Regresé por ti

Lo que el destino da...

CAPITULO 47

 

ANDRÉS HERRERA:

 

Pedirle a Emir que se quedará con nosotros tres fue… no lo voy a negar, fue demasiado difícil para mí aceptar que mi hija lo necesita de una forma u otra, ha estado con ella desde que nació e incluso le puso nombre, un nombre que le queda de alguna manera extraordinaria. 

Hace ya una semana desde que se fue a Brasil para un trabajo que se le atravesó junto a la nueva fotógrafa de la galería de mi Alessandra, decidió que también tomaría ese lugar para pensar las cosas y poder aceptar definitivamente quedarse. Ver a Stella llorar mientras hacía maletas me dolió en el corazón y entre los dos le explicamos que sería solo un viaje corto. 

Por lo menos he tenido buenos momentos con mi hija, como irla a recoger a la escuela, ir a pasear por un helado, visitar a mi madre mientras Alessandra se encuentra con Sebastián en su empresa organizando proyectos nuevos. En fin, se supone que hoy llega Emir por la noche. 

También hoy nos encontramos en la elaboración del comercial de joyería, Alessandra al fin pudo aceptar apoyarme con este proyecto ya que el de su empresa fue ayer. Mientras Fabriccio continua una y otra vez dándole indicaciones al camarógrafo que le recorra todo el cuerpo con la cámara para al final mostrar su cuello con los accesorios de diamantes. Mi flor, se encuentra vestida con un sexy vestido color blanco todo pegado a su cuerpo, largo, pero con una abertura en su pierna izquierda, su cabello recogido en una coleta alta. 

Parece toda una profesional, sabe que poses hacer para revelar lo que se le indica, sabe sus perfiles de una manera increíble y no como ciertas modelos que se dicen profesionales y ni una sonrisa dan, mientras ella no quita la suya nunca. 

Wao… mami se ve muy bonita

–Así es, mi florecita –no aparto la vista de su madre

 

Gritan que han terminado, Stella sale corriendo a los brazos de Alessandra y yo voy detrás de esta llegando hasta ambas para recibirlas en mis brazos dándole un enorme beso a mi dulce mujer. 

 

–Estuviste grandiosa, mi flor

–¿No se notó que estaba temblando?

–No mami, te salió todo super duper –le levanta el pulgar

–Gracias, sole mio –le besa la mejilla sonoramente –hace mucho que no posaba

–¿Y hace cuanto si lo hacías?

–Para las fotos que Emir me tomaba –volteo los ojos –recuerda que por él tienes evidencia de esta cosa hermosa que tengo aquí

 

Stella se ríe y la abraza con fuerza, todos se acercan con ella para felicitarla por su gran trabajo que obviamente los sorprendió a todos. 

 

–Andrés –me habla Isa –tienes una junta con el señor Bernardo

–Claro –suspiro –se tendrán que ir sin mí a casa

–¿Por qué? –cuestiona mi hija

–Porque papi tiene que trabajar –le beso la mejilla –prometo llegar lo más rápido posible

–¿Seguro no quieres que te acompañemos? –me dice Ale

–No, está bien, no tardaré mucho –le beso los labios –además hoy llega Emir, tienen que recibirlo

–Cierto, hoy llega papi Emir –Stella sonríe

–Está bien, te vemos en casa

 

Nos despedimos yendo cada uno a su coche tomando caminos separados. Estos días no me he separado tanto de Alessandra, ha tenido unas pesadillas que se despierta de un momento a otro sin poder respirar, llora descontroladamente y dice que hay fuego cuando obviamente no lo hay. 

Me preocupa que no haya estado tomando sus pastillas, pero a la vez la entiendo porque estas la mantienen como si estuviera en un viaje en su cabeza, como dormida, pero a la vez despierta… aggg no sé ni cómo explicarlo. 

Trato de solucionar todo lo más rápido posible para irme con mi familia que me está esperando en casa. 

 

ALESSANDRA ANTONELLI: 

 

Tenía planeado ir a cenar a un restaurant para festejar los trabajos de los dos ya que ayer no pudimos porque Isabella hizo una reunión sin avisarle a Andrés y tuvo que salir de improviso, hoy la volví a realizar hasta saque reservación, pero volvió a pasar de nuevo. 

Esa niña cree que no sé qué lo hace adrede, últimamente trata de que Andrés y yo pasemos el menor tiempo posible, pero a pesar de eso siempre encontramos manera de recompensarnos los desplantes que nos realizamos mutuamente y digo mutuamente ya que a veces no terminábamos juntos la noche porque Stella no podía dormir o porque me escuchaba gritar en las noches y tenía que ir yo con ella a consolarla por lo que ocasionaba. 

Llegamos a casa y lo primero que hago es mandarle un mensaje a mi asistente para que se encargue sobre la reservación en el restaurant, pido algo a domicilio para mi sole y para mí. Después de un cierto tiempo tocan la puerta y yo imagino que es la comida, pero no.




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