La mañana después del apagón fue... extrañamente normal.
Sofía se despertó con el brazo de Tomás cruzado sobre su cintura, la respiración cálida en su cuello, y el tipo de calma que solo se siente cuando el corazón deja de correr para empezar a latir en paz.
No hubo palabras dulces ni desayuno en la cama.
Hubo un silencio cómodo, como si sus cuerpos ya supieran lo que sus mentes todavía dudaban en decir.
Ella se levantó primero, con una sonrisa tonta en la cara.
—¿Tenés cara de “¿qué hicimos anoche?” o de “qué bueno que lo hicimos”? —le preguntó Tomás, aún entre sábanas.
—Tengo cara de “¿ahora qué carajos sigue?” —dijo Sofía, sincera.
Él rió.
—Una excelente pregunta.
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Mientras desayunaban, recibieron una notificación en sus celulares: "Entrevista en vivo a las 11:00 a.m. para todos los participantes. Preguntas del público. Vayan bien peinados. 😘"
Sofía escupió el café.
—¿Entrevista en vivo? ¿Con preguntas del público?
—Parece que somos trending topic.
—No me digas.
—"El beso a oscuras", lo titularon —dijo Tomás, mostrando el feed—. ¿Cómo supieron?
—¿No viste la cámara térmica que activaron en todos los bungalows por seguridad? ¡Filmaron TODO!
Tomás se rió.
—Mirá el lado bueno: por fin tenemos buena iluminación en una escena íntima.
Ella lo empujó.
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A las 11:00 en punto, estaban frente a una cámara, con la influencer estrella del programa sonriendo como si estuviera por dar una primicia global.
—¡Hola, seguidores! Hoy estamos con la pareja del momento: Sofía y Tomás, también conocidos como “Los reincidentes”. ¿Cómo están?
Sofía forzó una sonrisa. Tomás asintió.
—Sofía, Tomás… ¿es real lo que está pasando entre ustedes o es parte del show?
Sofía tomó la palabra:
—Mirá, si esto fuera un show, estaría mejor peinada.
Risas.
Tomás agregó:
—Y yo no habría confesado que aún la amo delante de miles de personas.
Explosión de comentarios en vivo.
La conductora casi se atraganta con su batido vegano.
—¿Y qué sigue para ustedes fuera del resort?
Sofía dudó.
Tomás la miró, dejándole espacio.
—Sigo teniendo una decisión pendiente. Un contrato en Buenos Aires. Una vida que tenía armada.
Pero después de esto… ya no sé si quiero la misma vida.
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Horas más tarde, mientras Sofía estaba en la piscina leyendo el contrato (con más dudas que entusiasmo), Lucas apareció por última vez.
Con una mochila. Y un gesto que ya no pedía respuestas.
—Me voy.
Ella se levantó.
—¿No ibas a quedarte hasta el final?
—Ya no soy parte del final.
Silencio.
—Sofía, ¿sabés qué aprendí viéndote con él?
—¿Qué?
—Que algunas personas no son un error…
Son una historia que uno tiene que dejar que termine, para que empiece otra mejor.
Ella lo abrazó.
Y por primera vez, no sintió culpa.
Sólo gratitud.
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Esa noche, sentada frente al mar con Tomás, Sofía cerró el contrato sin firmar.
—¿Estás segura? —le preguntó él, sin presión.
—Sí. Si voy a escribir mi historia… quiero que sea mía. No de una editorial. No de un reality.
—¿Y con quién la vas a escribir?
Ella lo miró, divertida.
—Todavía lo estoy evaluando. Pero vas primero en la lista de candidatos.
Tomás sonrió.
Y la besó, sin cámaras.
Sin testigos.
Sólo ellos.
Y un mar que, por primera vez en años, no les daba miedo cruzar juntos.
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el amor de dos personas diferentes, el amor no existe para mi, el reencuentro con verdadero amor
Editado: 01.11.2025