Resiliencia

Capítulo 6. Penumbra

Julián

Escuchó el timbre de la puerta y me apuro a dejar en la mesa dos tazas de café. Timbran nuevamente y recuerdo que la paciencia no es precisamente uno de los dones de Alejandro.

Le abro la puerta y una sola mirada me basta para entender que algo no anda bien.

Le ofrezco el café que había empezado a preparar apenas  llamó y decido guardar silencio hasta que Alejandro decida  hablar.

—¿Por qué esperaste tanto tiempo para hablar? ¿Por qué no me dijiste que era un completo egoísta? —me pregunta, directo al grano, Alejandro no es un hombre de rodeos.

—¿A qué te refieres? —decido hacerme el tonto. A pesar de su esfuerzo por ocultarse lo descubrí escuchando la charla que ofreció Fiorella. Lo conocía lo suficiente para saber que iba a buscarla.

—A  lo egoísta que fui con Fiorella al ver solo por mis deseos. No pensé en lo duro que sería para ella el estar alejados tanto tiempo porque para mi no lo era, yo estaba obsesionado con lograr el éxito laboral y a la vez maravillado  por los nuevos sitios y gentes que conocía. La realidad fue que pospuse una y otra vez el casarnos porque  era más fácil lograr mis sueños sin la carga de una esposa.

—Alejandro, yo te advertí varias veces de lo injusto que era la situación para  Fiorella. Por eso, aunque su exmarido nunca me dio buena espina comprendí su decisión de terminar contigo. La vida de Fiorella y de sus hijos junto a su ex no ha sido fácil, esos tres merecen ser feliz, fuiste egoísta y aún así Fiorella se expresa de ti con aprecio. Deja el pasado atrás y date la oportunidad de amar nuevamente.

—Creerías que estoy loco si te dijera que el ver a Fiorella removió un montón de recuerdos y sentimientos dentro de mí.

—Creo que estás confundido, debes darte un tiempo para aclarar tus ideas, pero sobretodo pienso que lo mejor para Fiorella es que te mantengas alejado de ella, las heridas que causó su ex están muy frescas.

—No se si pueda.

—Alejandro, ella no es la misma jovencita de la que te enamoraste, la que hizo de ti el centro de su vida. Te aprecio muchísimo, pero debo ser sincero, gran parte del encanto que Fiorella ejercía en ti era por su actitud sumisa, por la admiración de la que eras objeto,  por su actitud complaciente que aumentaba tu ego. Fiorella cambió, su prioridad actual son Mateo, Lili y ella misma. No está interesada en vivir para complacerte a ti o a ningún otro hombre. Tiene nuevos objetivos, actúa y piensa de forma distinta.

» Realmente creo que jamás conociste a la verdadera Fiorella, la joven de la que te enamoraste era solo una sombra de los demás, se alineaba a los gustos y deseos ajenos con tal de obtener su aprobación. La nueva Fiorella no tiene miedo de ser ella misma, de llevarte la contraria, de decir no, de ser rebelde, provocadora y atrevida si se le antoja. ¿Estarías dispuesto a lidiar con esta nueva mujer  o con lo caótica vida de una madre soltera?, Mateo y Lili son un torbellino.

—¿Mateo y Lili?

—Sus hijos.

—¿Cómo son?

—Unos niños fantásticos, Mateo es un niño cariñoso aunque un poco tímido y Lili…. Lili es una avalancha de ternura, es supremamente segura. Pero como la mayoría de los niños, son inquietos, ruidosos, curiosos y muy demandantes.

—Parece que los conoces muy bien.

—Desde que eran unos bebés y más ahora que asisten a la escuela dominical y forman parte del ministerio de niños —observo a Alejandro sumirse en sus pensamientos y opto por cambiar de tema preguntándole por sus hermanos, hablamos por media hora más hasta que elige marcharse.

Decido irme a dormir cuando escucho nuevamente golpes en la puerta, miro por la mirilla y veo a una inquieta Sandra. Abro la puerta, escucho un corto regaño por no abrir más rápido y con un enérgico caminar Sandra se dirige a la sala e instala su laptop y unas carpetas en una mesa.

—¿Estas ocupado?

—No, pero…. —quedo a media frase siendo interrumpido por Sandra.

—Perfecto, llevo varios días pensando cómo podríamos recolectar fondos para el centro de acogida para niños y el centro comunitario que dirige tu iglesia, recordé que uno de mis clientes es productor de uno de los programas de noticias de la mañana, lo llamé, le hablé de la labor realizada por el centro de acogida y el centro comunitario, la necesidad de conseguir patrocinadores y nos dio una cita para dentro de dos días.

—Sandra, es fantástico —respondo lleno de orgullo.

—Es una oportunidad única, por ello debemos armarnos de cifras  y testimonios que avalen los beneficios que ofrece ambos centros a la comunidad.

—Elizabeth tiene la base de datos de todas las personas que reciben nuestra ayuda y en mí laptop tengo acceso a la documentación y archivos del centro comunitario. En cuanto al centro de acogida solo tenemos que comunicarnos con Teresa. ¿Qué necesitas exactamente?

—Sera mejor que prepares café……

 

 

Los días transcurrían a gran velocidad y a mediados de mes teníamos lista la campaña para la recolección de fondos gracias a la gestión de Sandra quién era actualmente uno de los miembros más activos del centro comunitario al punto de tener que adecuarle un sitio de trabajo al lado de Elizabeth.




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