Reencuentro IncÓmodo

Ex en escena

El desayuno romántico estaba servido en la terraza de la suite: frutas tropicales, jugo fresco, panecillos calientes… y dos personas que no se miraban.

Sofía untaba manteca como si fuera terapia.
Tomás bebía café con la mirada perdida.

—¿Dormiste algo? —preguntó él.

—Lo justo para seguir odiándote con energía renovada.

—Qué suerte. Yo soñé que te reías de mis chistes como antes.

—Definitivamente fue un sueño.

Y justo cuando el sarcasmo empezaba a calentar la atmósfera, un golpecito seco en la puerta los hizo girar.

Tomás se levantó.

—Debe ser el camarógrafo o...

Abrió. Y la sonrisa se le evaporó.

—¡Hola, Tommy! —dijo una voz dulce, chillona… y peligrosamente familiar.

Sofía se congeló.

Allí estaba ella.

CAMILA.
La ex después de Sofía.
La modelo de yoga que hablaba como si todos fueran sus alumnos de meditación.
Y la misma que, según rumores, lo acompañó en el viaje que reemplazó el cumpleaños de Sofía.

Vestía ropa deportiva carísima, gafas de sol enormes y una seguridad que solo tienen los que no fueron reemplazados... aún.

—¡Qué coincidencia! —dijo Camila, entrando como si fuera invitada—. Estoy haciendo un retiro espiritual justo en este resort. Y cuando vi que estabas aquí… ¡no pude resistirme a pasar!

Sofía tragó saliva.
Tomás parpadeó lento.
El camarógrafo, que justo apareció, captó TODO.

—¿Ella es parte de la campaña? —preguntó Sofía, con la voz peligrosamente suave.

—No, no —dijo Tomás—. Es solo una...

—Ex muy cercana —interrumpió Camila, abrazándolo como si lo estuviera marcando con GPS.

Sofía sonrió. Esa sonrisa que precede huracanes.

—Qué suerte. Porque una tercera rueda sería un poco… incómoda.

—¿Para vos? —preguntó Camila, como si no hubiera notado el fuego en el ambiente—. Porque para mí es lindo ver que Tommy sigue eligiendo mujeres con carácter. Y... ¿cómo decirlo? Opiniones fuertes.

—Y yo valoro que él tenga tan buen gusto en cerrar ciclos —replicó Sofía—. Aunque algunos se resistan como virus sin vacuna.

Tomás miró al camarógrafo.

—¿Podés cortar esto?

—¡Ni loco! —dijo el tipo, fascinado—. Esto es contenido oro puro.

Camila se despidió con un beso en la mejilla de Tomás (muy cerca de la boca) y una mirada que decía “esto no termina acá”.

Cuando se fue, Sofía lanzó:

—¿Cuántas más van a aparecer? ¿Alguna con una orden judicial?

—No te pongas así.

—¿Así cómo?

—Celosa.

—¡¿Celosa?! —Sofía se levantó de golpe—. Me estás confundiendo. Yo no me pongo celosa. Me pongo peligrosa.

Y se fue dejando su jugo intacto y el orgullo tambaleando.

Tomás se quedó solo.

Y por primera vez en mucho tiempo… preocupado por lo que aún sentía.




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