Reencuentro IncÓmodo

Una fan, una amenaza y un brunch peligroso

—Sofía, tenés una cita —dijo la recepcionista de la editorial.

—¿Una qué?

—Una fan. Dijo que era importante. Que te conocía desde antes de que fueras “mainstream”.

—¿Pero quién se cree que es? ¿La amiga de mi infancia que me prestaba los marcadores?

—No. Dijo que se llama Fiorella. Y viene con... cámara. Y mimosas.

—¿Qué?

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Diez minutos después, Sofía estaba sentada frente a una influencer con más filtros que una pecera, uñas esculpidas que hacían ruido al tocar el celular y una voz aguda que decía “¡diviiinaaa!” cada 3 segundos.

—¡No sabés lo feliz que estoy de conocerte, Sophi! ¿Puedo decirte Sophi?

—Lo acabás de hacer.

—¡Me siento tan identificada con tu historia! Yo también tuve un Tomás.
—¿Que cocinaba mal y me enamoró igual?
—No. Que me dejó en visto después de haber dormido juntos.
—Ah. Similar. Pero con más ghosteo.

—Y escuchame... —dijo Fiorella, bajando la voz como si fuera un secreto—: ¿Es verdad que el personaje masculino está basado en Tomás el influencer?

—No es “basado”, Fiorella. Es Tomás. Literal. Real. Vive conmigo.

Fiorella casi se atraganta con la mimosa.

—¿En serio? ¿Él existe? ¿Y está disponible para entrevistas?

—No. Y por favor no lo busques, no le escribas, y no lo sigas desde 7 cuentas falsas como hiciste conmigo.

—Eso fue antes de conocerte. Ahora somos amigas.

—No lo somos.

—Aún.

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Tomás llegó a buscarla a la salida.
Ella salió como quien escapa de un secuestro emocional.

—¿Todo bien? —preguntó él.

—Una fan me ofreció hacerme una remera que diga “Team Sophi”. ¿Qué tan rápido podemos cambiar de país?

—¿Quién te mandó eso?

—Internet. El karma. Mi destino de atraer gente rara. Elegí el que quieras.

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Esa noche, Sofía subió una historia a sus redes:
📸 Foto en pijama, cara lavada, con el texto:

> “Escribir me salva. Pero sobrevivir a los fans extremos ya es otra saga.”

Y ahí empezó la guerra de hashtags.

> #TeamSophi
#TeamTomás
#TeamFiorella (¿QUÉ?)
#ElAmorNoSeGhostea
#YoTambiénTuveUnReencuentroIncómodo

El caos.
El algoritmo bailando.
El libro subiendo en ventas.
Y Sofía comiendo fideos con manteca a las 23:47 porque eso también es éxito literario.

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Al día siguiente, Clara (su mejor amiga) le mandó un audio:

> “AMIGA, ¡salís en una cuenta de chismes!
Literal: 'La escritora hot que convive con su personaje y huye de las fans intensas’.
Te amo. ¡Sos una novela viviente!”

Y Sofía se rió.
Porque sí, era un quilombo.
Pero por primera vez, era un quilombo que había elegido.

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Esa noche, Tomás entró al living con una expresión extraña.

—¿Qué pasa? —preguntó ella.

—Tu mamá me escribió por Instagram.

—¿QUÉ?

—Me mandó un meme de gatos y me dijo que “te cuide porque no sos muy buena con los cactus”.

—Esto ya se descontroló.

—Sofi…

—¿Sí?

—¿Y si escribimos el segundo libro juntos?

—¿Cómo?

—“Reencuentro Incómodo 2: El cactus sobrevive”.

—Tomás…

—¿Sí?

—Si me hacés reír una vez más, te voy a tener que besar.

—Entonces prepará los labios, porque tengo un chiste de suegras esperando.

Y se besaron.
Entre risas.
Entre hashtags.
Y con Fiorella comentando en sus publicaciones desde una cuenta llamada @FiorexSophi4ever.




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