Reveses de la vida

21. Ilusiones renovadas

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Falling - Harry Styles

Falling - Harry Styles

Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio        

Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio... y coincidir.

—Benedetti

Margarita pensó las palabras adecuadas para informarle lo que había estado pensando        

Margarita pensó las palabras adecuadas para informarle lo que había estado pensando.

—Sí, yo también quiero lo mismo. ¿Qué has pensado? —Ella se arrellanó en el asiento y esta fue la señal muda con la que le estaba pidiendo espacio.

—Todo lo que nos ha pasado a nosotros..., todos los problemas que hemos tenido, no deben atañer a nuestro hijo. —Él estuvo de acuerdo, por lo que añadió—: Por eso creo que debemos aprender a llevarnos bien, lo mejor posible para que este bebé no crezca en medio de contiendas y discusiones. Deseo que podamos criarlo lo mejor posible, mucho mejor que nuestros padres a nosotros.

—Estoy totalmente de acuerdo contigo —murmuró, tomó una de sus manos y agregó—: Por eso te juro que haré todo lo que esté en mis manos para hacerlos feliz, a los dos. Te prometo que daré todo de mí para que podamos ser una familia feliz y...

—Creo que no me estas entendiendo —lo interrumpió y liberó su mano—. Yo quiero que nos llevemos bien por nuestro hijo, pero en ningún momento te he dicho que pienso regresar con vos..., te estás equivocando. —Matías se levantó de golpe, demostrando su inconformidad, porque en efecto, él había creído que los planes de boda se retomarían y que todo volvería ser como debía ser.

—¡Es mi hijo!, no puedes privarme de estar con él.

—No lo haré —tajó Maggie.

—¿Pero cómo piensas que lo lograré si no viviremos juntos?, y es que, ¿acaso piensas que permitiré que tilden a mi hijo o a ti? Maggie, por favor, permitirme darte un hogar, una familia..., sé que he cometido muchos errores y que no me has perdonado, pero te juro que no lo volveré a hacer. Por favor, no tienes que exponerte a ser madre soltera, ¿qué pensarán tus padres? —Y esto último fue lo que botó toda la credibilidad de aquel discurso.

—A mí no me importa lo que mi familia o la gente lleguen a pensar. Yo lo único que deseo es criar a mi hijo con amor y por eso mismo no lo expondré a que crezca en un hogar como el que vos y yo juntos podríamos darle. No, me niego rotundamente a que mi hijo sufra lo que yo sufrí de pequeña.

Matías frotó su rostro con ambas manos y luego liberó un suspiro lleno de frustración, ya que las cosas no estaban saliendo como él esperaba.

—Yo pensé que al venir aquí era para arreglar las cosas, creí... —Soltó una risa que carecía de diversión—... ¡Dios!, Maggie, solo te pido que me des una oportunidad. —La aludida frunció el ceño y se levantó de su asiento, estudió el semblante de su ex, el mismo que parecía lleno de decepción e ilusiones rotas.

—Vos ya lo sabías, ¿no es así? —El hombre frente a ella frunció el ceño y ¿fingió? desconcierto—. Sí, por supuesto que ya sabías que estoy embarazada y por eso creíste que al llamarte era porque posiblemente era tuyo y yo deseaba regresar contigo. ¿Quién te lo dijo?, ¿fueron mis padres?

—No, no fueron ellos. Me enteré por la imprudencia de una enfermera..., decidí no decirte que ya sabía porque yo..., ya no importa, Maggie. Te ruego que olvidemos lo que pasó, por favor. —La aludida entendió por qué él no le había insinuado nada al respecto, ya que en su momento dudó que el hijo que esperaba fuera de él. Y trató de entenderlo, de comprender que las dudas que él tenía..., poseían una justificación pero no lo consiguió.




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