Siempre fueron la pareja perfecta de todo el campus universitario. Se decía que eran el uno para el otro. Ella, Marie, la más linda, la más sexy, haciendo tendencia con cada prenda de marca que luciera, los bolsos más caros y el apellido más influyente que se pudiera encontrar. Y por eso, esclava eterna de las dietas, sonrisa superficial, mirada altanera, rostro desfigurado y vuelto a diseñar. Él, Mew, alto, atleta y tan sexy como ella; presidente de todos los clubes juveniles importantes y objeto del deseo de todas. El macho de los machos. Hasta se rumoreaba que tenía noches prohibidas con otras princesas, aunque su novia oficial no lo supiera.
Mew y Marie caminaron juntos, dejando atrás suspiros, susurros de admiración, de envidia y flashes de fotos furtivas. Todos sabían quiénes eran aquellos dos. Pero a él, sólo lo conocía Gulf...
. Gulf, alumno mediocre, perdedor y aterrorizado por el constante bullying...Nadie lo conocía...pero a Mew lo conocía demasiado...
Cuando Mew llegó al final del pasillo, ya la mayoría había vuelto a sus rutinas. Miró hacia donde estaba Gulf y el resto del equipo completo de fútbol masculino de la universidad. Mew clavó su mirada azul celeste en la de Gulf. Y Gulf se sintió arrebatado, como siempre sucedía. Mew le guiñó un ojo y Gulf le sonrió.
Sólo él sabía lo que significaba aquel gesto. Había sido la secreta señal desde que eran pequeños: aquella noche Gulf dormiría en los brazos de Mew, sintiéndose en el mismo Cielo...