Me asomo en la puerta de la habitación, Molly y el hombre de traje están sentados rodeados de papeles y de una computadora.
Él parece bueno, pero no puedo confiar en él. Todos los hombres son malos, eso decía mi abuela.
Quiero un vaso con agua, estaba esperando que el hombre se fuera, solo que sigue ahí y mi lengua está seca.
Molly es buena, lo supe en cuanto la conocí y en ese momento deseé que mamá fuera como ella. Dijo que el hombre de traje no es malo y si ella lo dice, debo creerle. ¿Verdad?
Miro la cama donde duerme Jerry, regreso en mis pasos hasta la mesa de noche, agarro el vaso que tenía leche y me animo a ir a buscar a Molly.
Tal vez me regañe por molestarla en su trabajo y no importa. Ya estoy acostumbrada.
Cuando me asomo en la sala, Molly y el hombre de traje giran la cabeza hacia mí. Ambos sonríen. No parecen enojados.
—Perdón por molestar en su trabajo, solo quiero agua—enseño el vaso—. Si me dices donde puedo sacar, yo lo hago.
Molly se levanta y se acerca a mí.
—Cariño, no nos estás molestando—acaricia mi mejilla—. Ven, te enseño de donde puedes sacar agua.
La sigo sin mirar al hombre de traje, me muestra el aparato que está al lado del refrigerador y me enseña como sacar agua.
Molly me quita el vaso y agarra otro limpio, luego lo coloca debajo del pico y levanta la cosita azul de donde sale agua.
—¿Pedimos una pizza? —dice la voz masculina.
El hombre entra en la cocina y yo me apresuro a acercarme a Molly evitando que se acerque. Ella me dice que no tema porque el tal Tom es bueno. Yo no estoy segura.
Decían que papá era bueno y le pegaba a mamá, yo lo recuerdo. El vecino de una amiga de la escuela le hizo cosas feas a ella. Hay que desconfiar de los hombres, solía decir mi amiga.
—Ya es hora de que te vayas. —dice Molly.
—¿Tan rápido me despachas?
—Por hoy terminamos de trabajar.
—No dije de ordenar una pizza para seguir trabajando, sino para descomprimir y pasar tiempo juntos.
—Sigue soñando, inglés. Vete.
El hombre no se enoja, sino que ríe. Molly lo está echando y ¿a él le da risa? No lo comprendo.
—Bien, no seguiré insistiendo… Por hoy. Fue un día largo—me mira—. No tienes que tenerme miedo. No te haré daño.
—Eso le decía mi papá a mamá y la mató—miro a Molly—. ¿Puedo volver a la habitación?
—Claro—exclamo y le doy el vaso de agua—. Yo iré en un momento y elegiremos una película.
—Gracias.
El hombre se hace a un lado para darme espacio mientras paso a su lado y suelta un silbido.
—Es la primera vez que las palabras de una niña me dejan helado. —lo escucho decir.
No voy a la habitación, me quedo escuchando lo que hablan. Como soy chiquita, la barra me tapa.
Si algo aprendí es que los adultos no hablan delante de los niños, esperan que no estemos presentes para decir algo.
Molly me trajo a su casa y estoy feliz por eso. Vivir con ella será bueno.
Yo me portaré bien, seré buena niña para que no se arrepienta de haberme traído a su casa. Me gustaría que fuera mi nueva mamá. Con ella no tendría que temer que el hombre malo nos hiciera daño.
—Ha sufrido mucho. —dice Molly.
—Yo me quejaba de que mis padres me ignoraron hasta que me gradué de la Universidad. A este punto prefiero eso a que sean como los de ella.
¿Los papás del hombre no le hacían caso? Yo muchas veces deseé ser invisible.
—Ya me dijiste que no tienes buena relación con tus padres y algo me dice que te fuiste de Londres por causa de ellos.
—No solo por ellos, digamos que en parte. Un conjunto de cosas de las que no quiero hablar.
—Bien. Puedes irte.
—¿Ya te quieres deshacer de mí?
—Sí, ya terminamos el trabajo y le prometí a Rachel ver películas juntas y comer helado. No estás invitado. Solo chicas.
—¿Y Jerry?
—Él vive aquí, tú no.
El hombre ríe. Tiene una risa bonita y su mirada es amable. Tal vez no sea tan malo, pues yo no pienso que todos los hombres sean malos.
En el refugio al que fui con mamá, donde conocí a Molly, había un señor que cocinaba y era muy bueno y amable, también otro que limpiaba con una mujer.
Dejo de escuchar la conversación que no debería escuchar y gateo hasta la habitación. Jerry está hecho una bola en la cama, levanta la cabeza cuando me acomodo a su lado y se vuelve a acostar. Acaricio su panza y él se estira por completo buscando más caricias.
Siempre quise papás buenos y una mascota, también ir a la escuela. Espero que mis sueños se hagan realidad.
¿Está mal no extrañar a mis padres? Muchos lloran cuando los pierden, mas yo no.