Recordarnos

Capítulo 22

Capítulo 22

Megan

 

Tyler no tarda más de doce horas en buscar algunas cosas a su casa y traerlas a la mía. Por supuesto, su mudanza no será permanente, solo hasta que las cosas se asienten y Charlie esté bien. Y él entiende perfectamente lo que quería decir cuando acepté que viniera porque solo trae consigo lo esencial; ropa, artículos personales, un montón de papeles del trabajo y su portátil. 

Charlie, por su parte, está que no cabe de la felicidad. Desde que anunciamos que Tyler se iba a mudar a mi casa no ha dejado de sonreír, y solo con eso sé que he hecho lo correcto. 

El resto de la semana pasa sin contratiempos, salvo el tener que dormir con Tyler en la misma cama evitando a toda costa tocarlo. Es toda una hazaña, sobre todo por lo cálido que es y los recuerdos que me provoca. Pero hago el esfuerzo por mantener las apariencias. 

La primera noche fue la peor, me costó dormir un montón y me desperté un par de veces cuando sentí que estaba pegada a él. La segunda noche fue un poco mejor, pero no tanto como para descansar como es debido. La tercera noche me di por vencida y me alejé de él cuando ya era de mañana. Si se dio cuenta, no lo hizo saber. 

Tyler es un caballero, lo está demostrando al no hablar ni de las noches que pasamos juntos, al no aprovecharse de nuestra nueva modalidad de vida y al no mencionar el beso. 

Esto último no sé si me alegra o me entristece. 

El viernes por la mañana, luego de dejar a Charlie en la escuela, llegamos a la oficina para encontrar a todo el mundo emocionado. Mañana por la noche será la fiesta de aniversario de la empresa y eso tiene a la gente revolucionada porque se anunciará quién se va a hacer cargo de la empresa cuando el padre de Tyler renuncie. Yo creo que va a dejar a Tyler a cargo, después de todo es su hijo y se ha hecho cargo de todo la mar de bien en el último año. 

Cuando paso junto a Rylie, ella se levanta de inmediato para seguirme dentro de mi oficina. 

—Te ha llegado correo del juzgado. 

Me detengo a medio camino del escritorio y me giro para mirarla, mi ceño fruncido en confusión. 

—¿Del juzgado? 

Asiente, entregándome el sobre. 

—Pensé que era importante. 

Lo tomo, leyendo el mi nombre y el de Tyler en la parte posterior. 

—Gracias, Rylie. 

Ella se va y tomo asiento, abriendo el sobre. Cuando leo, empiezo a temblar. Es el aviso del juez que lleva el caso de Charlie aquí que avisa que el hermano de Albert ha pedido la custodia de mi hijo. 

Voy en busca de Tyler, entrando en su oficina sin avisar. Él acaba de llegar conmigo, no creo que esté ocupado. 

Cuando cierro la puerta detrás de mí, aparta la vista de la pantalla del ordenador y me mira. 

—¿Ocurre algo? —No puedo hablar sin entrar en pánico, así que le entrego el aviso del juzgado. Él lo toma y lo lee, su expresión tornándose tétrica—. Maldición. 

—¿Qué vamos a hacer? 

Levanta la bocina del teléfono y presiona un botón. 

—Darla, ponme en contacto con mi abogado. —Espera la respuesta de Darla y asiente—. Gracias. —Cuelga, se levanta y viene hacia mí, poniendo sus manos en mis hombros—. Tranquila, ese hombre no va a quitarnos a Charlie. El abogado de Albert y tu tía está seguro de que no puede hacer mucho. 

—¿Cómo puedes estar tan seguro? 

—Porque somos sus padres biológicos, sus padres adoptivos nos dejaron a cargo de él y un juez ya nos dio su custodia.

Suena tan seguro que le creo. Asiento y respiro profundo para tranquilizarme. 

—Sí, todo va a estar bien. 

Me da una sonrisa y me envuelve entre sus brazos. Acepto el gesto de buena gana. Mentiría si dijera que no me siento segura cuando está conmigo, ha demostrado en poco tiempo ser un buen hombre y creo que no va a defraudarme nunca más. 

—Ese hombre no puede hacer nada, ni siquiera conoce del todo a Charlie, y el niño está bien con nosotros. Un juez no va a quitárnoslo solo porque un tonto lo pide. 

Meto la cara en su pecho y asiento. Gracias al cielo que él está conmigo y no tengo que pasar por esto sola, porque ya me habría echado a llorar hecha una bolita en mi cama pidiendo a mi mamá que solucione todo por mí. 

De pronto, la puerta se abre y tengo que soltar a Tyler para ver quién interrumpió. Cómo no, se trata de Miranda. 

—Vaya, qué escena más linda —se burla y hago todo para no rodar los ojos—. Lamento interrumpir, pero esto es importante. 

Me alejo de Tyler, ignorando a Miranda. 

—Cuando hables con el abogado, avísame. 

Él asiente y, sin esperar respuesta, salgo de su oficina. 

Que jodan a Miranda.

 

 

—¡Charlie, vamos a llegar tarde! 

Estamos por ir a la fiesta de aniversario de la empresa y voy a dejar a Charlie con mi hermana, pero está tan emocionado por hacerles una visita a Megara que no sabe qué juego de mesa llevar. Mi hermana, puedo apostar, tiene un montón. Nunca los he visto, ella y yo no somos de pasar el rato jugando a juegos de mesa, pero su prometido sí que le gusta, ha jugado con Charlie cuando los va a visitar. 




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