Llego a la montaña. Encuentro a los árboles enfiestados. Es el cumpleaños del árbol más viejo y han contratado a un árbol payaso. Me pongo frente a ellos. Parece que no les importa, hasta que uno me reconoce y comienza a sudar savia helada. Los otros árboles, extrañados, le preguntaron: "¿Qué pasa?". El árbol payaso hace una broma y dice: "¡Parece que hubieran visto a un leñador!". Ese chiste, en vez de hacer reír, pone a todos muy serios. El árbol nervioso que me ha reconocido dice: "Efectivamente, es el leñador". Saco mi hacha y les pregunto: "¿A quién hago leña ahora?". Todos gritan: "¡Al árbol payaso!". "¿Por qué al árbol payaso?", les pregunto. Y me responden: "¡Por andar de chistoso!"
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ficciones del alma humana, cuentos de conexión y reflexión, vidas en voz baja
Editado: 12.11.2025