Reveses de la vida

13. Cosquillas en el corazón

Make you feel my love - Sleeping at last

Make you feel my love - Sleeping at last

La droga del amor se evade y vuelve y una vez que nos acerca es más difícil quedarnos sin la droga del amor        

La droga del amor se evade y vuelve y una vez que nos acerca es más difícil quedarnos sin la droga del amor.

—Mario Benedetti

Andrew estaría todo el fin de semana en el hospital —y pasaría las festividades del 24 de diciembre ahí—, cuidando de su abuela que, desgraciadamente, había sido internada de emergencia por un dolor agudo que la dejó inconsciente en la calle, cerc...        

Andrew estaría todo el fin de semana en el hospital —y pasaría las festividades del 24 de diciembre ahí—, cuidando de su abuela que, desgraciadamente, había sido internada de emergencia por un dolor agudo que la dejó inconsciente en la calle, cerca de la casa en donde vivían ella y Andrew.

Margarita había permanecido con él hasta el sábado en la mañana; Andrew le suplicó que regresara a su casa y le prometió que iban a estar en contacto. Y pese a la renuencia que ella demostró, porque no deseaba dejarlo, entendió que él deseaba estar a solas con su abuela.

El domingo —el día de la antesala de navidad—, desde tempranas horas Maggie se fue a casa de Melissa; porque desde mucho tiempo atrás habían quedado en que pasarían los festejos navideños juntas. No obstante, cuando estuvo en la presencia de su amiga le contó la situación que su amigo estaba viviendo y que, según le había dicho, su abuela había sido diagnosticada con insuficiencia renal, pero dado que era de la tercera edad la enfermedad la había afectado con demasía.

—No me gustaría dejarlo solo en estos momentos, ¿sabes? Él ha estado conmigo durante estos meses y me encuentro muy agradecida y en deuda con él —murmuró, mientras terminaba de cortar papas y zanahorias para la comida navideña.

Melissa soltó un suspiro; comprendía un poco a Andrew pues a ella le tocó que vivir la muerte de sus dos abuelos maternos —y quienes la criaron—, casi de forma simultánea. Por lo que entendía que él deseaba estar solo, pero también reconocía que en situaciones así: lo mejor es encontrar apoyo y compañía. Igual como Maggie estuvo con ella cuando todo aquello pasó, hace más de cinco años.

—¿Segura que es solo gratitud lo que sientes por él? —inquirió Melissa, tiempo después. Se le había ocurrido algo, sin embargo, quería saber qué tan importante era Andrew para su amiga, porque es decir, lo que iba a proponerle era una locura que no se hacía por cualquiera.

La escuchó suspirar, acción que la hizo volcar toda su atención en ella. La estudió por unos segundos y notó que tenía el ceño levemente fruncido y que estaba sopesando la respuesta a la pregunta que le había lazando. Sin embargo, había algo muy significativo es ello, ya que si tanto le costaba decidirse, eso le decía más que mil palabras.

—Lo aprecio, si es lo que quieres sabes —contestó un minuto después, pero a su amiga no le bastó.

Melissa disimuló una sonrisa, porque ella estaba casi segura que su mejor amiga, sin darse cuenta, se estaba enamorando de Andrew. Terminó de cortar el pollo y la gallina, puso un sartén con aceite al fuego y se decantó por decirle lo que se le había ocurrido, pero antes la molestaría un poquito.

—Claro, solo lo quieres... —murmuró con diversión. Maggie volvió a verla con el ceño arrugado y sin comprender, o fingiendo en realidad, que no sabía qué le estaba insinuando—..., pero te iba a decir que si quieres nos damos una vuelta por el hospital y le llevamos cena a tu buen y querido amigo Andrew —soltó con ironía, jugando con la lengua en su boca y haciendo un gran esfuerzo por no molestarla más.




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