Reflejo de un amor. Una oportunidad

Capítulo 7: Tom

Reviso los resúmenes de los casos que armó Ben para mí. Sé que para muchas personas no tiene sentido revisar casos anteriores, mas es una forma de conocer a los clientes actuales y me gusta saber sobre las personas con quien trabajo, descubrir si son de fiar o no.

Soy abogado, me gusta mi trabajo y me gusta triunfar; sin embargo, no lo hago a costa de lo que sea. Si no puedo ganar limpiamente y de forma correcta, no me interesa hacerlo y mucho menos desligarme de un cliente. Eso llevó a varias discusiones con mis padres.

Mi hermana Aisha me aconsejó empezar mi propia firma para no tener que lidiar con las reglas ni imposiciones de nadie, aunque tiene un punto bueno, siento que me falta adquirir experiencia antes de llegar a eso.

Mi tío Edwards es un buen abogad. Hasta donde sé, es correcto y comparte los mismos principios y valores que yo. La mejor parte es que no tiene buena relación con mi padre, así que no debo preocuparme que le pase información.

Para Guillermo Archer el control es vital para su supervivencia. No pudo controlar a mi hermana cuando decidió estudiar medicina y trabajar en un hospital de bajo recursos para ayudar a los niños. Mucho menos pudo controlarme a mí a pesar de que estudié leyes como él y mamá.

Lástima, su sueño de tener hijos abogados controlables se trucó por completo.

Hablando de niños, Molly se viene a mi mente y su carácter para haber enfrentado a un abogado mal pagado y dos oficiales defendiendo a una niña y haciéndose cargo sin tener idea de como llevar esa responsabilidad.

Mi hermana y Molly se llevarían muy bien, es del tipo de novia que Aisha aceptaría para mí, no como mi ex prometida que la detestaba y no tenía problemas en decírselo a la cara.

¿Por qué pienso en novias? Prometí permanecer soltero desde mi última relación. Estuve cinco años en pareja, un año comprometido, y cuando se terminó opté por darme un tiempo para mí, direccionar mi vida a donde quiero y no a donde los demás quieren.

Admito que Molly me atrae bastante, me gusta coquetear con ella e imaginarla en mi cama.

Me pongo de pie con las expedientes en las manos, Ben se incorpora en su escritorio y me mira con una sonrisa forzada. Es un chico nervioso y muy eficaz. Lo mejor es que trabaja bien bajo presión y no me tiene miedo. Tampoco es que le he gritado y tratado mal.

—Ben, ¿Molly llegó?

—Sí, señor Archer, ya está en su oficina.

—Gracias—le entrego las carpetas—. Ya terminé. Puedes archivarlos.

—¿Ya los leyó a todos?

—Sí, no en profundidad, mas obtuve lo que necesitaba. Tengo la gran habilidad de comprensión rápida.

Él asiente.

—Eso es genial. Es bueno trabajar con personas inteligentes y me hagan querer superarme y no con señoras que se pintan las uñas y me pide que le compre esmaltes—arrugo el entrecejo, y él ríe—. No importa. No me haga caso.

No digo nada, doy la vuelta y me dirijo a la oficina de Molly, en el camino me encuentro a la asistente jurídica y a las secretarias de mi tío y de Loyal, el otro socio, las tres se callan ante mi presencia y sonríen con coquetería.

Hago un asentamiento de cabeza y entro en la oficina de Molly sin golpear.

—Oye, ¿no golpeas?

Doy un paso hacia atrás y golpeo la puerta abierta.  

—Listo—tomo asiento frente a ella—. Deberías cerrar la puerta.

—No, me da claustrofobia estar encerrada en esta caja de zapatos sin ventana.

Sonrío.

—Si tomarás más responsabilidades y casos con alto grado de ganancia para la firma, los socios estarían conformes y tendrías una oficina con ventana.

—No me interesa hacer más ricos a las personas ricas. Soy abogada con el objetivo de ayudar a personas que lo necesitan. No tengo ganas de lidiar con un millonario enojado que le hizo juicio a su esposa porque le vendió una propiedad sin consultarle. Ya le dije a Edwards y a Loyal que si no están conformes con lo que puedo dar, pueden despedirme y me iré dándole las gracias por la oportunidad. Va lo mismo para ti.

Una vez más, su respuesta me deja asombrado. Molly es firme con lo que desea y quiere, no deja que nadie intente desviarla de su camino.

Decirles a sus jefes lo que piensa, es tener agallas, o saber que no la despedirán porque es buena en su trabajo.

He estado viendo los casos en los que ha trabajado y los ha ganado a todos. No han sido casos millonarios y de gran impacto social, pero han sido buenos casos y los ganó limpiamente. El que más me sorprendió fue uno que lo daban por perdido y estaban seguro que el juicio sería anulado, mas ella logró ganarlo en contra de las expectativas, atrayendo un cliente muy importante para la firma, si bien ella se lo cedió a mi tío.

—No te despediría. Eres buena abogada y has hecho un buen trabajo. Tú le das humanidad a esta firma con tus casos.

—Me lo tomaré como un cumplido.

—¿Cómo está Rachel?

—No pasó bien la noche. Tuvo muchas pesadillas y costó tranquilizarla. Ahora está en terapia con mi amiga Madeleine. Será todo un proceso y llevará tiempo. Se exalta cuando escucha ruidos fuertes, algo normal dada su historia. Mady cree que con terapia y apoyo emocional, Rachel lo superará, pues todavía es una niña, pero necesita tiempo.




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