Relatos para caminar a tu lado.

1.- El último puente

El pastor subió al puente por el que todos vamos a pasar; lo esperaban sus cabras, sus perros, y se alegraron de verlo. Con esa alegría limpia de los animales, que no fingen, que no miden afecto. Solo corrieron hacia él como si hubiera estado ausente por mucho tiempo, aunque tal vez sí, pero no importaba pues al fin había llegado. Él era el centro, la manecilla de ese instante.
Ahí no era necesario ordeñarlas, ni ningún otro afan, los prados eran siempre verdes y correría con ellas y jugaría con sus perros. Una cabra se le tiró encima, por instinto la tomó entre sus brazos, no pesaba, en ese lugar se podía cargar lo que quisiera. Primero se asustó, luego sonrío pues ahí se podía reír sin motivo y cargar sin esfuerzo.
Era el momento perfecto para pensar que si cada paso que damos es un acercamiento a algo que no entendemos del todo bien, pero hay una parte mecánica en nosotros que nos impulsa. .
Era el momento perfecto para pensar en nuestras pequeñas obsesiones, nuestros hábitos queridos, las criaturas simples que nos dieron compañía en el camino.
Porque hay un lugar donde ya no hace falta ser bueno para ser amado.
Donde ya no sirve de nada ser luz para otros, porque ya no hay oscuridad.
En ese momento de reflexión miró pasar a otras personas que los esperaban sus gatos, perros, pericos y otras mascotas. Entonces el pastor se dió cuenta que a pesar que las cabras fueron su negocio, nunca las vio simplemente como una forma de ganarse la vida, sino que las amó como si fueran sus mascotas. De lo contrario, las cabras no estuvieran ahí.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.