Sofía estaba sentada en una reposera, con el cabello revuelto por la brisa, un coco en la mano y la cabeza… en cualquier lugar menos en el presente.
Desde la noche del beso —y el desayuno cargado de verdades a medias—, había entrado en un estado de duda que la mordía por dentro.
Lo había sentido otra vez: esa tensión, ese clic emocional que solo se tiene con alguien que te conoce incluso en silencio.
Pero, ¿era eso suficiente?
Y entonces lo vio.
No a Tomás.
A ÉL.
—¡Sofía! —gritó una voz que hizo que el coco casi se le deslizara de las manos.
Se levantó tan bruscamente que la sombrilla casi se le vuela.
Frente a ella, con jeans ajustados, camisa blanca abierta hasta el pecho y esa sonrisa que ella conocía demasiado bien…
Lucas.
—¿Qué… qué hacés acá?
—¿Cómo que qué hago acá? Te dije que iba a sorprenderte, ¿no?
—¿CUÁNDO me dijiste eso?
Lucas sonrió, sacando el celular.
Le mostró una captura de una conversación de hace tres semanas:
> Lucas: “Si te vas a hacer la estrella en ese show para exs, mínimo preparate para una sorpresa.”
Sofía: “Dale, aparecé y arruiná la producción.”
Lucas: "Hecho."
Sofía se llevó una mano a la frente.
—Pensé que estabas jodiendo.
—¿Y cuándo te jodí yo? —preguntó, con esa mezcla peligrosa de ternura y seguridad que la había conquistado… justo después de romper con Tomás.
—Lucas, esto no es buena idea.
—¿Por qué? ¿Porque el "ex histórico" volvió a hacerte ojitos?
Sofía abrió la boca para contestar, pero Tomás apareció justo en ese momento, toalla al hombro, lentes de sol, y una energía peligrosamente tranquila.
—¿Todo bien, Sofi? —preguntó, deteniéndose al ver a Lucas.
Los dos hombres se miraron.
Y si bien no se conocían personalmente, se reconocieron como enemigos naturales al instante.
Lucas extendió la mano.
—Lucas, el "ex que no te dejó tirada". Encantado.
Tomás lo miró. No aceptó la mano.
—Tomás. El "ex que todavía está acá."
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El ambiente se volvió espeso. Sofía quiso cavar un pozo en la arena y meterse ahí.
—Bueno, bueno —intervino—. Esto no es un ring. Es un resort. No quiero drama.
—¿No querés drama? —repitió Lucas, clavando los ojos en ella—. Entonces explícale a él qué pasó el año pasado en tu cumpleaños, cuando dijiste que todavía pensabas en "el que no vino".
Tomás frunció el ceño.
—¿Qué?
Sofía tragó saliva.
—Lucas, no…
—No, Sofía. Decís que necesitás tiempo para pensar. Perfecto. Pero no lo hagas con dos hombres creyendo que tienen una oportunidad.
Tomás se cruzó de brazos.
—¿Todavía pensabas en mí… cuando estabas con él?
Sofía lo miró.
Y no pudo mentir.
—Sí.
Silencio.
Lucas se rió, sin humor.
—Perfecto. Me tomo un mojito mientras decidís cuál de los dos va a salir con el corazón roto.
Se fue.
Tomás dio un paso hacia ella.
—¿Y vos?
—¿Qué?
—¿Ya sabés cuál soy yo en esa ecuación?
Sofía no respondió.
Porque, aunque su corazón lo gritaba…
su mente todavía no lo dejaba hablar.
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el amor de dos personas diferentes, el amor no existe para mi, el reencuentro con verdadero amor
Editado: 01.11.2025