Recuerdos Y Promesas Al Mediodía

ANSIEDAD

ANSIEDAD

Reacción emocional normal ante situaciones amenazantes para el individuo.

 

—¿Cuántas veces te ha ocurrido esto, Seraphina? —Quise decirle que mi nombre no era Seraphina, sino Seraphine; y que debía de aprenderse por lo menos el nombre correcto de sus pacientes; pero mamá me colocó la mano sobre el hombro y tuve que contenerme de explotar frente a este hombre que decía ser médico y que ni siquiera sabía armar una historia médica.

Ser hija de médicos que piensan que debes de seguir sus pasos significa que aprendes a redactar una historia medica antes de siquiera aprender a correr; o bueno, estaba exagerando.

Pero, mis padres siempre han sido exigentes con ese tema, tanto con Ryan y conmigo; como con sus residentes, supongo que eran el miedo en el hospital cada que aprecian, pero ellos siempre argumentaban que era una manera de hacernos buenos médicos.

Yo solo podía con la idea de que nos torturaban, y en mi caso y el de todos esos estudiantes que solían estar en la carrera solo porque sus padres decían que era muy prestigioso ser médico, era una forma de que quisiéramos huir a la primera; que aborreciéramos más la carrera y que quisiéramos solamente desaparecer para así no tener que decepcionar a nadie y no tener que dar explicaciones que simplemente serian invalidadas.

—Hija, te ha hecho una pregunta el doctor, ¿desde cuando te sientes de esta forma? —Ni siquiera encontraba la respuesta a eso; porque simplemente un día comencé a sentirme mal, pero mi mente había bloqueado esos recuerdos que justo ahora no era consciente de cuantas veces me ha ocurrido, desde cuándo y ninguna de las preguntas que ese medico me haga podrán tener una respuesta clara porque mi cerebro se ha encargado de bloquear toda esa información.

Sin embargo, ambos me están mirando como si lo que les fuera a decir pudiera cambiar las cosas, como si eso fuera a ser una solución; al contrario de lo que ellos creían, sabía que, si abría la boca ella, mi madre, estaría realmente molesta por lo que podría escuchar, ella haría que la situación fuera peor de lo que ya es.

—Desde el examen de admisión. —Mamá se tensó de inmediato a mi lado; eso había sido hacia tres años, aproximadamente; es el primer registro que tengo de estos síntomas.

—Eso fue, hace tres años ¿cómo es que no me dijiste antes?

Aquí íbamos de nuevo; ella querría hacerse la salvadora de la situación, quería tener el papel de la buena madre cuando ambas sabíamos que no era de esa forma. Sin embargo, me tocaba seguirle el juego… o simplemente hacer que su mascara de buena mujer, buena madre que sabe equilibrar su tiempo entre su trabajo como profesional y el de ser madre de manera perfecta, caiga frente a uno de sus colegas.

—¿Habrías escuchado siquiera? —El rostro de mi madre cambio de expresión en cuestión de segundos, estaba molesta, y en vez de preocuparme por el regaño que pudiera darme estaba sintiéndome divertida por la situación.

Nunca la había visto así de molesta, y eso me agradaba demasiado; significaba que si había maneras de hacerla sentir como ella me hacía sentir a mí.

—Por supuesto, eres mi hija. —Aunque intentó sonar como normalmente lo diría una madre tierna y empática, su mandíbula tensa le traiciono.

—Pero ella no hubiera hecho nada para que dejara de sentirme de esa forma, seguramente me obligaría a seguir estudiando, ya sabe, para la admisión a la carrera de medicina siempre hay mucho que aprenderse. —El medico ente a nosotros parecía no saber que decir; estaba exhibiendo a uno de sus superiores, lo cual le generaría una mala reputación si él terminaba contándole algo a alguien; los chismes corren muy rápido, aún más cuando se trata de personas que tienden a parecer perfectas pero que en realidad solo son eso; apariencias.

—Seraphine…—Habló mamá en un intento de susurro, pero estaba tan molesta que eso no ayudó.

—Puede darme un tratamiento para manejar estos síntomas, de lo demás me encargo yo. Y si hay que venir a revisiones constantes no se preocupe; trabajamos en este mismo hospital. —Me puse de pie y salí del consultorio, mi madre venia detrás de mí.

No estaba de humor para seguir soportándola, y aunque hubiera sido una buena idea esperarla para que comenzara a regañarme solo para que sus compañeros del trabajo la vieran ser ella misma; ser la madre que muchos no creen pueda ser debido a todas esas entrevistas y artículos en los que nos narran como la familia perfecta, simplemente no me sentía con la capacidad mental de soportar un grito o reclamo más; cuando ella era igual de culpable que yo.

Ese día no regresé al hospital, mucho menos estuve en casa; decidí pasarme la noche en casa de Hansel, donde sus padres me consideraban una hija más y apoyaban mis decisiones y validaban mis sentimientos sin cuestionar más de lo necesario.

Ese día comprendí que ellos quizás habían accedido al plan de mis padres solo porque querían protegerme, al menos sabia que tenia a alguien a mi lado. Con quienes podría sentirme segura y protegida; además de Hansel claro.

 

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