Madrid. Noche.
La ciudad estaba iluminada como si el cielo tuviera ganas de aplaudirle a Sofía.
Era la gran cena de editoriales y autores internacionales.
Todo en un salón de techos dorados, mozos con bandejas, camarógrafos y escritores con lentes que no necesitaban.
Sofía llegó con Tomás del brazo.
—Esto parece la entrega de los Oscars, pero con empanadas y menos presupuesto —murmuró él.
Sofía:
—Tranquilo. Comemos, sonreímos, posamos. Nada raro.
Eso pensaban.
Hasta que entró ella.
Cabello rojo fuego.
Tacos que podían herir.
Y perfume caro que olía a odio embotellado.
Clara.
La ex de Martín.
La ex del caos.
La que casi arruina la autoestima de Sofía en 2018.
Tomás la reconoció en el acto.
—No…
—Sí —dijo Sofía, clavada como estatua.
Clara caminó hacia ellos como si la alfombra fuera pasarela y la venganza un hobby.
—¡Sofía! ¡Qué sorpresa verte acá! Estás… tan… auténtica.
—Clara. Pensé que te habías ido a meditar a Tailandia.
—Lo hice. Pero me echaron por intentar vender aceites esenciales con olor a superioridad moral.
Tomás tosió para no reír.
—Y vos… Tomás. Hola de nuevo. ¿Seguís vivo? ¡Qué perseverante!
—Gracias. Me alimento de sarcasmo y paciencia.
Clara se acercó a Sofía.
—Leí tu libro. Divertido. ¿No sentís que estás exagerando un poco tu trauma?
Sofía sonrió.
—¿No sentís que tu tono pasivo-agresivo ya se venció en el 2015?
Clara soltó una risa falsa.
—Solo vine a disfrutar de la velada. Espero que no haya drama.
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La cena comenzó. Todo marchaba… relativamente bien.
Sofía y Tomás charlaban con editores. León llegó vestido de monje tibetano vegano.
Y en una esquina, Clara sacaba selfies fingiendo que era la homenajeada.
Hasta que un periodista se acercó a la mesa de Sofía.
—¿Te molesta si te hacemos unas preguntas en vivo?
Sofía:
—Claro, dale.
Cámara. Micrófono. Luz.
—Sofía, todos amamos tu libro. Pero hay una parte que muchos dicen… parece muy real.
—Todo lo es.
—La parte en que descubrís que Martín te engañaba con una persona cercana…?
Tomás frunció el ceño.
Sofía palideció.
—¿Querés contarle a los lectores quién era esa persona?
Silencio.
Clara se levantó.
Caminó hasta la mesa.
Y sonrió como villana de novela de mediodía.
—¡Era yo!
Todos murmuraron.
—Lo sabíamos —dijo una señora al fondo.
—Reina de las indirectas —dijo otra.
—Me siento sucia por seguirla en Instagram —susurró una tercera.
Clara se acomodó el cabello.
—No lo hago por fama. Solo quería que se supiera la verdad.
Sofía, con voz temblorosa pero firme:
—La verdad no es solo lo que pasó, Clara.
Es cómo me hiciste sentir.
Cómo lo escondiste.
Cómo me trataste como una tonta mientras vos y él se reían de mí.
Clara se encogió de hombros.
—Pasado pisado.
Tomás:
—Te equivocás. El pasado no se pisa. Se supera. Pero algunos todavía caminan en círculos.
Las cámaras captaron todo.
Twitter explotó.
#TeamSofía
#ClaraCancelada
#ElPasadoNoSePisa
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Al día siguiente… el musical.
Sí. El Musical.
Ese que León dirigía con la misma lógica que una ardilla con fiebre.
El teatro estaba lleno.
Sofía respiraba hondo.
Tomás no entendía nada.
Y Teté, desde Paraguay, miraba el streaming con vinito en mano y rulos puestos.
Luces.
Música.
Y comienza…
Un actor disfrazado de ventilador baila al ritmo de una cumbia lenta.
Sofía se lleva la mano a la frente.
Tomás ve a su versión teatral, que canta:
🎵 “Yo calentaba tu sopa,
pero vos hervías mi alma…
No entendí tus notas de voz,
ni tus indirectas con calma…” 🎵
Sofía:
—¿Qué es esto?
León (emocionado):
—¡La escena donde él entiende su masculinidad emocional reprimida mientras cocina arroz sin agua!
El show avanza.
Hay empanadas voladoras.
Un coro que canta: “No es tu culpa si el cactus no florece”.
Y, para cerrar, una escena en la que el personaje de Sofía le grita al personaje de Clara:
🎭 “¡Tu perfume huele a mentiras y tu corazón a WiFi robado!”
El público aplaude de pie.
Sofía está… en shock.
Tomás la abraza.
—¿Fue una pesadilla?
—No. Fue arte.
—¿Seguro?
Teté manda audio:
—¡LO AMÉ! ¡QUIERO HACER LA GIRA EN PARAGUAY! ¡YO HAGO DE MÍ MISMA!
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Al salir del teatro, periodistas, cámaras, y fans esperaban.
Una chica de 14 años le dijo a Sofía:
—Gracias por escribir lo que muchas no nos animamos a decir.
Por reírte de tu dolor… y hacernos reír con vos.
Sofía abrazó a la chica.
Y supo que todo, todo, había valido la pena.
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el amor de dos personas diferentes, el amor no existe para mi, el reencuentro con verdadero amor
Editado: 01.11.2025