Reflejo de un amor. Una oportunidad

Capítulo 31: Molly

—¿Qué estás diciendo, Madeleine?

—No fue aprobada tu solicitud de adopción de Rachel.

Niego con la cabeza caminando de un lado al otro.

—¿Cómo es eso posible? ¿Cuáles son los motivos?

Mi amiga se arrima y pide que me quede tranquila.

—No tiene sentido. Una de los motivos fue que mi evaluación presentada no es válida por ser tu amiga. Lo llamaron conflictos de intereses. En segundo lugar, aunque Rachel haya dicho que quiere estar contigo, no lo tuvieron en cuenta diciendo que debido a la mala experiencia que vivió, no se puede tener en cuenta su opinión.

—Bien, entonces que me asignen otro asistente social y otro psicólogo infantil.  

—Ese es el siguiente paso. También el juez mencionó el hecho de que eres una mujer soltera. Al parecer es de esos jueces de la vieja escuela que cree que un niño está mejor con una pareja casada que con un padre soltero.

—Es una tontería. No puede negarme la custodia por ser soltera. ¿Cómo supo el juez que somos amigas? ¿No me dijiste que el juez la aprobaría sin problemas?

—No lo sé. No conozco al juez. No es el juez que usualmente toma casos familiares. Pregunté y me dijeron que el juez habitual fue enviado a otra corte familiar. El nuevo parece intransigente.

»En cuanto a conflictos de intereses, tiene razón, tengo un apego a Rachel y no puedo seguir tratándola como psicóloga. Lo de la asistencia social es una tontería, aunque fueras mi amiga, nunca aprobaría una adopción si no fueras buena madre adoptiva para Rachel. Tengo ética.

—Eso no lo saben. No sé qué le diré a Rachel. Está tan emocionada con la adopción y en convertirse en mi hija. Habló con mis padres por teléfono y está ansiosa por conocerlos a todos. Mi madre hasta planeó una fiesta de bienvenida a la familia. Por más que la adopción oficial tarde uno o dos años en concretarse, el saber que todo va encaminado es algo.

—No le digas nada. Por lo pronto, una asistente social designada por el juez te hará una visita en algún momento, te llegará una notificación para una cita con el psicólogo, tanto para ti como para Rachel y luego se verá. No todo está perdido. Mi consejo es que vayas unos días a casa de tus padres, tanto Rachel como tú se distraigan y regresen con todo.

—Gracias, Madeleine. ¿Cómo se llama el nuevo juez?

Ella revisa los papeles en su escritorio.

—Hugh Barton. Tiene cincuenta y ocho años y no sé nada más que eso.

—Gracias. Te dejo, me voy a la firma.

Me despido de ella con un abrazo y tomo un taxi para regresar al trabajo.

Sigo sorprendida de que rechazaran mi solicitud de adopción. Lo que más molesta es que diga que una pareja casada es mejor opción para la adopción de un niño cuando todos sabemos que no siempre es así. Lo que importa es que el niño esté bien y puede estarlo con una persona soltera.

Esta mañana me levanté animada, dejé a Rachel en el refugio con el grupo de niños que hacen terapia de grupo para superar sus traumas y fui a ver a Madeleine para recibir esta mala noticia.

No me voy a alterar y a ponerme en modo negativa. Todo no está perdido y no perderé a Rachel, así deba acabar con el nuevo juez.

Lo primero que hago al llegar a la firma es pedirle a Ben que investigue al juez Hugh Barton. Él dice que lo hace enseguida aprovechando que Tom está en un nuevo caso con Jake como apoyo. No pude serlo yo debido a que el cliente es un machista que no confía en las mujeres. No tengo idea cual es el caso y en este momento me da igual.

Entro en mi caja de zapatos, dejo el bolso colgado en la silla y tomo asiento frente a la computadora.

Me llega el correo de Ben con la información. Eso fue rápido.

Abro el archivo y comienzo a leer.

Hugh Barton es oriundo de Inglaterra, se graduó de Oxford con honores, trabajó en una firma de abogados londinense por quince años convirtiéndose en socio, renunció, abrió su propia firma en Nueva York y hace dos años se la dejó a su hijo para asumir como juez. Su especialidad es lo penal.

¿Qué hace un abogado especialista en lo penal tomando un caso familiar?

Según la información, apenas fue asignado hace una semana a la corte familiar.

No puedo evitar pensar que aquí hay mano negra. Inglés, recién aparecido y negando la solicitud, justo después que el padre de Tom apareciera en mi casa con amenazas.  

Me cuesta creer que ese hombre estuviera dispuesto a llegar a este punto para que deje a su hijo. Es inaceptable. Ridículo.

—Buenos días o debería decir buenas tardes, depende de si ya almorzaste o no.

Alzo la cabeza y me encuentro con la sonrisa de Tom. Lástima que no se la devuelvo.

—No, no almorcé y necesito salir.

Me levanto, agarro mi bolso y salgo sin esperar a Tom, él me alcanza en el ascensor y pregunta que sucedió.

No quiero hablar al respecto aquí dentro y así se lo dejo claro.

Al salir al exterior, algo cae en mi hombro y descubro que una paloma defecó en mi saco. Genial. Lo único que me faltaba.




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