Regresé por ti

Feliz navidad, Stella

CAPITULO 42

 

A la mañana siguiente somos despertados por los gritos y saltos de Stella. Por más que intento ignorarla no es posible, se avienta a nosotros para que nos levantemos. 

 

–Mami, arriba, arriba –me sacude –es navidad y santa ya me trajo mis regalo

–¿Cómo sabes que todos son tuyos?

–Porque me porte muy bien –detiene sus saltos y saca su lengua indicando que está pensando –aunque si me trae carbón podemos hacer carnita asadita como me gusta

 

Tan ingeniosa como su padre

 

¿No habías desaparecido? Querida amiga

 

Me tenías dormida con tus pastillas de loca

 

Ahh, cierto

 

Suelto una enorme carcajada por las ocurrencias de mi sole

 

–Está bien, vamos –me pongo de pie

–Papi, anda –lo sacude también –vamos, vamos

–Cariño, ve con mami –dice muy apenas

–¿Te sientes mal? –me mira preocupada y yo le sonrío

–No, tu padre jugó mucho con tu tita 

–Oh –se ríe tapándose con sus manitas

–Vente, dejemos descansar al travieso de tu padre

–Hey, aun sigo vivo

–Lo sé, aunque no lo parece

 

Al bajar vemos a todos reunidos en el comedor y me rio al ver como Scar tiene la cabeza apoyada en la mesa con una taza de café mientras los demás se encuentran con sus celulares y Eli comienza a servir el almuerzo. 

 

–Bajen eso y coman, por favor

 

Todos le hacen caso y Scar solo cierra sus ojos un poco por el ruido que se hace. 

 

–¿También jugaste mucho con tita, tía Scar? –siento a Stella a su lado y esta le acaricia la cabeza

–Primero jugué sola, después con tu papi y tu tita –ve mal a Eli

–Jovencita, esa mirada –dice mientras sigue sirviendo en los platos comida

–Es mi mirada de cómo es posible que una anciana me gane

–Esta anciana pudo con dos jóvenes que no aguantan nada –se burla

 

Stella se ríe como todos en la mesa por la burla que le hace a ella y a Emir. 

 

–Tita, me puedes dar de mi cereal arcoíris, porfiss –le pestañea muchos veces

–Yo voy, Eli, no te preocupes –le digo antes de que se vaya por él

–Gracias mami

 

Voy por un plato ondo y al momento de ver el cereal encima del refrigerador trato de alcanzarlo, cuando estoy a punto de ello siento un cuerpo detrás de mí, muy cerca, de hecho. 

 

–Te ayudo 

 

Ayúdame con la calentura, papi

 

¡Concienciaaaa!

 

Bien sabes que quieres. 

 

Me da la caja.

 

–Gracias –lo miró fijamente –buenos días 

–Días, porque buenos se pondrán los besos que te daré

 

No pude decir nada más porque me tomó con una mano por la cintura y otra tomándome del cabello apretándome hacia su cuerpo donde sus labios impactan con los míos, dándome uno de sus besos matadores como antes, casi siento que se me caen los calzones por el tipo de beso que me da. 

 

Uff, se ve que él también quiere que lo ayudes

 

–Ahora sí, buenos días, mi flor –me da una sonrisa maligna

–Andrés no podemos estar besándonos, dijimos que deberíamos hablarlo después

–Solo fue un simple saludo –entrecierro los ojos

–Pues tus simples saludos están prohibidos hasta nuevo aviso –le entrego el cereal con plato y cuchara –llévaselo a tu hija

 

Blanquea los ojos y se va, yo detrás de él como si nada pasara entre nosotros. 

 

–… entonces le dije a mami, si santa me trajo carbón podremos hacer carnita asada como cuando van a mi casita

–Esa es una muy buena idea, enana –dice Axel

–Aquí tienes princesa –le pone el plato en frente y le sirve el cereal




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