Rey Malvado

CAPITULO 38 NADA PASO ANOCHE

Fiorella entro en la oficina y de una, despotrico contra su jefe.
—Mentiroso, no me envió con una amiga, usted me llevo, me desnudo y…
Ramsés todo parsimonioso le dirigió una mirada pesarosa notando sus mejillas teñidas de color aunado a que no lo tuteaba significaba que estaba muy enojada.
—Ni sueñes, que no pasó nada más, vomitaste y apestabas-le soltó sin nada de sutileza.
Ahora su rostro asemejaba al de un tomate cuando la furia de ella iba en crecento y el completamente divertido. Como le encantaba verla mortificada.
—Me metiste bajo la ducha, me enjabonaste- cuestiono.
—Un simple gracias bastaría- le dice el muy malvado usando toda su artillería para cambiar la situación a su favor y ciertamente debía reconocer que Ramsés nuevamente se portó como el que siempre salía en su auxilio, quien la cuidaba, recuerda vagamente hacer despertado en sus brazos y obviamente sabe que nada paso, porque él jamás se aprovecharía de ella de ese modo, además no era su tipo-se recordó de manera triste.
—¿Cuándo te fuiste?
—Al despuntar la mañana cuando me cerciore estabas bien.
Quedo nuevamente desarmada ante sus gestos tiernos.
—Yo…
—Ahora me traes mi café- le ordeno.
—Enseguida Jefe-acordó diligente y ansiosa por complacer a su jefe  que cuando queria se pasaba de lindo y tierno. Le encantaba que cuidara de ella.

La mañana paso relativamente rápida, Ramsés encerrado poniéndose al día con el trabajo y ella pendiente de él, a media mañana fue a Starbucks de la esquina y le trajo su café látex y bollito de canela y luego él le encomendó supervisar la sesión de fotos para la portada de ese mes de Carísima y ella se sentía en las nubes por la confianza que le profesaba al darle esta mision.

Cuando iba caminando por el pasillo se topó con Sharon quien tenía cara de cuestionamiento y obviamente la estaba esperando y la tomo del brazo para meterse en el elevador y enseguida la increpo:
—Fiorella Marchetti me responderás, porque cuando llegue al apartamento y me asome a tu cuarto, estabas durmiendo muy abrazada al jefe ¿Qué paso?
Fiorella marca 1er piso y le revira:
—Eres tan buena amiga que en principio dejaste que me llevara y yo totalmente borracha
—¡Miedo ahora Fio!, matas al tigre y ahora le tienes miedo al cuero- le dice en son de burla.
—Tu y tus expresiones venezolanas- la revira furiosa y a la vez sabiendo que jamas podra molestarse con ella del todo.  Pues Sharon mas que su amiga del alma le haboia demostrado ser su amiga de corazon. Real y verdadera.
—Mi amiga María de La Cruz Buenavista me ha pulido en el tema- señala con orgullo
—Y cuando entraste a la habitación no se te ocurrió preguntar y si se aprovechó de mí-insistió Fiorella.
Sharon puso cara de maliciosa imaginando tal acontecimiento que más le resultaba buenísimo.  Ya era tiempo que su amiga tuviera sexo y aunque Ramsés Masseratti no era santo de su devoción, si sabía de los sentimientos profundos que su amiga tenía por él.

Por lo que subrayo:
—Para empezar los dos dormían plácidamente y abrazaditos, y parecían más bien una parejita después de haber hecho el amor.
Las mejillas de Fiorella se tiñeron de rojo fuego y salió a la defensiva:
—Sharon no pasó nada.

Las puertas del elevador se abrieron y salieron al pasillo de Marketing siendo un ambiente que Fiorella amaba, este ambiente bohemio y donde los creativos creaban las mejores ideas. Le encantaría pasar más tiempo aquí pero su jefe le había asignado una oficina junto a él, bueno eso también tenía otros beneficios, y era estar cada vez más cerca de él.


Sharon  se dirigió al stand seguida de Fiorella y una vez allí puntualizo:
—No sé si alégrame o entristecerme- yo creo que ya es tiempo que tengas sexo con alguien, con quien sea aunque sea el rey malvado.

Fiorella la mato con la mirada ante su comentario, pero lo dejaría pasar para no ponerse en evidencia.
—Vamos a almorzar y me contaras con pelos y señales todo lo que paso anoche-propuso-  y como mi jefe apareció allí para autodenominarse mi salvador.
—Termino de entregar una correspondencia y nos vamos-acordó Sharon con una sonrisa
—Okey iré a avisarle al jefe que saldré a comer.
—¡Le avisas o pides permiso!- le pregunta de manera capciosa y ante la mirada furibunda de su amiga aclaro-No me culpes pero parecen novios, pero sin el título, tu cuidas de él, el cuida de ti, y ya hace tiempo que no le conozco alguna noviecita
—Él no tiene novia, tiene amantes- aclaro en tono carraspero- En fin nos vemos en un rato.


Fiorella se dirigió a la oficina de Ramsés, pensando en lo dicho por su amiga, ¡Novios! Ya quisiera ella, en cuanto al sexo, si bien es cierto que su experiencia en ese sentido no era digna de acordarse, hasta el  punto de llegar a aborrecer y pensar que moriría practicando el celibato, desde que conoció a Ramsés experimentaba algunas sensaciones en su cuerpo que la hacían desear muchas cosas inimaginables, experimentaba unos calores apoteósicos y sueños húmedos.

Al detenerse frente a la puerta se detuvo para respirar profundo y controlar  las mil mariposas que revoloteaban en su vientre cuando estar cerca de Ramsés siempre producía esta reacción y miles mas.
Lo encontró tras una maraña de papeles y trabajando en su laptop.
—Vine a avisarle que ya me voy a almorzar-anuncio y pregunto- ¿usted no lo hará?
Ramsés le miro cuestionador y recordó:
—¿Que dijimos al estar solo? Que me tutearías, o aun sigues enojada.
Enojada con este muñeco, era algo imposible, al menos por mucho tiempo.
— Okey, ¿tú no lo harás?
Complacido  respondió:
—No tengo hambre y mucho que hacer aquí, descuida Marchetti ve a comer.
—Okey regresare en una hora

Fiorella salió de la oficina y fue ahora en busca de su amiga y en la siguiente hora como se lo había pedido, le contaría con pelos y señales todo lo que había pasado en la Discoteca y sus lagunas mentales fueron disipadas.



#2475 en Novela romántica

En el texto hay: jefe, asistente, ogros

Editado: 28.11.2022

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