Rey Malvado

CAPITULO 14 CENA CON AMIGOS

En unas horas pisaban Londres y llegan al hotel Ambassir

Bajan del auto y cuando llegan a la entrada ella se detiene a mirar el edificio el monumental de 30 pisos

Esto es demasiado lujoso- suelta ella entre asombrada y feliz.

- Camina y no llames la atención- le sugiere al oído con su bella voz aterciopelada.

Ella mira a un lado a ver si ha acaparando la atención y avergonzado a su jefe, aunque la verdad poco le importa el cuestionamiento de la gente, está sumamente feliz que nada podrá arruinar su felicidad.

Entran en el hotel y van directo a recepción donde le entregan dos tarjetas a Ramsés y un botones se apresura a tomar sus equipajes.

Ahora caminan hasta el elevador de vidrio y suben 8 pisos.

Ramsés la ve de reojo y se maravilla en su nivel de felicidad y de asombro. Parece una niña descubriendo el mundo.

Impresionable y hermosa- la describe mentalmente.

Salen del elevador hacia un pasillo largo, alfombrado, cuadros en las paredes, flores artificiales, pintado en color neutro topándose con personas que visten de manera elegante.

Llegan a la habitación 105 y el le indica.

- Sera tu habitación, yo estaré en la siguiente.

- Okey, me dice como funciona esto-pregunta refiriéndose a la tarjeta llave.

Ramsés le quita la tarjeta y abre por ella y luego se despide.

- Date un baño, ponte un vestido de los que te compre y te espero en 2 horas en mi habitación.

- Como usted diga Jefe- acuerda como un silbido feliz.

El ladea su cabeza descolocado siempre por su trato tan informal.

 

A las 2 horas Fiorella toca la puerta de Ramsés quien le abre con una bata de hotel, el cabello escurriendo agua y más guapo que nunca.

- ¿Te gusta lo que ves?- bromeo el cuándo era tan notorio que se quedó en shock.

Fiorella se despabila y entra.

- Dígame en que le puedo servir.

Ramsés se toma unos segundos para detallar a Fiorella con ese vestido color mostaza que le queda muy bien, sin embargo aún debe subir mucho de peso. Lo más probable es que la confundan con alguna modelo anoréxica.

- Te daré algunas indicaciones pero antes vamos a comer, subiré a vestirme, a menos...- una sonrisa malvada se dibujó y añadió- quieras venir a ayudarme.

- Creo que es lo suficiente grandecito para poder vestirse solo-bufa indignada.

- Bien, tú te lo pierdes- revira el francamente divertido.

Está descubriendo que su nuevo placer es mortificar a su asistente.

Tan pronto Ramsés subió suspiro profundo a punto de una catálisis.

Ramsés baja a los 10 minutos con su camisa blanca a medio abotonar y trae consigo dos corbatas para preguntar.

- ¿Escoge Marchetti?

- Sin duda la gris-responde con seguridad.

Ramsés le estira la corbata y es obvio que quiere que ella se lo ponga.

Por Dios esto si no está contemplado en su contrato laboral

Pero al hacerlo descubre que no es para nada algo obligado o desagradable, resulta muy placentero ayudar a vestir a este hombre, que se mantiene relajado mientras ella pasa la corbata por su cuello y procede a anudarla.

Ramsés no despega su mirada de las manos que tienen un ligero temblor

- Marchetti te pongo nerviosa-pregunta solo para fastidiarla

Intenta decir algo pero calla y el comprueba que ciertamente el la pone nerviosa y eso lo complace más de lo que debería.

Su cuerpo se tensa y esa área particular de su anatomía resulta dolorosa producto de la cercanía y de este grado de intimidad.

- Listo- anuncia ella casi sin aire-Quiere que le ayude con su saco.

- No, yo puedo solo-responde rápidamente.

Luego de ponerse su saco le ordena:

- Vamos no hare esperar a Pamela y Devon

Saliendo al pasillo ella pregunta

- ¿Quiénes son Pamela y Devon?

- Te dije que vendríamos al aniversario de unos amigos, son ellos, nos esperan para cenar

- ¡Nos esperan!- grita.

En todo caso lo esperan a él, no es una cena de trabajo y nada por el estilo, así que no entiende porque ella debe ir.

- Les dije que llevaría a mi asistente, no me confió mucho en dejarte sola, capaz y te vas a la cama sin comer.

Desde cuando era su médico para supervisar su régimen alimenticio.

Pero que detallazo que la cuide así.

Sin embargo ahora se siente cohibida, pues no es que sala a cenar a muchos sitios elegantes.

- Preferiría no ir-le dice totalmente mortificada.

- Iras-replicar el.

Es una orden irrefutable por lo que se deja guiar al elevador sin chistar.

Entran al ascensor y luego de marcar el prácticamente la acorralarla contra la pared metálica y notar su cara compungida le pregunta

- Suéltalo, ¿que pasa?.

Ella suspira profundo y el detalla esos ojos llenos de mortificación que le producen ternura.

- Me sentiré incomoda en un sitio elegante, no sabría usar la cubertería, solo te causare bochorno.

- Reglas de etiqueta-señala- relájate mis amigos no son para nada unos snob, te sentirás cómodo con ellos, te lo aseguro.

- Okey-acuerda tragando seco.

Ramsés a estas alturas ya cree que si le pide a Fiorella se lance a un precipicio lo hará.

Tan agradecida esta o tan sumisa y complaciente puede llegar a ser.

No sabe cómo digerir lo que esas dos expresiones le producen.

 

Fiorella confirma lo que su jefe le ha dicho, pues ya instalados en el restaurante con esta pareja se da cuenta que son personas sencillas y como dijo Ramsés para nada snob.

Mientras los amigos hablan asuntos de negocios, Pamela intenta entablar una conversación de chicas pero Fiorella se mantiene hermética dándose cuenta que su jefe la observa o más bien la vigila.

Al momento de pedir la carta Ramsés fue quien eligió por ella.

Pero cuando ponen toda la cubertería de plata y cristal, platos con porciones diminutas pero emplatadas de manera hermosa



#2493 en Novela romántica

En el texto hay: jefe, asistente, ogros

Editado: 28.11.2022

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