Relatos en Medio de la Oscuridad

7- Deseo desesperado

No la vio cuando llego.
— Disculpa... ¿Puedo? —la voz dulce de Lira lo dejo en un mar de pensamientos.
Eliot lo pensó por un segundo hasta que un asentamiento de cabeza le dio a la chica la aceptación que esperaba.
— Lindo atardecer ¿no? —sonaba como inquieta.
Sus antebrazos reposaron en el barandal del balcón con gracia. La mujer llevaba puesto un lindo vestido rojo qué envolvía su cuerpo muy bien. Luke la miro con curiosidad.
— Supongo que si.
— Por cierto, me llamo Lira.
— Luke.
— El placer es mio Luke —una sonrisa perfecta adorno el rostro de Lira. Sus ojos estaban encendidos por el alcohol.
Luke pensó en irse, pero se quedó. Quieto como una piedra. Puestos los ojos en lo poco qué quedaba del sol, que se ocultaba detrás del océano qué tenían en frente.
La mujer de tes morena, hizo lo mismo. Se veía nerviosa, casi como sumida en un pensamiento que le revolvía el estómago por completo.
— ¿Te gustaría tener una relación amorosa conmigo? —la pregunta abandono sus labios casi como un susurro. Uno que Luke escucho perfectamente.
Un silencio espectral inundó su circulo. Luke con el cerebro en un error y Lira con el corazón a tres mil. Por un momento todo se sintió irreal para Luke. Se sentía como si estuviera fuera de órbita en un planeta, que simplemente cambió toda su perspectiva.
Silencio.
Más silencio.
— ¿Qué? —la palabra salió como un alarido. Sintió que su corazón dio un vuelco en su pecho.
Lira se sintió cada vez más estúpida. Sus ojos se le estaban rompiendo en ardor por las lagrimas que reprimia con esmero. No tubo más remedio qué decir lo que pensaba.
— No se... Este... Que acabo de decir... —palabras sin sentido aparente comenzaron a salir como disparos sin dirección.
— Eh eh, tranquila. —tranquilizó Luke— Primero invítame un café o algo.
Lira río. Por un segundo sintió que el mundo se posiciono en sentido normal. Intento ordenar sus pensamiento y solo logro un terrible dolor de cabeza.
— ¿A que ha venido esa pregunta? —quiso saber Luke con su curiosidad a todo lo que da. La idea le apareció de cierto modo atractiva.
A ver, vamos a ser realistas. La mujer que tenia al lado era hermosa, de eso no hay dudas. Pero, detrás de tanto glamour y joyas... ¿Qué hay detrás?
— ¿Todo bien?
Basto y sobro para que Lira rompiera en un llanto silencioso. Íntimo para ella e imposible de ignorar para Luke.
— Todo parece que es superficial —dice— Me siento tan sola en este mundo que... No se, parece que todos buscan tener algo como para completarse o algo. Como para sentirse completos. ¿Me entiendes?
Luke asiente lentamente mirando cautivo a Lira quien explicaba como su vida amorosa no era más que promesas vacías. Se notaba que ella quería algo real. Algo que realmente... la hiciera sentir completa.
Algo que Luke sabia perfectamente que nunca podría o mejor dicho, que nadie podría hacer.
— Entonces... ¿Una relación? —habla Luke.
La mujer lo miro con entusiasmo. Casi como si fuera un pedazo de bistec. Algo de forma tan rara lo alarmó. Aunque esos ojos de color aceituna lo embriagaron por completo.
— No se cómo comenzar realmente... ¿Nos besamos? —Lira sonrió con nerviosismo.

Luke río. La miro con una carcajada sutil que le mostraron sus hermosos dientes a Lira. La mujer se ruborizo. Aunque con su piel morena no se noto mucho, pero para Luke le pareció una reacción muy tierna.
— Besos, caricias, luego... una buena noche de sexo y la final te sentirás igual de vacía —comentó entre risas Luke.
Lira quedo perpleja. Fija en el suelo como una tabla clavada en la tierra mojada. Sintió como su pulso subió y bajo de forma tan abrupta. Sus ojos lo miraron con curiosidad pero a la vez con suma fascinación.
— ¿Eso no es lo que hacen todos? —pregunta confundida.
— No todo lo que hacen los demás es bueno. No me mal intérpretes... El deseo siempre está y si Dios creo el sexo es porque es bueno y seguramente delicioso pero, una relación no se basa en solo pasión desbordada. Es más, no puede llenar por completo un vacío. Solo es... —parecía buscar las palabras correctas— el deseo haciendo de las suyas.
La noche ya se ponía sobre sus cabezas y la luna, llena y brillante, se reflejaba en las aguas oscuras del mar caribe. La pareja seguía en el barandal, mirándose a los ojos.
— ¿Eres virgen? —no pudo aguantar Lira.
— Si, y espero el momento indicado para la persona indicada. Ya después del matrimonio claro, ahí si le doy rienda suelta al monstruo.
Luke le guilla el ojo a Lira. Ella ríe. Él la mira complacido. Siempre le ha gustado a hacer reír a las personas.
— ¿Por qué esperar? —la pregunta salio con un tono coqueto de Lira.
La mujer se acercó con soltura hacia Luke. El hombre la miró con sorpresa y trago grueso. Sintió como su corazón dio un vuelco en su pecho.
La idea se introdujo sin problema en su mente. Lira era guapa, muy guapa de hecho y la idea de... Sintió de pronto como algo le apretó la entrepierna y su mundo se paralizó.
— De seguro... Te gustará —dice Lira mientras aprieta firme el miembro, ya despierto, de Luke por encima del pantalón— Si, definitivamente te gustará.
Luke con el deseo a mil, no tuvo más remedio qué ir en pos de su perdición. Recordó lo que siempre ha temido: mira que el que cree estar firme que no caiga.
Hay placeres y placeres, pero el que Luke experimento fue más allá de un simple deseo desesperado. El vaivén era delicioso pero no fue hasta que sintió la hoja afinada del cuchillo atravesar su abdomen cuando realmente se dio cuenta el grave error que había cometido.
La mujer rió con histeria al sentir como la sangre gorgotiava del abdomen de Luke. Sonrió y siguió con sus movimientos. Lentos pero firmes. Para cuando Luke intento sacarla de encima de él, la mujer lo tomó por el cuello y en un movimiento ágil, clavo los dientes con premura. Desando saborear la dulce sangre de su víctima quien agonizando intento articular un ayuda.
Después de unos segundos de puro extasis. Beso los labios que ya se estaban poniendo tibios de Luke. Miró sus ojos vidriosos y sonrió con los dientes manchados en un rojo carmesí.
— Te dije que te iba a gustar, pero no como seria tu final.
Lira se levantó del cuerpo y se puso una bata abierta de seda fina, dejando ver parte de su desnudo cuerpo manchado de sangre. Camino con soltura en su habitación mientras tomaba un cigarrillo de la mesa qué estaba en una esquina del lugar. Tomo una larga colada y exhalo.
— ¿Lo lograste? —preguntó la voz a través del teléfono.
El paisaje que Lira miraba en su balcón era hermoso. Ya el sol comenzaba a salir con su calidez.
— Si.
— Buena chica. ¿Con el mismo metido?
La mujer inhalo la nicotina de su cigarrillo con fuerza mientras veía como pequeñas arrugas de su mano se volvian lisas y suaves como el trasero de un bebé.
— Si... Y siempre funciona.




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