Recordarnos

Capítulo 24

Capítulo 24

Megan

Se siente como si hace mucho tiempo que no lo he probado, pero a la vez como si fuese algo normal. Se siente familiar, pero a la vez hay una emoción en mi estómago como si fuera la primera vez, aunque hace unos días lo haya besado.

Muevo mis labios sobre los suyos con lentitud, saboreando el momento. Las personas a nuestro alrededor han dejado de importar, como si solo quedáramos nosotros dos solos en la sala. Sus pulgares acarician mis mejillas y suelta un suspiro de alivio que entiendo completamente.

¿Cómo he sido tan tonta para negarme esto?

Estoy segura de que, una vez se aleja, voy a recordar los motivos por lo que esto es una mala idea, pero ahora no importa. Rodeo su cuello con mis brazos y lo atraigo más cerca. No puedo tener suficiente de él, y él parece pensar lo mismo.

Una de sus manos se desliza por mi mandíbula y más allá, hasta rodear mi nuca y meter sus dedos en el inicio de mi cabello. Hace un sonido bajo de felicidad y me gustaría estar a solas con él para…

Alguien se aclara la garganta a nuestro lado, haciendo que dejemos ir al otro. Con el ceño fruncido, miro hacia la fuente de la interrupción, y por primera vez desde que lo conocí me gustaría matar al hombre.

—Lamento interrumpir —dice Alan con una sonrisa en la cara que me gustaría borrarla de una bofetada—, pero hay un par de inversores a los que les gustaría hablar con ustedes.

Doy un paso atrás, echándole un vistazo a Tyler. No parece más feliz que yo. De hecho, creo que la vida de Alan corre peligro. Sin embargo, logra calmar sus ansias de sangre, se alisa la chaqueta y se limpia el borde de los labios para luego mirar su dedo.

Si él tiene mi labial corrido por toda la boca, yo no debo estar mejor.

—Permíteme ir al lavabo primero —le digo a Alan antes de poner una mano en el pecho de Tyler, llamando su atención—. Adelántate, yo estaré contigo en unos minutos.

Asiente, pero en lugar de alejarse, se inclina para dejar un beso casto en mis labios.

—Vuelve pronto.

Me voy antes de arrastrarlo conmigo a un lugar solitario y continuar donde lo dejamos, esta vez sin público. En el lavabo, aprovecho de hacer mis necesidades y me retoco el maquillaje.

A medida que pasan los minutos y me enfrío, empiezo a preguntarme si estoy haciendo bien al permitirle a Tyler entrar en mi vida de nuevo. La situación es complicada ya por sí sola, agregándole un romance que puede acabar mal ‒como ya pasó en dos ocasiones‒ es buscarnos un problema innecesario.

Sin embargo, no puedo detenerlo. Él ha hecho tantas cosas por mí y se ha portado tan bien en las últimas semanas que mi convicción acerca de dejarlo fuera de mi corazón se está desvaneciendo poco a poco.

Salgo del lavabo para encontrarme de frente con Miranda. Ella se detiene, al principio sorprendida, y luego pasa rápidamente a su habitual gesto torcido cuando estoy cerca.

—A veces pienso que soy un limón —digo, alisando mi vestido con las manos.

Ella frunce el ceño, confundida.

—¿De qué hablas, lunática?

Río, bajando la cabeza por unos segundos antes de mirarla una vez más.

—Cada vez que estoy cerca de ti, pones esa cara de estar chupando limones, por ello creo que soy un limón.

Rueda los ojos.

—Limón no, tal vez eres una bomba lacrimógena.

Suelto una carcajada. Es una mujer ingeniosa. Si no fuera tan amargada y metiche, y si no hubiera estado enamorada de Tyler, podríamos ser amigas. La comisura de su boca se alza ligeramente, pero se recompone rápidamente y rueda los ojos, adoptando una expresión asqueada.

—Eres muy graciosa, Miranda. —Respiro profundamente, calmando mi risa—. Gran charla, nos vemos por ahí.

—Mejor no, es muy chocante ver tu horrible cara todo el tiempo.

—Voy a tomarme eso como un “nos vemos luego”.

Le guiño un ojo y continúo mi camino.

De vuelta en el salón, voy directamente al lugar en el que está Tyler. Se suponía que íbamos a hacer negocios esta noche, pero supongo que mantener a nuestros socios o futuros socios felices es parte de ser director general de la empresa.

Hacemos rondas para saludar a todos y conversar con las personas más importantes que han asistido a la fiesta. Cuando ha pasado un par de horas, nos acercamos a nuestra mesa para sentarnos a descansar unos minutos y aprovecho para comer unos tentempiés. Hablo con mi madre y la de Tyler mientras él hace lo mismo con mi padre y el suyo. Parece que hemos estado haciendo esto por mucho tiempo, como si fuéramos una gran familia y Tyler y yo estuviéramos juntos. Es increíble lo que ha logrado Charlie. Puede que nuestras familias fueran unidas antes de que él se uniera a nosotros, pero las viejas asperezas han sido dejadas de lado solo por el bien del niño, cosa que me hace sumamente feliz.

Tyler quita su brazo, que estaba apoyado en el respaldo de mi silla, para tomarme de la mano y darme un apretón, todo esto sin dejar de hablar con su padre y el mío. No ha dejado de tocarme en toda la noche cuando estoy junto a él, es como si quisiera confirmar mi presencia a su lado, o como si no pudiera dejar de tocarme.




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