Reflejo de un amor. Una oportunidad

Capítulo 39: Molly

Madeleine me abraza con fuerza. Me duele despedirme de ella y dejarla aquí, pero es lo correcto. Ella tiene a su esposo, a sus hijas y su vida. Yo necesito seguir con la mía.

—Es injusto que tengas que irte por causa de Tom y del monstruo de su padre.

—El destino tiene algo preparado algo diferente para mí y lo aceptaré. Tengo presente que Tom no es el único culpable de lo que pasó entre nosotros. Sus inseguridades se activaron por causa de no poder expresarle lo que sentía. Aun así, el mayor problema es su padre.

—Tú fuiste sincera con él al exponerle los motivos por los que no aceptaste ser su novia y siempre le dejaste claro que querías ir despacio, tú misma me dijiste que él mencionó que no necesitaba que le dijeras que lo querías cuando él lo dijo. Te hablo como psicóloga, Tom tiene problemas de inseguridades mucho antes de que aparecieras en su vida y tiene que solucionarlos si quiere llevar una relación sana adelante. Espero que esta distancia lo ayude a buscar ayuda y mejorar su autoestima. 

—Lo sé y quisiera ayudarlo, pero creo que necesita hacerlo por su cuenta, en especial con su padre metido en medio. Si no tuviera a Rachel, probablemente sería más comprensible y estaría a su lado, sin embargo, no es posible. Por más que Edwards me haya dicho que Tom abrió los ojos con respecto a su padre, no puedo estar segura y arriesgarme a perder a Rachel. 

—Y está bien que sea tu prioridad—afirmo con la cabeza—.  Rachel y tú estarán bien. Tendrás a tu familia cerca y ella podrá ser criada en un mejor ambiente que esta ciudad contaminada. Si tu destino y el de Tom es estar juntos, lo estarán.

Dibujo una sonrisa triste.

—Es cierto.

—Rachel está feliz con la mudanza.  

—Sí, no hay dudas. Lo único que no le gustó fue saber que Tom y yo no estábamos más juntos y que él no vendría. Me preguntó el motivo y le dije que cada quien debía seguir con su vida.

—Tom se queda y Jerry se va.

—Es mi hijo gato, lo rescaté de la muerte atroz a manos de una mujer con problemas psicológicos que se creía bruja, es correcto que vaya a donde voy. Lo único malo es hacer el viaje por carretera.

—Al menos tendrás chofer.

—Uno bueno. Mi padre es un buen chofer. Lástima que no es un buen maestro de conducción.

—Escuché eso—exclama mi padre acercándose—. Ya es hora que te saques el miedo.

—Lo haré, algún día, tal vez.

Los tres reímos.

—No puedo creer que te vayas tan pronto y de esta forma. —vuelve a decir Madeleine.

—Quiero comenzar con los trámites de adopción de Rachel lo antes posible. El camión de la mudanza llegará mañana a recoger todo.

—Yo me ocupo.

—Ya estoy lista—exclama Rachel bajando los escalones con su mochila en mano y las cosas de Jerry en la otra, Magnolia baja con ella—. ¿No podemos despedirnos de Tom?

Mi amiga y yo compartimos una mirada.

—No, Rachel, ya te expliqué el motivo.

—Es que aún no lo entiendo.

—Lo entenderás cuando seas mayor.

—Si mal no recuerdo, odiabas que yo usara esa frase contigo. —exclama papá y pongo los ojos en blanco.

—Tú la repetías siempre.

—Porque eras muy preguntona y no siempre era fácil explicar las cosas.

—Menos mal que apareció mamá para salvarte. —papá ríe y me abraza.

—Vámonos así llegamos para la hora de la cena. Dame eso, Rachel, lo pondré en el vehículo.

—Gracias, abuelo. ¿Jerry está cómodo?

—Dormido en su jaula.

—No te preocupes, Rachel, él estará bien, le gusta ir en vehículo.

—Espero volver a verte, Rach. —le dice Magnolia. 

—Sí, Molly dijo que vendríamos de visitas y tú también puedes ir. Podremos ir a la playa.

—Claro.

Las dos niñas se abrazan y yo vuelvo a abrazar a mi amiga. Ambas decimos que no vamos a llorar.

—¿Para qué dicen eso si ambas lloran igual? —exclama Magnolia—. Lo hacen siempre.

Nos echamos a reír.

Rachel abraza a Madeleine y yo a Magnolia, luego nos subimos al vehículo donde papá está listo para llevarnos a casa.

El caso ya está de camino a Massachusetts. Madeleine dijo que el juez quiso poner objeciones, pero no pudo hacer nada y no le quedó opción más que derivar mi caso.

El ex juez amigo de mamá movió sus influencias para que Barton ni nadie pudiera hacer nada.

Ni el padre de Tom ni el juez Barton tiene contactos en Massachusetts. Mi madre ya averiguó sobre el juez que llevará el caso y me aseguró que no tendría problemas mientras todo estuviera en regla. No es un juez machista, ni homofóbico, ni nada parecido. Ya ha aprobado adopciones de personas solteras. Lo que le importa es el bienestar del niño.

Pensaba que el padre de Tom dejaría en paz el tema de la adopción tras saber de mi rompimiento con su hijo, pero no me quise arriesgar y por eso pedí el traslado.




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