Recuerdos de un extraño.

!Si Señor!

Recuerdos de un extraño

¡Si señor!

Cuando se es niño, la cosa más pequeña, puede ser la más grande y lo insignificante puede ser algo transcendental en nuestras vidas,

Cuando recuerdo a mi padre, lo recuerdo como un señor muy formal, algo serio, demostraba pocas veces sus sentimientos, trabajaba mucho, viajaba con frecuencia, pero siempre estuvo ahí cuando más lo necesite.

Amante de los tangos y la buena lectura, quizás gracias a él tome el hábito de leer tanto.

Por culpa de su trabajo se ausentaba, y pasábamos largas temporadas sin verlo.

Es por eso que más de una vez, le reclame por su ausencia, pero siempre su respuesta era la misma: ¡LO HAGO POR UDS ¡

Pero cuando se es niño, esas palabras  no se entienden, y solo callamos fingiendo entender….

Cuando se es niño eso no tiene sentido y solo se puede entender a través de los años, cuando ya se  es adulto, o se es padre,

Mi niñez fue muy cómoda, mis padres se encargaron de hacer que tuviera todo a o casi todo lo que un niño puede necesitar a esa edad.

Mi padre amaba tanto a mi madre, créanme nunca los vi discutir, será porque cuando mi madre le reclamaba algo, el solo callaba y se marchaba a su estudio, donde pasaba largas horas leyendo y escuchando a Gardel.

En fin mi padre adoraba  a mi madre y créanme a lo largo de mi vida siempre  recuerdo una escena, que algún día quisiera vivirla cuando  tenga una familia propia.

Cuando mi padre llegaba, todos corríamos hacia él, lo llenábamos de besos, y abrazos, ahí empezaba su lucha para poder llegar desde la puerta de mi sala hasta donde estaba mi mama, donde siempre sacaba de su maletín algún dulce o pastel, que luego mi madre compartía con nosotros, créanme era hermoso ver siempre  esa escena donde mi padre se acercaba a ella y le daba un beso con ternura diciendo ya llegue amor.

Saben ahora que lo pienso, creo que yo siempre busque lo que mi padre encontró en mi madre. Una mujer a quien amar de la misma manera que ella lo amo.

Esa escena lo disfrute, hasta el día que decidí irme  de mi casa al sentirme ya hombre.

Ya había transcurrido varios meses  en el grupo scout ,y el primer campamento de verano estaba próximo a realizarse, pero cuando entre al grupo mis padres me pusieron la condición de no asistir a ningún evento fuera del lugar donde nos reuníamos, eso incluía paseos y campamentos.

Pero yo tenía un plan, si podía convencer a mi madre, mi padre aceptaría, así que trate meses atrás de comportarme lo mejor posible, buenas calificaciones, y asistir a la iglesia, recuerden para mi madre eso era muy importante, así que me pase varios meses asistiendo los domingo por las tardes acompañando a mi madre a la parroquia cerca a mi casa, claro mi madre sorprendida por aquel golpe de religiosidad que me había llegado. Ya que a la hora de cantar salía todo mi fervor religioso. ¡¡¡¡TU HAS VENIDO ALA ORILLA …..

Mi madre feliz por tenerme a su lado, solo me observaba y no decía nada.

Pero ya faltaba un mes para el campamento y no había encontrado la forma de pedirle a mi madre el permiso para ese evento.

Nos reuníamos secretamente en la casa del chinin y planeábamos el campamento, era volante solo un día pero para nosotros era nuestra primera aventura fuera de casa y soñábamos con esa experiencia.

Todos los días cuando nos reuníamos después de mis clases de inglés, me preguntaban ya te firmaron el permiso. Y yo solo les decía ya falta poco amigos ya falta poco.

Pero era mentira, mis padres ni enterado estaban de aquel campamento, yo solo tenía la confianza que llegado el momento adecuado mi madre no me negaría el permiso, de mi padre no había problema él siempre decía si, si ella estaba de acuerdo,

Ya faltaba una semana para el campamento y habíamos quedado que el chinin y el pitufo iban a ir a mi casa a pedirle permiso a mi mama, sabía que si ellos le pedían ella quizás aceptase, así que nos arriesgamos y jugamos la última carta.

Pero tenía que ser algo bien planeado, algo que mi mama se lo creyera y me diera el permiso.

Que hacemos pensábamos todas las tardes en la casa del chinin mientras su mama nos sacaba limonada a la puerta de su casa.

Sentado en el jardín del chino con pésima sazón,

Meditábamos  la forma para que la patrulla no se quedara sin guía, para el campamento volante a ventanilla.

Ya sé lo que podemos hacer, dijo chinin, que tal si vamos con el jefe, él le puede hablar con tu mama y la puede convencer, si lo llevamos a el seguro te dan permiso, decían los dos.

Mmm podría ser pero creen que el jefe querrá ir a mi casa, sería cuestión de probar, el pitufo hablo.

Ok entonces eso vamos hacer mañana a la salida de mis clases de inglés, nos vamos a buscar al jefe, si yo conozco su casa interrumpió el pitufo.

Al día siguiente, nos reunimos con los chicos, y nos fuimos rumbo a la casa del jefe, a pesar que no quedaba muy lejos, para nosotros era distanciado para nuestra corta edad, pero necesitábamos su ayuda así que a caminar nomas, yo para esto le había dicho a mi mama que teníamos un trabajo grupal que demoraría un poco.

No sé porque pero siempre me ponían estudiar cualquier cosa para vacaciones de verano, esta vez me toco el inglés.

Así que tenía tiempo para llegar a mi casa.

Caminábamos los tres juntos por las aceras de las calles, con las manos en los bolsillos, y la mirada perdida, sé que a ellos también le angustiaba la idea de que yo no fuese a ese campamento y sé también que sufrían tanto como yo la incertidumbre de no saber si al fin me firmarían  aquel papel con el título que decía: AUTORIZACION.




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