Capítulo 16
Megan
Me despierta un ruido en la cocina seguido de una risa infantil que conozco bien. Doy vueltas en la cama y veo la hora en mi despertador. Son las siete en punto y mi alarma no está sonando. ¿Olvidé ponerla la noche anterior? Probablemente, estaba exhausta después de haber escuchado todo lo que dijo el abogado.
Dios, ¿por qué todo tiene que ser tan complicado?
No es posible que ahora, justo cuando tengo a Charlie aquí conmigo, alguien quiera quitármelo. ¿Y quién demonios es este hermano de Albert? Nadie ni siquiera lo nombró en esos días que estuvimos en Londres, que fueron muchos, y ahora, de la nada, aparece con estas ínfulas de superhéroe queriendo quedarse con Charlie. En todo el tiempo que he conocido a Albert nunca había mencionado a su hermano, y mi tía Annie tampoco lo hizo.
Es sospechoso como no tienes una idea.
Sabiendo que Charlie está en buenas manos y necesitando una ducha con urgencia, entro al cuarto de baño y me preparo para el día. Hoy, Tyler y yo tenemos varias reuniones en conjunto qué llevar a cabo, ambos necesitamos tener la mente en ello, pero con lo que está pasando ahora tendremos que reducir el tiempo de esas reuniones para abrirle un hueco al abogado.
Todo sea por que Charlie permanezca con nosotros.
Mi madre va a cuidar de él hoy, está aprovechando estos días antes de que tenga que compartir a Charlie con la madre de Tyler. Creo que nunca, ninguna de las dos mujeres, había estado tan feliz por algo y es divertido verlas ponerse acuerdo con los horarios.
Mi hermana también quería ser parte de este horario, pero no tiene tiempo. Tiene que dirigir la empresa de papá, nada menos. La pobre con dificultad tiene tiempo para sí misma.
Una vez lista, salgo de la habitación. Me recibe el olor de tocino y mi estómago gruñe. Parece que Tyler está siendo un padre aplicado y le está dando de comer a Charlie. En la cocina, los encuentro a ambos riendo mientras Tyler intenta hacer girar en el aire un huevo frito.
Es como un niño pequeño apoyado por otro niño pequeño.
—¡Tía Megan! —grita Charlie, corriendo hacia mí para abrazarme.
Lo alzo en el aire y lo dejo en el suelo tan pronto como nos tambaleamos. Él ríe, sosteniendo mi mano para evitar que caiga por mis tacones.
—Lo siento, no tengo tanto fuerza como creí —bromeo y él se encoge de hombros.
—Es que estoy muy grande.
Tyler ríe, dejando la sartén donde va y sacando el huevo para dejarlo en el plato. Gracias al cielo está en buen estado.
—Buenos días —saluda, viniendo a mí y dejando un beso en mi mejilla.
Suspiro cuando se aleja. Esta cercanía está haciendo mella en mi escudo que me he autoimpuesto.
—Buenos días. —Me siento a un lado de Charlie, viendo a Tyler servir el desayuno para todos—. ¿Cómo estás, gran hombre?
De una forma muy tierna, Charlie se sonroja.
—Estoy bien.
Esta vez no me miente como en días anteriores. A veces no se levanta de buen humor pero siempre dice que está bien, incluso cuando le repito una y otra vez que puede decirme la verdad.
—Eso es genial. —Tyler pone un plato frente a él y toma el tenedor de inmediato—. ¿Estás feliz de ver a mi madre de nuevo?
Él asiente mientras come.
—Sí, me encanta su casa —dice con la boca llena.
—Bien, pero traga antes de hablar —lo riño, pero con una sonrisa en la boca. Miro a Tyler—. ¿Qué tal dormiste?
Deja un plato frente a mí y otro de su lado, tomando asiento.
—Bien, aunque con un poco de dolor en la espalda.
Es evidente su tono de reproche, pero lo ignoro por el bien de ambos. Se está aprovechando de la situación y no sé si eso me gusta o no. Lo que es evidente es que no me molesta para nada.
—¿Necesitas ir a casa para cambiarte?
Niega, sonriendo como si supiera lo que hay en mi cabeza.
—No, tengo una muda en la oficina, me cambiaré allá.
Me acabo la comida, escuchando a Tyler y Charlie discutir sobre algún juego de video, y me sigue sorprendiendo lo mucho que se parecen. Su comportamiento debería ser como el de Albert o el de Annie, se supone que los niños imitan a sus padres mientras crecen, y estoy a punto de creer que solo estoy viendo lo que quiero y no lo que en verdad es.
Tendré que preguntarle a alguien cuando estén juntos delante de más gente.
De pronto, ambos se quedan en silencio. Charlie ha acabado y se ha levantado, llevando su plato al fregadero. Cuando acaba, agarra una taza de café que había olvidado poner en su sitio y la llena de café, entonces regresa y la pone a mi lado.
—Para ti, tía Megan —dice, sentándose—. Tyler lo olvidó.
Dios, el trabajo que hizo Annie para criarlo es impresionante. No hay día en el que Charlie no me sorprenda de buena manera, y estoy segura de que todo es debido a Annie. Albert también tuvo que ver, por supuesto, pero las cosas que hace las vi hacerlas a Annie cuando pasaba días en su casa.