París.
La ciudad del amor.
De las luces.
Y del caos administrativo internacional.
Sofía llegó al aeropuerto con su cara de “me siento cultural, pero tengo jet lag”.
Tomás, por su parte, hablaba con un francés que no entendía ni una palabra de guaraní, mientras intentaba explicar que su valija era “gris con alma de heladera portátil”.
—¿Por qué hablás lento y en español como si eso ayudara? —preguntó Sofía.
—No sé, sentí que si le decía “che, la valija tenía un sticker de los Power Rangers” me iba a entender.
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La valija de Tomás: perdida.
La de Sofía: fue enviada a un hotel en el otro extremo de París.
La de Teté: intacta, perfumada y envuelta en plástico con un candado que decía “Prohibido tocar, contiene secretos de familia”.
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Al llegar al hotel, el recepcionista sonrió con entusiasmo sospechoso:
—Ah! Madame Kuznetsova! Votre suite est prête!
Sofía pestañeó.
—¿Quién?
—Vous êtes… la famosa autora de literatura érotique russe, ¿non?
Tomás:
—Sofi, ¿te estás volviendo famosa en Rusia sin avisar?
Sofía:
—¿¡Qué clase de novela erótica rusa se llama “Reencuentro Incómodo”!?
Teté, desde el fondo:
—El título da para mucho si uno lo piensa bien…
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La suite era enorme.
Luces tenues.
Champán en hielo.
Y un cuadro con dos cisnes en actitud demasiado íntima.
—Nos equivocamos de hotel, ¿verdad? —susurró Sofía.
—O nos acaban de ascender sin querer —dijo Tomás mientras se acostaba en la cama giratoria que hacía “brrrr” al moverse.
—¿La cama gira?
—Sí. Y suena como lavarropas con traumas.
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En eso, entró un botones… con una bata diminuta y una canasta con objetos que Teté cubrió con su cartera en 0.3 segundos.
—Bueno, yo me voy a dormir con auriculares. Y si escucho algo raro, llamo a la policía, al Papa y a mi grupo de oración.
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Esa noche, Sofía subió una historia a Instagram:
> 📍“París. Hotel 5 estrellas.
Confundida con una escritora rusa erótica.
El champán es gratis.
La cama gira.
Estoy confundida y tentada.” 🍷🛏️
Y en la madrugada, le llegó un mensaje.
> 📩 “Querida Madame Kuznetsova, esperamos que haya disfrutado su suite.
¿Confirmamos su presencia mañana en el panel ‘Escribir con fuego: erotismo y alma’?”
—No… no puede ser… —susurró Sofía.
—¿Qué pasa?
—¡ME PUSIERON EN UN PANEL DE NOVELAS ERÓTICAS! ¡CON AUTORAS INTERNACIONALES! ¡CON GENTE QUE ESCRIBE SOBRE CHOCOLATE Y ACEITES ESENCIALES!
Tomás:
—Deciles que hablás de ventiladores, pero con pasión.
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A la mañana siguiente, en el desayuno buffet, un organizador la saludó:
—Madame Kuznetsova, ¿lista para inspirar al público con su nuevo libro “El Plomero y la Bibliotecaria”?
Sofía:
—¿QUÉ!?
Teté, entre bocado y bocado de croissant, dijo:
—Bueno, mi amor… improvisá.
Si te preguntan por el plomero, decí que representa la presión social.
Y la bibliotecaria… la represión emocional.
Tomás:
—¡O deciles que lo escribimos en conjunto! Yo puedo hacer de plomero. Tengo el pantalón bajado a la mitad de las veces, igual.
Sofía:
—Necesito una guía espiritual.
Teté:
—¿Espiritual? No, querida. Lo que necesitás es googlear “cómo fingir ser rusa en menos de 10 horas”.
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Y así, entre risas, malentendidos y una conferencia que prometía más de lo que Sofía había firmado…
El viaje en París apenas comenzaba.
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el amor de dos personas diferentes, el amor no existe para mi, el reencuentro con verdadero amor
Editado: 01.11.2025