Weather - Novo amor (está la melodía que se menciona)
Yo prometí que no volvería a enamorarme, pero eran las 3am, reíamos sin parar y me sentí feliz por primera vez en mucho tiempo.
—Anónimo.
Desde que pasó el día de la boda; las redes sociales de Maggie no habían dejado de notificarle sobre los muchos mensajes de aquellas personas que se decían ser sus amigos y en los cuales le preguntaban sobre los motivos de la cancelación de la boda y a su vez "alertándola" de los rumores que corrían ya en su círculo social.
Y ya había pasado más de una semana del día en donde habría sido la boda.
—Mándalas al diablo —aconsejó Melissa, realmente harta de todo el acoso en contra su amiga.
—Solo no voy a responderles —murmuró, al tiempo que apagaba su móvil y lo dejaba a un lado. Ambas siguieron viendo la televisión, sin embargo, Meli se recordó de algo y pausó el programa, Se arrellanó sobre el sofá y miró a su amiga, quien solo le dedicaba una mirada expectante.
—¿Cuándo le vas a devolver el saco al caballero que te salvó? —cuestionó, mirando con atención a Maggie, aguardando a por alguna reacción que le indicara sobre algún interés particular de su amiga a por su enigmático salvador.
Margarita soltó un suspiro; su amiga estaba empecinada en sonsacarla para que buscara a Andrew, no obstante, pensó en que, quizá, ya se había tardado mucho como para hacerlo. Porque, siendo sincera, la vergüenza la llenaba de pies a cabeza de tan solo recordar las circunstancias en las que se conocieron. Y aún más si se imagina a ella misma buscando a Andrew...
Además, no podía evitar preguntarse en lo que él habría pensado sobre ella aquella noche, ¿la habrá creído patética?, ¿habría sentido lástima a por ella? Porque ha de confesar, que lástima no es lo que a ella precisamente le gustaría provocar en un hombre y menos en uno como Andrew.
—No lo sé, o sea, me da pena ir a buscarlo a su casa —confesó con las mejillas arreboladas—. Yo era, literalmente, un desastre cuando nos conocimos y me avergüenza mucho pensar en mirarlo a cara luego de eso...
—¿Pena, pero por qué? —inquirió Melissa, con el entrecejo arrugado—. Si solo le vas a devolver el saco y quizá, no sé, invitarlo a tomar café en muestra de agradecimiento... —le dijo, pero detectó la sugestividad en esa oración. Maggie sacudió la cabeza en una negativa, era demasiado pronto como para pensarse siquiera en emprender una nueva relación, ¿verdad?—. ¿Por qué no, Maggie?, yo no le veo nada de malo.
—Yo no estoy tan segura —soltó y Melissa soltó un bufido.
—¿Sabes qué?, yo no estoy de acuerdo contigo... —«Qué raro», pensó Margarita un tanto divertida y ansiosa, ya que comenzaba a incitarla—..., pero okay, como no quieres llegar a su casa sin avisar, en su lugar llámalo y así se quedan de ver—exigió, dándole el móvil. Maggie se negó, alegando a que no tenía su número y su amiga solo enarcó una ceja. Y añadió—: Si ese es el gran problema, no te preocupes, seguramente lo tengo registrado en mis llamadas..., mira, aquí esta. Toma, ya está llamando...
—¡Melissa!, no, no, cuelga el...