Used to love - Martin Garrix & Dean Lewis
Qué maravillosas son las personas que te aman por tus cenizas sin siquiera saber cómo fue el incendio. —Elena Poe
Un par de semanas después; Maggie tenía la primera cita con su ginecóloga y en la misma sabría con exactitud si todo estaba bien con su bebé y también su sexo. Estaba emocionada, no podía negarlo, la idea de saber si sería niño o niña la llenaba de ilusión, pues ya tenía un par de nombres en mente.
Era viernes y la cita era a las tres de la tarde, un día antes le había recordado a Matías y este había quedado en pasar por ella para llegar juntos al consultorio, aunque la final Maggie le dijo que mejor lo vería en la clínica.
Sin embargo, a media mañana, su ex le marcó para avisarle que le había surgido una junta de emergencia y que se disculpaba, pero que a la siguiente cita si la acompañaría. A Margarita no le sorprendió ni un poco que él la cancelara a última hora, ya que era algo que había pasado en innumerables ocasiones cuando ellos estaban juntos. Tantas cenas y vacaciones canceladas pues su trabajo no se lo permitían.
¿La decepcionó? En definitiva no, a ella ya no le importaba nada de lo que el hiciera o dejara de hacer, mucho menos ir a esas citas sin él, porque si era sincera prefería ir sola, en realidad sin él.
Cuando la hora llegó, solo reportó su salida con su jefa y entregó la columna que se publicaba la otra semana. Salió y su teléfono comenzó a sonar, era su amiga.
—Alo, ¿cómo esta mi mami favorita? —Maggie soltó una risa divertida y escuchó el bullicio al otro lado de la línea, intuyó de inmediato que ella seguía en su trabajo.
—Muy bien, voy justo de salida para la clínica. Y a qué no adivinas quién me canceló a última hora... —La escuchó murmurar una serie de improperios como: hijo de su regalada madre, es un irresponsable de mierda, espera que lo vea y le daré una patada en las pelotas—. Ya no importa, además vos y yo ya sabíamos que esto pasaría, él es así. Y la verdad es que ya nada que haga o venga de él me sorprende.
—Entiendo, pero eso no quita que sea un irresponsable. ¡Ahh!, cómo lo odio. Pero bueno... —murmuró y seguido soltó un bufido—... ¿por qué no le dices a Andrew que te acompañe? O sea, tu bebecito quedó en acompañarte si es que el energúmeno ese no iba con vos.
Ahora la que suspiró fue Margarita.
—¿Crees que debería decirle? —inquirió y respuesta escuchó un exaltado: ¡sí, claro que sí!—. Es que no sé, es decir, ni siquiera sé qué somos.
—¡Por todos los cielos, Maggie!, deja de pensar tanto. Quedaron en ir con calma, ¿no? Se dan besitos, ¿no?, entonces para tu tranquilidad déjame decirte que... ¡es obvio que son una pareja!
—¡No me grites! —Se quejó divertida y en respuesta recibió una floja disculpa—. Bueno te dejo, que voy tarde, chaito.
Ya en el taxi, abrió el último que tenía de Andrew, el mismo que había evitado responder por la confusión que sentía debido a todo lo que había pasado entre ellos, sin embargo, y conociendo a Andrew, era claro que él era de relaciones formales. Pero esto era justamente lo que a Maggie le preocupaba, no es hecho de saber sí eran "novios o pareja", sino el hecho de que ella..., no sabía si quería entrar a una relación formal o si era lo mejor para él.