Regalame tu Sonrisa (libro 2)

☆ 13 ☆

— ¿Les traigo algo de tomar? 

 

Dice Adán, haciendo que gire la cara hacia él, apartando la mirada de los ojos pardos de Uziel.

 

A punto estoy de negar, cuando Natalie interviene;

 

—Sí, claro. —Accede ella por lo que la miro extrañada. Pero me sorprende más cuando agrega: —Te acompaño a la cocina, ¿Puedo? 

 

Adán le sonríe con agrado y asiente. 

 

Nat se aparta de al lado mío, y sigue al amigo de Uziel, dejándome acá descolocada. 

 

¿Me está jodiendo, qué onda entre estos dos? 

 

Pienso mientras la veo caminar por delante de Adán que le permite el paso. Se miran de una forma que me hace sospechar... 

 

Cuando volvamos a casa me va tener que contar qué pasa. 

 

—Sentate Maia. —Pide Uziel, atrayendo nuevamente mi atención a él.

 

—Ah, gracias... —Murmuro haciéndole caso. 

 

Me acerco al sofá detrás mío y ahí me acomodo. Él hace lo mismo en el sillón que está en el costado. 

 

— ¿Todo bien? —Pregunta pendiente.

 

—Sí bien. ¿Y vos? 

 

—Mucho mejor, te lo aseguro. 

 

—Tu amigo dijo que todavía no del todo.

 

—No pasa nada es normal. El estómago me queda dado vuelta después de un episodio. En serio ya estoy bien, casi como nuevo —Asegura con tranquilidad. 

 

—Bueno, me alegro que así sea. Me sentí fatal toda la tarde —admito por lo bajo. Él sacude la cabeza de una lado a otro. —Necesitaba quedarme tranquila de que estuvieras realmente bien... Por eso vinimos. No estaba segura si era buena idea ya que podrías haber estado descansando y no quería molestarte. —Las palabras fluyen sin más, asombrandome. 

 

—No me habrías molestado —Musita  sonriendo un poco. El aleteo en mi pecho regresa. —Además ese trabajo ya lo tiene Adán —Apunta hacia la cocina con expresión burlona.

 

Mis labios se curvan hacia arriba al escucharlo. 

 

La risa de Nat proveniente de la cocina, atrae nuestra atención.

 

— ¿Me pareció a mí, o ellos se llevan muy bien? —Manifiesta Uziel volteando a verme. 

 

— ¿También lo notaste?

 

—Si vos lo hiciste entonces no estaba imaginando cosas... —comenta arqueando su izquierda. 

 

Sonreímos los dos con complicidad. Una que me resulta demasiado inquietante... Excitante también.

 

 

¡Estas derrapando mal Maia! 

 

Justo en ese momento aparecen nuestros amigos, riéndose, provocando que Uziel y yo sonriamos más todavía.

 

—Traemos Coca... —Anuncia Natalie bastante risueña, viniendo hacia mí con los vasos de gaseosa en la mano.

 

Me entrega una, y se sienta al lado mío. Adán hace lo mismo, sentándose junto a Uziel. Volteo para mirar a mi amiga y dirigirle con mis ojos todas mis preguntas. Ella las capta enseguida, no hace falta que diga nada nadita, Nat y yo siempre tuvimos eso... Nos conocemos muy bien, por lo que al verla a los ojos entiendo que con este chico anda pasando algo que no me contó.

 

Me guiña y luego retira su atención, probablemente porque no quiere sostener una conversación de miradas conmigo ahora. 

 

—Le estaba comentando a Nati que el fin de semana que viene va haber un show en el planetario. Estaría bueno ir todos, ¿Qué les parece a ustedes? —Dice Adán, capturando mi interés.

 

¿Nati? 

 

Vuelvo a mirarla.

 

— ¿Ah sí? No sé, vos querés ir; NATI. —Arrastro la palabra, observándola con intención. 

 

—No es mala idea, ¿O vos qué decís MAITA? —Utiliza la misma forma para hablar. 

 

Su mirada y la mía se quedan conectadas por un rato, en la mía diciéndole " ¿Qué onda todo esto? " . Mientras en la suya puedo leer un: “Te cuento después, ¡decí que sí! ”. 

 

—Es el sábado a la noche Maia. —Explica en tono ligero. 

 

Por varios segundos más me quedo mirándola, hasta que decido romper conexión con ella y contemplar al otro par. 

 

Uziel y Adán me observan expectantes, produciendo me ponga colorada nuevamente. 

 

—Suena bien, pero no sé si pueda. —Es mi respuesta. 

 

Evito los ojos de Uziel cuando digo esto, bebiendo un sorbo de la burbujeante Coca-Cola. 

 

Natalie carraspea, pero no dice nada y yo no la miro. 

 

Un silencio prolongado se establece entre los cuatro, haciéndome sentir nerviosa.

 

—Bueno, nos avisan lo que decidan. Empieza a las 8 de la noche. —Habla Adán cortando el ambiente.

 

Me levanto de pronto, casi dando un salto. Dejo el vaso en la mesita baja delante de mí y giro hacia Nat.

 

—Creo que ya deberíamos irnos —Le dedico una mirada tajante. Después me vuelvo hacia ellos. —Me alegra que ya estés mejor Uziel. 

 

—Gracias por venir —Es todo lo que dice. 

 

Camino unos pasos hacia la puerta, esperando Natalie me siga.

 

—Maia... —Me llama Uziel, por lo que me detengo girando hacia él. Se aproxima, y veo que su amigo se acerca a la mía para decirle algo por lo bajo. — ¿Estás enojada? 

 

Su pregunta me desconcierta, por lo que lo miro directamente a los ojos; extrañada.

 

— ¿Yo enojada, por qué? —Planteo curiosa.

 

Los ojos de Uziel se adhieren a los míos, tan intensos, tan lindos, que me veo obligada a no flaquear y sostenerla. 

 

—Hmm no sé... Puede ser por lo que te dije hoy en la tarde antes de irte. 

 

—Ah, eso... —Musito con el calor invadiéndome de nuevo. —No, no pasa nada, en serio... porqué habría de enojarme. 

 

Procuro sonar ligera, sin embargo fracaso y paseo mis ojos por cualquier sitio, todo para evitar sofocarme ante la situación. 




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