Reencuentro IncÓmodo

Publicación accidental (y caos digital a gran escala)

Todo comenzó con un clic.
Uno.
Solo uno.

Sofía lo recordaría como el clic más costoso de su vida.

—Tomás, ¿qué acabás de hacer? —preguntó con tono alarmado.
—Nada… creo. Toqué “guardar” en la laptop.
—¿Guardar o “publicar”?
—… técnicamente, “publicar”.

Silencio.
Ni los grillos se atrevieron a cantar.

Sofía corrió a la pantalla. En letras grandes, brillaba el título del manuscrito:

> REENCUNTRO INCÓMODO — Capítulo 1 al 12 subidos exitosamente a BookHub.

—¡Tomás, subiste el borrador!
—¿Y eso es malo?
—¿Malo? ¡Ahí está la escena donde escribí que te quería matar con una cuchara de postre!
—Bueno, al menos la gente va a notar tu pasión literaria.

Sofía apretó los puños.
—Decime que no vinculaste la cuenta a mis redes.
Tomás sonrió débilmente.
—¿Vale decir que “tal vez”?

Cinco minutos después, su teléfono empezó a vibrar sin parar.
📱 “¿¡Es verdad que te fuiste con tu ex a una cabaña!? 😂🔥”
📱 “Sofi, amo ese diálogo. ¿Es real?”
📱 “¿Y quién es Pancito? Ya tiene club de fans.”

—¡Nos hicimos virales! —dijo Tomás, riéndose.
—¡Nos hiciste virales! —corrigió Sofía—. Y con un perro que ahora tiene más seguidores que nosotros.

Pancito, con su cara inocente, estaba echado al lado, mientras en la pantalla del celular aparecía su foto con el texto:

> “Pancito: el perro que une a los ex.” 🐾💔

Trending sin querer queriendo

La editorial los llamó ese mismo día.
—Chicos, ¡es increíble! Su historia está explotando. El público ama la química entre ustedes.
—¿Público? —preguntó Sofía con horror.
—Sí, y ya tenemos propuestas de colaboración. Necesitamos que suban más capítulos.
—¿Qué parte de “fue un accidente” no escucharon?
—La parte donde eso importa.

Tomás, mientras tanto, disfrutaba cada segundo.
—¿Ves? Yo sabía que íbamos a triunfar.
—Triunfar, sí. Pero por error. Somos el accidente literario más famoso del año.

Sofía intentó calmarse, pero la risa la traicionó.
—Dios… esto es una pesadilla.
—No, Sofi. Es una romcom en tiempo real.

El poder del algoritmo (y del sarcasmo)

Horas después, abrieron TikTok.
Había cientos de videos con el hashtag #ReencuentroIncómodo.
Uno mostraba a una chica recreando su discusión:
—“¡No podés meter un beso en la página dos!” —decía la actriz.
—“Pero es románticooo” —respondía otro, con un peluche de perro en la mano.

Sofía se tapó la cara.
—Me quiero mudar a otro país.
—¿A cuál? Te sigo.
—No era una invitación.

Tomás soltó una carcajada y se tiró al sofá.
—Vamos, Sofi. Admití que es divertido.
—No, Tomás. Esto es un desastre.
—Un desastre con cinco mil nuevos lectores.

Pancito ladró justo en ese momento, como si estuviera de acuerdo con Tomás.

Sofía lo miró.
—¿Vos también te estás poniendo de su lado, Pancito?
El perro respondió llevándole su media.
Tomás sonrió.
—Ves, hasta él sabe que somos un gran equipo.

El dilema final del día

Antes de dormir, Sofía revisó su celular.
Cientos de comentarios, mensajes y etiquetas.
Pero uno en especial la hizo detenerse.

> “A veces los reencuentros más incómodos son los que más necesitamos.”

Suspiró.
Miró a Tomás dormido en el sofá, con el perro sobre el pecho.
Y por primera vez, en mucho tiempo, no sintió enojo.
Solo una mezcla peligrosa de ternura y miedo.

—¿Qué me estás haciendo, Tomás? —murmuró.

Y en algún lugar del monte, el algoritmo sonreía satisfecho.




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