Reflejo de un amor. Una oportunidad

Capítulo 28: Tom

—Tú que lo defendías. —exclamo.

—¿Qué?

Dejo el bolígrafo al lado de la laptop, cruzo mis dedos y estudio a Molly con la mirada y la atención en otra parte.

—Estoy hablando del señor Mitchell y de su plan macabro. ¿Qué sucede? Has estado distraída todo el día. Tú no eres así.

—Lo siento. Tengo la adopción de Rachel en mi mente.

—Oye, todo saldrá bien, no hay posibilidades que no aprueben la adopción.

—Todo depende del juez. Hay algunos que buscan la quita pata al gato y están los que prefieren a una pareja estable para dar niños en adopción.

—Tú has estado cuidando muy bien de Rachel. Ella tiene la edad para decidir si se quiere quedar contigo y dirá que sí, contra eso no hay nada que nadie pueda hacer.

—Tienes razón.

—Bien, entonces cambia la cara y préstame atención. Aunque tendría que haber aprovechado esa distracción para besarte, algo que haré la próxima vez.

Ella ríe.

—¿Qué me decías del señor Mitchell?

—Que no es impotente, simplemente ya no se sentía atraído por su esposa, no desde que descubrió sus infidelidades. Tiene una amante con quien sí tiene relaciones sexuales.

—¿Por qué decir que es impotente?

—Porque puede conseguir la empatía del juez ante el juicio del divorcio. Por más que su esposa justifique su infidelidad con la impotencia de él, se puede alegar que lo correcto habría sido pedirle el divorcio antes de serle infiel, así consiguiendo que el juez se ponga del lado de él y…

—Su esposa se quede sin nada a modo de venganza. ¿Cómo descubriste todo esto?

—Fui al club que frecuenta como voyerista, encontré a una prostituta, la amante y le saqué información.

—¿Así de simple?

—Puedo ser muy persuasivo cuando quiero. No te preocupes, no me acosté con ella ni nada parecido.

—Nunca lo puse en duda—ríe y apoya los brazos en el escritorio—. ¿Tienes pruebas de que ella dice la verdad?

—Está dispuesta a mostrar las fotos que tiene. Al parecer, él le hizo promesas y la dejó por otra. La mujer busca venganza.

—¿No te pidió dinero? ¿Viste las fotos?

—Sí, vi las fotos y un video. En cuanto al dinero, lo hizo y por eso debemos hablar con la señora Mitchell. Si ella está dispuesta a darle dinero, le entregará las fotos y el video.

—Supongo que no quiere testificar.

—No, eso no.

—Vayamos con cuidado. Puede hablar con el señor Mitchell también, informarle que le pidió dinero a la esposa y pedirle el doble a él, luego ella decir que no lo conoce.

—También pensé en eso. Por lo pronto, programaré un encuentro entre la señora Mitchell y la mujer. En caso de que ambas se pongan de acuerdo, armaremos un documento para que firme indicando que las fotos son reales y afirmando que tuvo sexo con el señor Mitchell. Si incumple con lo firmado, la demandamos.

—Me parece bien. Hay que cuidarse las espaldas.

 —Bien—estiro los brazos y bostezo—. Creo que por hoy terminamos. ¿Te parece?

—Sí. Tengo que ir a buscar a Rachel.

—¿Ya sabe que la adoptarás?

—No, no quiero decirle nada hasta que Madeleine me diga que mis papeles fueron aceptados y pautar la audiencia con el juez, ahí tendré que decirle porque le harán una evaluación psicológica y le preguntarán si me quiere como su madre.

—Pan comido. En el registro de Rachel está su historial, los avances psicológicos y verán lo bien que está ahora en comparación a cuando sucedió la tragedia. Te querrá como madre, eso no queda dudas.

Me levanto de la silla, rodeo el escritorio hasta quedar frente a Molly, tomo su barbilla.

—Suelo ser muy positiva, es solo…

No la dejo acabar la oración, me apodero de sus labios y ella me devuelve el beso, si bien en un momento me va a apartar y a decir que nada de besos en el trabajo.

El sonido de la puerta me obliga a terminar el beso y me incorporo encontrando a Ben observándonos con cara de sorpresa.

—Lo siento… Yo pensé que no estaba… Quería… No importa. Lamento haber interrumpido el beso, no es que…

—No importa, Ben, siempre que mantengas la boca cerrada. —expreso.

Él asiente con exageración.

—Soy una tumba. Haré de cuenta que no vi nada.

Molly voltea.

—¿A qué venías?

—A dejar este recado del encuentro que pidió con la señora Mitchell y la otra señora. Ya hablé con ambas sin decirles que se encontrarían con la otra, sino con ustedes. Pensé que no estaban y yo ya me iba porque tengo examen.

Extiendo la mano y acepto el papel.

—Ve, recuerda que no viste nada y golpea la puerta cada vez que veas la puerta cerrada.




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