TAQICARDIA
Med. Frecuencia excesiva del ritmo de las contracciones cardíacas.
—¿Verdad que es un lugar muy bonito? —La voz de Kris con K ha estado presente desde que salimos de casa, subiendo al auto no hubo ni un solo minuto en el que pudiéramos permanecer en silencio; y la paciencia que el tal Irak mostraba me indicaba que en verdad se había acostumbrado a este estilo de vida.
Kris estuvo preguntado todo el camino cosas sobre mí, además de lo básico; incluso se atrevió a preguntarme sobre el motivo que me había llevado fuera de Noruega, y el que me había hecho regresar.
Fue solo en ese momento que noté a Irak mostrarse un poco incomodo, seguro que sabia que su hermano estaba siendo un poco entrometido, cuestionando cosas que seguro me incomodaban; supongo que notaba mis expresiones mientras escuchaba cada de esas preguntas que podían ser un poco, bastante, personales.
Noté varias veces que estuvo a punto de pedirle que dejará de cuestionar ese tipo de cosas, pero antes de que pudiera decir algo yo respondía a lo que me había cuestionado; porque muchas veces, cuando era pequeña y la curiosidad me llegaba igual explotaba en cuestionamientos y sin meditarlo me pasaba de la raya, porque somos niños y no conseguimos distinguir entre lo que si podemos y lo que no cuestionar.
Entonces recuerdo a mi madre regañándome por ser tan imprudente; muchas veces frente a las personas que estaban con nosotros y quienes eran entrevistadas por mí; y así fue como llegó el momento en que simplemente me desaparecía cada que llegaba una visita, comencé a encerrarme en mi habitación sin importar que mamá se molestará, porque al final del día todo parecía molestarla; si hacia o no, si hablaba o no; no importaba el qué, pero siempre había algo que terminaba molestando a mi madre.
Por esa razón es que trataba de que este pequeño no sintiera eso; aquello que ni yo misma sabía cómo expresar, pero que dolía aun cuando ya era una adulta.
—Es muy hermoso, no lo recordaba así. —Era la verdad; me había alejado durante mucho tiempo y había olvidado ciertas cosas del que era mi lugar de origen.
—Nosotros venimos apenas llegamos a Noruega; no puedo creer que nuestros padres nos hayan privado de cosas tan lidas como estas. —Y entonces entré en mi momento curioso.
Pero, como acababa de recordar esos momentos en los que mamá me limitaba a decir unas cuantas palabras, no me atreví a preguntar.
—Porque no vas a solicitar un bote, Kris. —Intervino de pronto Irak, su hermano reaccionó de inmediato y salió disparado hacia donde se encontraban los turistas.
—Bien, regreso cuando lo consiga. —Exclamó sonriendo, y entonces lo vi alejándose mientras corría de la manera más tierna posible.
—¿No es algo irresponsable de tu parte dejar que vaya solo? —Irak se colocó a mi lado y negó.
—Kris sabe cómo moverse en este sitio. Venimos cada fin de mes desde que llegamos y hay muchas personas que cuidan de él, de nosotros. —Mi ceño se frunce mientras me giro a verlo. El acento que tiene, no logro definirlo aún.
—¿Desde hace cuando están aquí? —Cuestiono de pronto. Y me arrepiento de inmediato cuando siento su atención sobre mí, mientras que yo he regresado la mirada al pequeño que sigue hablando con el señor que al parecer está arreglando el que será nuestro bote; luego noto como Kris comienza a ayudarle.
—Hace dos años. Nos mudamos de Italia, pero antes habíamos estado en España. Solemos movernos con frecuencia. —Asiento.
—¿Y porqué tu acento tan, indescifrable? —Irak soltó una risita, seguro que solía recibir este tipo de comentarios muy seguido, estaba acostumbrado y se lo tomaba a broma.
—Pues, nací en México, crecí ahí hasta que cumplí los doce años y durante mi formación académica aprendí lo básico, luego nos mudamos a California donde vivimos hasta que cumplí los dieciséis; de ahí nos mudamos a España, y estuvimos ahí hasta mis dieciocho años, y estuvimos viviendo tres años en Italia hasta que cumplí los veintiuno y, bueno… mis padres decidieron venirse aquí a vivir y permanecer definitivamente en este sitio. —Asentí mientras intentaba comprender cómo un par de padres mexicanos querían quedarse a vivir en un sitio como Noruega y qué relación existía entre ellos y el sitio, él disfrutaba de mi confusión. —Mis padres nacieron aquí, pero se mudaron a Londres donde por fin se conocieron, nunca coincidieron aquí hasta que llegaron al instituto en Londres. Y bueno, te preguntaras sobre cómo llegaron a México, pues eso fue gracias a un amigo que conocieron en el instituto y se los llevó a unas vacaciones, después de que finalizaran el instituto se mudaron y vivieron los tres juntos hasta que mis padres se casaron. —Oh, eso tenía un poco de sentido.
—¿No crees que han viajado mucho solo para tener un destino como este? Digo, pudieron encontrarse aquí en algún momento. —Él asintió, aunque por su expresión sabía que no estaba de acuerdo con lo que le estaba diciendo.
—Bueno, a veces es mejor perderse para poder encontrarse. —Mi ceño se frunce. —Mamá dice que muchas veces no sabemos a dónde pertenecemos, por lo que nos sentimos incomprendidos y que no somos lo suficientemente buenos como para seguir en el sitio en el que estamos, y por esta razón es que comenzamos a viajar y a conocer nuevos sitios, a nuevas personas; podemos pasar mucho tiempo así o no, todo depende del tiempo que nos tomé encontrar nuestro lugar. —Su madre quizás era una profesora de filosofía que siempre trataba de encontrar un lado positivo a las cosas, y no sé si eso me gustaba o solo me parecía divertido.