Recordarnos

Capítulo 11

Capítulo 11

Tyler

 

Llegar a casa de mis padres me tiene a punto de vomitar, y con cada paso que doy en dirección a la puerta se me hace más difícil mantener la compostura. Esto va a ser insoportable, mi padre va a decepcionarse y mamá va a querer matarme. He sido el peor hombre de la historia y me merezco que me odien, pero eso no lo hace más fácil, al contrario, me hace sentir peor. 

En la puerta, toco un par de veces y la chica del servicio abre, sonriendo radiante al verme. 

—Señor Tyler, qué bueno verlo. —Se hace a un lado, dejándome pasar—. Sus padres lo están esperando para cenar. 

Fantástico, voy a dañarle el apetito a todos. Tal vez lo sea dejar las noticias para después de comer. 

—Gracias, Shirley. 

Entro a casa y ella cierra detrás de mí mientras yo atravieso el vestíbulo en busca de mis padres. Ellos están en la sala de estar, ambos sentados en el sofá mientras hablan. Hay música clásica de fondo y mamá ríe por algo. 

Al verme, se levanta de un salto y corre hacia mí. 

—Cariño, has venido. —Me abraza y no puedo evitar sonreír—. ¿Cómo estás?

—Bien, gracias. 

Papá la sigue, estrechando mi mano antes de darme un abrazo de palmadas en la espalda. 

—Hijo, estaba a punto de ir a buscarte a Londres yo mismo, la empresa es un desastre sin ti y Megan. 

Me pone al corriente de todo lo que ha estado pasando mientras mamá pone la mesa. Decido dejarlas noticias para luego, quiero ponerme al día con ellos antes de que me manden a freír espárragos por ser el mayor imbécil de la historia. 

—Es lamentable que no haya podido remediar los asuntos por mi cuenta, se supone que soy el que dirige el lugar pero todo está patas arriba porque los vicepresidentes estaban ausentes. 

—No te tortures así, papá, son cosas que se salen de tus. 

Él asiente, soltando un suspiro audible. 

—Lo sé, por eso he tomado la decisión de dejarlo. 

Arqueo las cejas, sorprendido, y le echo un vistazo a mamá cuando ella entra. Ella no parece molesta al escucharlo, supongo que está con ello y que ya lo han hablado. 

—No creo que esa sea la solución, es normal que las cosas se hayan vuelto un desastre, dos de los activos más importantes no estaban. 

Papá sonríe, poniendo una mano en mi hombro. 

—Estoy viejo, Tyler —argumenta con resignación—. Ya no soy el mismo y estoy cansado. Ya es hora de que alguien tome mi lugar. 

Darla lo había dicho, pero no quería creerlo hasta escucharlo de la boca de mi padre. Ahora que lo he hecho y que me ha dado sus razones, entiendo por qué quiere hacerlo. Ya lleva mucho tiempo haciendo lo mismo y ha tenido que atravesar la peor etapa que ha tenido la empresa, es normal que esté cansado. Eso no quiere decir que no lamente que se vaya. 

—Vamos a extrañarte mucho. 

—Lo sé, aunque no puedo decir lo mismo. 

Ríe y no me queda de otra que seguirlo. Supongo que ya está planeando su retiro con mamá y estoy seguro de que no va a extrañar para nada el estrés de la empresa. 

—¿Ya has pensado a quién vas a dejar a cargo?

Él asiente. 

—Sí, lo anunciaré en la fiesta de aniversario de la empresa. 

Entorno los ojos. 

—¿Ni siquiera vas a decirme a mí?

Él niega sin un gramo de culpabilidad. 

—La cena está servida, queridos míos —anuncia mamá con diversión. 

Pasamos al comedor y me siento frente a mi madre. Papá está en su lugar a la cabeza de la mesa, mamá y yo tomamos nuestros respectivos puestos a cada lado suyo. 

—Qué triste lo que le pasó a la hermana pequeña de Maggie, la pobre ha estado desconsolada los últimos días —comenta mi madre y me tenso—. Y ese pobre niño que han dejado. Mi corazón duele por él. 

Y va a dolerle el doble por Charlie cuando sepa que en realidad es mi hijo y lo dejé a su suerte. 

—Corren rumores de que Megan va a hacerse cargo del niño —dice mi padre y mantengo la mirada en mi plato—, ¿es cierto?

—Sí —contesto entre dientes—, es cierto. 

—Oh, Dios mío. Qué gran persona es Megan, ¿verdad? —suspira mamá, prácticamente al borde del llanto.

Sí, es la mejor persona del mundo, eso no hay ni que discutirlo. 

—Sí, no hay duda de que tiene un corazón inmenso. —Papá toma de su copa y lo siento mirarme todo el rato—. ¿Podemos saber qué tienes que ver tú en todo eso?

Me llevo comida a la boca, tomándome mi tiempo para responder. 

—La estaba ayudando con los trámites de la adopción. 

Mamá hace un sonido de satisfacción. 

—Qué amable eres. cariño. —Toma un bocado y mastica, cuando traga, continúa—: Desde que ella regresó, he creído que ustedes serían una linda pareja. Cuando tuvieron su romance de verano estaba muy emocionada, pero luego regresamos a casa y no la viste más. 




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