Luego de la sorpresa que le significó el llamado del gerente del banco a Carlitos, y la alegría vivida con su amigo producto de la noticia, llego la incertidumbre y alguna que otra preocupación hasta ahora desconocida por él.
Ya esa tardecita de regreso a su casa, sintió el peso de cierta responsabilidad que empezaba a florecer, había perdido la tranquilidad y la inocencia con la que vivió todos estos años.
Debería en los próximos días preparar un proyecto serio, lo suficientemente serio, que le permita acceder al crédito por más de 600 mil dólares (no podía ser solo una idea en su cabeza o improvisado, como si lo fue su ida al banco).
Su primer mentira, o en realidad ilusión "podríamos decir", o una mezcla de ambas, había funcionado. Le habían creído, sin juzgar su apariencia, sin refutarlo, sin cuestionarlo (Primero porque la gente a la que le dijo las cosas no lo conocía de antes, no lo pudo prejuzgarlo, como si hacían en su pueblo, solo vieron la foto de ese día, oyeron lo que Carlitos decía ser, o lo que decía que podía hacer y segundo porque su proyecto aunque imaginario aún, sonaba muy interesante y convincente)
Ese proyecto estaba en su cabeza desde hace años, el era un soñador y también en vendedor. "Ergo lo que hice fue unir ambas cosas y vender mi idea, quizás exagerando o creando un entorno irreal para que me crean, si hubiera llevado el mismo proyecto siendo un chico pobre de mi pueblo, ni me hubieran dejado entrar al banco" pensaba y se consolaba, buscando darle seriedad a su juego infantil de hacer de su pueblo un lugar turístico, un lugar con esperanzas donde los jóvenes tengan futuro y la gente pueda progresar, salir de la pobreza estructural que tenia ese lugar.
Carlitos el día lunes próximo sin perder tiempo, se pudo a dibujar en una hoja su proyecto.. Busco en su casa un viejo cuadernillo con espirales, tenia algunas hojas rayadas con cosas que escribió hace años, las arranco y solo dejo las que estaban en blanco, busco también entre los cajones de un aparador antiguo unas lapiceras, se sentó e hizo unos bocetos. Serian los primeras ideas que salían de su mente y se estampaban en un papel.
Le resulto relativamente sencillo, tomando un café con unas tostadas que solo pudo untar con un poquito de pasta de maní que quedaba en el fondo del tarro, tenia sus primer borrador listo, eran sus ideas de toda la vida, y las ideas brotaban con facilidad.
Lo que no resulto nada fácil fue convencer a los demás integrantes del equipo que necesariamente él necesitaba.
Fue a ver al único maestro mayor de obra que había en el pueblo, hablo con el casi por dos horas contándole su proyecto, le prometió que si le hacia esos planos luego él le pagaría y seria el quien construiría todo, que seria una idea rentable a futuro y le podía cambiar la vida. El hombre dudo... era Carlitos Beltrán quien le estaba diciendo todo eso, no tenia un peso, todos lo conocían por su fama de mentiroso.
-Te juro que es verdad, que este proyecto esta en el banco de la Ciudad y es cuestión de tiempo empezar la obra. -insistía Carlitos, tratando de convencerlo.
-Pero Carlitos, me estas haciendo perder el tiempo, esto es faraónico, es una obra que ni el hombre mas rico de esa ciudad podría hacer y lo vas a hacer vos. -dudo el hombre, y tenia sus razones.
-¿Que perdes? cuanto tenes que invertir -pregunto Carlitos-
-Tiempo Carlitos, tiempo... Yo trabajo de esto, si hago esto gratis dejo otras cosas importantes, y esto me suena a otra de tus mentiras.
-Te juro que no.. Esto te va a cambiar la vida (Carlitos en parte mentía y en parte no, estaba convencido de que su proyecto se podía realizar, y vendía ese ilusión, ya no era una mentira, era una esperanza, aplico lo que hacían los políticos de su pueblo, pero Carlitos lo hacia con intenciones nobles o al menos lo intentaría)
-Mira Carlitos, dame esos papeles que tenes, el miércoles pasa a buscarlos, voy a intentar hacer lo mejor que puedo, pero esto necesita el sello de la municipalidad y esos permisos salen plata. Mi parte es gratis, si algún día realmente tu sueño se cumple espero ser parte de ello. Ojala no vivas de mentiras Carlitos.
-¿De verdad? sos un genio, te debo la vida, te juro que esto es verdad, nunca me voy a olvidar de vos. El miércoles lo paso a buscar, por lo de la municipalidad no te hagas problema, el permiso y las firmas van a estar. -dijo Carlitos, mientras se subía a una bicicleta y salía rumbo a la intendencia.
Mientas tanto su amigo estaba rumbo a la ciudad en busca de un presupuesto para la licitación de tres ómnibus de media distancia. Que serian fundamental para llevar adelante el proyecto.
En el pueblo Carlitos estaba llegando a la municipalidad.
-Necesito hablar con el intendente -dijo sin vueltas a la primera persona que vio en el la intendencia.
-¿De parte de quien? -De Carlos Beltran.
-El intendente esta ocupado, no puede atenderlo -dijo la secretaria que al ver la situación anterior se había acercado.
-Lo espero, no tengo apuro -dije Carlos mientras se sentaba en un sillón.
-Usted no entiende, hoy no lo atenderá -insistió la secretaria.
-Usted no entiende, yo de acá no me voy hasta que me reciba, ni le fue a preguntar, ni le aviso que estoy acá, solo me esta evitando porque usted cree que lo que tengo para decir no es importante -Levanto la voz Carlitos.
-Señor no me falte el respeto -hablo nuevamente la secretaria
En este punto ambos tenían algo de razón, pero Carlitos se estaba jugando su futuro y no iba aflojar fácilmente. Años de callarse, de mentir para palear las injusticia de un sistema que el consideraba mezquino.