalofrío recorrió la espalda de Aylin al ver entrar a un hombre alto, de mirada oscura y porte peligroso. No lo conocía, pero algo en él le puso la piel de gallina.
El extraño escaneó el lugar hasta que sus ojos se fijaron en ella.
—Así que es cierto… —murmuró con una sonrisa ladeada—. La humana del Alfa Blackmoon.
El corazón de Aylin latió con fuerza.
—Disculpa, ¿quién eres? —preguntó, intentando mantener la calma.
El hombre dio un paso hacia ella, sin apartar su mirada depredadora.
—Mi nombre es Damien, y tengo que admitir que me sorprende verte aquí, sola e indefensa. No todos los días una humana es rechazada por su pareja…
Aylin sintió un nudo en la garganta. ¿Cómo sabía eso?
—Déjala en paz —intervino Sofía, poniéndose frente a ella. Damien sonrió divertido.
—Tranquilas, no he venido a hacer daño. Solo quería conocer a la chica por la que el gran Ethan Blackmoon ha estado perdiendo el control.
Aylin frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?
Damien se inclinó un poco, como si le confiara un secreto.
—Tu querido Alfa no está tan bien como finge. Desde que te rechazó, su lobo está inquieto, descontrolado. Y créeme, eso lo hace vulnerable.
Aylin sintió un vuelco en el estómago.
_¿Por qué me dices esto?
Damien se incorporó y la miró con intensidad.
—Porque quiero que sepas que si Ethan no te quiere… hay otros que sí lo harán.
Y con una sonrisa enigmática, se dio la vuelta y salió de la cafetería, dejándola con el corazón latiendo desbocado y más preguntas que respuestas.
¿Qué estaba pasando con Ethan? ¿Y por qué tenía la sensación de que todo estaba a punto de volverse aún más peligroso?