Luego de su discurso y de hacer estallar en aplausos a la sala de reuniones del banco y emocionar a los presentes, Carlitos se sintió una persona importante, realmente todo esa gente estaba aplaudiendo sus palabras, no podía creerlo, quería contarle todo a su mejor amigo, pero ni celular tenía.
-Señor!!! por acá!! -le dice a Carlitos, uno de los hombres de seguridad del banco mientras acompaña el movimiento con la mano en su espalda.
Entran a otra sala más privada, hay una mesa redonda, y solamente 6 sillas. Sobre la mesa había todo tipo de comida, y bebedida. Era el reservado del banco, exclusivo para su gerente e invitados especiales.
En ese lugar se firmaría en el contrato en unos minutos. (Pero el papel ya esta sobre la mesa, Carlitos lo reojea al pasar, el monto finalmente ascendió casi a 890 mil dólares, después de las palabras de él, que emocionaron a todos.
Otra vez Carlitos siento que su corazón se aceleraba y que no podía ser verdad. Sintió vergüenza en un momento y el síndrome del impostor, creyo que esto era demasiado bueno para él y que no se lo merecía. Pero por suerte una vez más, pensó en su infancia, en las veces que tuvo que mentir para pedir comida, mentir del porqué no había hecho una tarea en la escuela, pedir por favor que lo atendieran cuando tenia un problema de salud o solicitar un trabajo y ser menospreciado solo por su apariencia. Eso lo había hecho sentir vergüenza, pero esto era otra sensación.. Esto era la posibilidad que él mismo se había dado, y que el destino lo había ayudado por un puta vez en la vida, para revertir tanta injusticia. "No lo voy a dejar pasar" se dijo Carlitos lleno de energía.
Ademas de todos sus problemas existenciales producto de su historia de vida, Carlitos era una geminiano de pura sepa, y alternaba sus dos personalidades como nadie, podía ser humilde y sumiso, o convertirse en un egolatra y llevarse el mundo puesto en cuestión de minutos. Por suerte entendió que hoy era el día de ser lo segundo.
-Señor Beltrán, tome asiento -dijo una hermosa asistente del banco con voz dulce y muy amable, sacando a Carlitos de sus pensamientos.
-Muchas gracias -respondió él con una sonrisa, volviendo en sí.
En esos momentos ingresan el gerente del banco, el gerente regional, el intendente de la Ciudad y un secretario con una carpeta.
-Señor Beltran, que desea comer o firmar el contrato primero.
-Firmamos el contrato ahora mismo tengo una agenda cargada estos días -se excusó Carlitos.
-Como usted diga, secretario venga con el contrato -dijo el gerente.
Puso el contrato sobre la mesa, le reiterán a Carlitos que lea las cláusulas del mismo (poco le importaba a Carlitos los por menores) y le preguntan si esta todo en condiciones de firmar.
Carlitos responde que sí, le pasan la lapicera y por último le preguntan donde depositarán el dinero. Un problema menor para cualquier mortal, pero un gran problema para Carlitos que jamás había usado una cuenta bancaria, ni tarjetas de ningún tipo.
-Pensé que sería clientes de este banco -que ya tendría una cuenta abierta -increpa Carlitos.
-Ya mismo abrimos una señor, no sabía que usted usaría nuestro banco como banca principal de su empresa, para nosotros es un honor -tomó la palabra en gerente.
En quince minutos estaba el tema solucionado.
-Ahora si, podemos firmar -asegura el gerente. Dándole la tarjeta a nombre Carlitos. Estampan su firma los tres y listo. Asunto cerrado, se dan un abrazo, comen algo, unas fotos de rigor. (Carlitos estaba como desorientado, acaso faltaba algo, ¿que paso?)
Carlitos sale de la oficina privada y nuevamente ve a la secretaria que tan dulcemente había acompañado a Carlitos, eran casi de la misma edad.
Carlitos se le acerca y le dice al oído puedo hacerle una pregunta señorita.
-Por supuesto -responde ella mirándolo a los ojos.
-No entiendo bien que paso, ya firme, ya tengo la tarjeta no se con quien tengo que hablar ahora? -dice Carlos aun confundido.
-Señor Beltrán, ya esta, su cuenta tiene el dinero depositado, pongamos la tarjeta y veamos -contento la secretaria que empezaba a confirmar lo que venia sospechando, que Carlitos no era un super empresario, sino más bien un tipo común.
-¿Así de fácil? -cuestiona él, introduciendo la tarjeta en el cajero.
La chica hace todos los movimientos, le genera un código de acceso (Carlos se dio cuenta que ella, algo sospechaba sobre su verdadera identidad, si bien el nunca mintió sobre su persona)
-Mire Señor. Acá esta su saldo.
Carlitos tuvo que agarrarse de la pared para no caerse al ver la cifra reflejada en el cajero.. sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Puedo sacar algo de ese dinero ahora mismo, pregunta Carlitos con la inocencia de un niño.
-Es suyo Señor, puede hacer lo que quiera -"contesta la secretaria.
-Saqueme 5 mil dólares -ordena Carlitos
La secretaria hace lo que le ordena Carlos. Le da sus Tíket y el dinero y le aconseja -sea cuidadoso de este dinero Señor, invierta todo como dijo y que se cumplan sus deseos.
-Muchas gracias por el consejo. -Le puedo hacer otra pregunta -dijo Carlitos entre sonrisas. ¿Quiere venir usted a cenar a la noche conmigo? -Yo la invito -insistió Carlitos.
-Me toma por sorpresa Señor Beltrán, pero como resistirme a semejante invitación, es un placer -respondío la secretaria. Ella tenía fascinación por lo que había visto de Carlitos, sabía que escondía algo además , y más ganas de descubrirlo le daban.
Carlitos sale del banco, el gerente le había reservado un hotel para él con todo pago, en caso de que quiera usarlo y claramente Carlitos lo solicitó ni bien había firmado el crédito.
De pasada al hotel compra un celular de gama media, nada ostentoso y llama a su amigo para contarle todo.
Su amigo exploto de alegría al saber, Carlitos tenía en su cuenta casi un millón de dólares. Y sabía que en una semana empezaría el proyecto más ambicioso en la vida de ambos. A Carlitos no lo noto efusivo, ni desmedido, ni contando todo, ni exagerando sus logros como solía hacer él, todo lo contrario, lo escucho centrado, medido y maduro.