PÁNICO
Dicho del miedo o del terror: Extremado o muy intenso, y que a menudo es colectivo y contagioso.
—Has estado muy rara desde que Kris estuvo aquí, ¿quiere que hablemos de ello? —Hansel siempre estaba al pendiente de mí, incluso ahora que estaba comprando su boleto de vuelta.
Esto se estaba volviendo cada vez más real.
Hansel estaba detrás de mí, al otro extremo de la cama que era la única barrera que ahora estaba en medio de nosotros; estaba recargada mirando hacia el fiordo al que había ido con Kris y con Irak, jugando con mis dedos de esa manera en la que siempre terminaba lastimándome. Por suerte él no podía verme debido a la posición en la que ambos nos encontrábamos.
Sin embargo, estaba segura de que en cualquier momento vería el débil reflejo que lograba formarse en el cristal de la ventana frente a mí,
Y, lo que me sorprendía más es que me conociera tan bien como para darse cuenta de que no me encuentro bien desde hace días, pero que haya sido realmente respetuoso con mi espacio personal; quizás él esperaba a que yo le dijera el motivo del porque me encontraba así; quizás esperaba a que fuera yo quien acudiera a él para poder encontrar juntos una solución, aunque eso no lo creía posible desde hace ya unos meses.
El teléfono de la casa me salva de tener que responder a sus preguntas y entonces corro para averiguar de quien se trata.
Nunca antes me había emocionado tanto por una llamada telefónica como lo estaba siendo ahora.
—Hola, casa de la familia Svendsen. —La risita de Jessi me hizo descubrir que era ella. Sonreí de manera inconsciente y entonces escuché su voz.
—Hola, Seri. —Ella también me llamaba de esa forma, desde que se lo escuchó a Hansel los dos eran los únicos en llamare de esa forma. —¿Cómo has estado? —Y eso hizo que la sonrisa decayera poco a poco. —No he podido contactarte, no tengo tu número y todas tus redes parecen haber desaparecido. Entonces, me demoré una eternidad en encontrar el teléfono de la casa; recé mucho para que esta siguiera en línea, sabes que me gusta respetar tu espacio y por eso no me animé a verte. —Ella sabía lo mucho que eso significaba para mí, el tema de respetar mi espacio siempre fue importante para mí, y el hecho de que ella lo recordaba significaba demasiado.
—He tenido algunos días difíciles, pero todo bien. Si, alguien estuvo manteniendo la línea activa, gracias al cielo. —Dije haciendo que ella riera. Amaba escucharla reír; su risa y la risa de Isabella siempre me daban vida.
—Uh, ya veo, pues qué bueno que he conseguido contactarte; puede que sea de gran ayuda para que tu cabeza deje de pensar en cosas que seguro no le son de utilidad. —Sonreí de nuevo. Pero ahora de una manera más débil, estaba tratando de ser paciente, pero no creo que salir de casa me vaya a ayudar.
—¿Tienes algo en mente? —Cuestioné sin ponerme a pensarlo.
—Sí, pero no sé qué opines. —Me quedé en espera de que dijera lo que tenía planeado. Pero ella no dijo nada, quizás ella esperaba a que yo le preguntara sobre ello.
—Pues dime y ya te digo que opino. —Escuché un leve suspiro y luego volvió a hablar.
—Quiero tener una cita de amigas contigo, ya sabes; solo tú y yo. Quizás un día de spa, algo con lo que puedas distraerte.
La idea de salir de casa no me gustaba mucho; las pocas veces que he salido han sido solo para ir a comprar ciertas cosas a Oslo, o para ir a las revisiones médicas; Hansel se ha encargado de que no falte a ninguna.
Cosa que le agradezco.
Las noches son menos pesadas con los medicamentos que contrarrestan los síntomas del insomnio. Aunque seguía insistiendo en que no debía de volverme dependiente de ellos.
—Ah, no sé, sabes que no me gusta salir mucho de casa.
Puede que ahora haya sentido un poco más de confianza debido a que muchos aman mi cabello y mi estilo; eso es lo que he escuchado por las calles mientras camino, y primera vez me he sentido feliz por escuchar cosas relacionadas con mi vestimenta.
Sin embargo, no creo que deba de confiarme demasiado; puede que solo haya escuchado mal y no hayan sido comentarios agradables.
Además, no sé cómo me vayan a mirar ahora que mi cabello luce espantoso y mi cuerpo ya no luce tan delgado, todo debido a las comidas que me ha obligado Hansel a tener sin excepción alguna.
—¿Y sería…? ¿qué día? —Eso hizo que ella soltará un chillido de emoción, lo cual me hizo alejarme el teléfono de la oreja.
—Lo siento, enserio, perdón por ese escándalo. —Dice y yo no puedo evitar reír. —Pero me he emocionado, sé que es difícil para ti salir de casa, pero mira, podemos tener ese día en casa y luego conforme te sientas más cómoda, podemos salir a la ciudad. ¿qué opinas? Puedes venir a mi casa; sé que no te gusta tampoco compartir mucho ese espacio así que…—Negué. Aunque claramente ella no podía verme.
Pero creo que después de compartir mi casa y un poco más de tiempo con Kris e Irak, creo que comenzaba a sentirme lista para abrir mi barrera a otras personas.
—Puedes venir, salir me resulta un poco complicado y solo lo hago cuando es necesario, como para comprar víveres e ir al médico a mis revisiones mensuales. Así que puedes venir, no hay ningún problema.